Entre el antijuda¨ªsmo y el antisemitismo
Benzion Netanyahu, historiador jud¨ªo residente en Estados Unidos, ha escrito, entre otros trabajos, dos extensos vol¨²menes sobre los conversos espa?oles: Los marranos espa?oles seg¨²n las fuentes hebreas de la ¨¦poca (siglos XIV-XVI) y Los or¨ªgenes de la Inquisici¨®n en la Espa?a del siglo XV. A ellos se une ahora una ¨²ltima entrega que constituye como una tercera hoja de un tr¨ªptico perfectamente homog¨¦neo: se trata de una colecci¨®n de art¨ªculos donde vuelve a discutir las conclusiones generales de sus libros anteriores, en abierta pol¨¦mica con algunos de los nombres mayores de la historiograf¨ªa espa?ola del siglo XX, desde Marcelino Men¨¦ndez Pelayo a Antonio Dom¨ªnguez Ortiz, pasando por Am¨¦rico Castro y Claudio S¨¢nchez-Albornoz.
DE LA ANARQU?A A LA INQUISICI?N. Estudios sobre los conversos en Espa?a durante la Baja Edad Media
Benzion Netanyahu
Traducci¨®n de Ciriaco
Mor¨®n Arroyo
La Esfera de los Libros
Madrid, 2005
286 p¨¢ginas. 29 euros
En las tres obras considera-
das, el autor plantea una misma y radical revisi¨®n del motivo de la creaci¨®n del Santo Oficio y de la persecuci¨®n inquisitorial contra los conversos, que (para decirlo brevemente) rezar¨ªa as¨ª: la hostilidad desatada contra los jud¨ªos en la Espa?a bajomedieval llev¨® a la conversi¨®n al cristianismo de muchos de ellos, de modo que cuando se produjo la expulsi¨®n en 1492 la inmensa mayor parte de los que se quedaron eran ya cristianos sinceros deseosos de una completa integraci¨®n, por lo que el Santo Oficio actu¨® contra ellos no movido por el prop¨®sito (religioso) de desenmascarar a los criptojud¨ªos, sino por el objetivo (racista) de aniquilar a un grupo odiado como cuerpo extra?o a la comunidad cristianovieja.
Los estudios de Benzion Netanyahu han reabierto as¨ª el debate sobre la Inquisici¨®n y han ayudado a plantearlos en t¨¦rminos muy n¨ªtidos, acentuando la dicotom¨ªa entre dos posiciones, la de aquellos que defienden, para la creaci¨®n del Santo Oficio, causas estrictamente religiosas y la de los que descubren debajo de esa envoltura mixtificadora una motivaci¨®n extrarreligiosa, de contenido racista. Dejando aparte otras cuestiones, de fuerte trasfondo ideol¨®gico y poco resolubles a partir de los datos ofrecidos por los historiadores, como la justificaci¨®n de la Inquisici¨®n por la conservaci¨®n de la pureza de la fe cristiana (asumida por el catolicismo integrista en la senda de Men¨¦ndez Pelayo) frente a la consideraci¨®n del aparato inquisitorial como una aberraci¨®n opuesta de modo radical al esp¨ªritu cristiano (tal como lo sintieron muchos de los representantes del humanismo o del pensamiento ilustrado), lo que se dilucida ahora es si la Inquisici¨®n, y con ella la mayor¨ªa de la poblaci¨®n cristianovieja, practic¨® el antijuda¨ªsmo o el antisemitismo.
En una reciente y brillante s¨ªntesis (Los jud¨ªos en Espa?a, editorial Marcial Pons), el hispanista Joseph P¨¦rez ha defendido la opci¨®n del antijuda¨ªsmo, de los motivos religiosos, en virtud del fervor cristiano de los Reyes Cat¨®licos, que llevaba aparejado la necesidad de combatir la amenaza del criptojuda¨ªsmo, y tambi¨¦n en virtud de la tendencia de las nuevas monarqu¨ªas absolutas a convertirse en estados confesionales debeladores de la disidencia doctrinal. En este esquema, los criptojud¨ªos desde luego existen, algo que no ha negado ning¨²n estudioso del tema, sin que importe que su n¨²mero real (minimizado por el historiador jud¨ªo) est¨¦ por debajo de la percepci¨®n subjetiva de los cristianoviejos, presos de una psicosis conspirativa que multiplica el n¨²mero de los enemigos de la fe.
El punto d¨¦bil de esta argumentaci¨®n ser¨¢ siempre, sin embargo, la implantaci¨®n de los estatutos de limpieza de sangre, la discriminaci¨®n sistem¨¢tica ejercida contra individuos que, al margen de su pr¨¢ctica religiosa cristiana, p¨²blica y manifiesta, ser¨¢n excluidos en raz¨®n de sus or¨ªgenes jud¨ªos, lo cual no puede sino ser considerado como una manifestaci¨®n de antisemitismo. As¨ª, si la cultura de la limpieza de sangre entra en la Inquisici¨®n desde sus mismos comienzos, necesariamente hay que dar a Netanyahu su parte de raz¨®n.
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