La cena del fin del mundo
Se conoce que la alcald¨ªa de Alicante tiene muy atribulados a los populares: no saben c¨®mo meterle el diente. Pero tambi¨¦n se conoce que su conquista dar¨¢ la hegemon¨ªa a una de las dos familias enfrentadas. Para marcar el territorio, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente provincial del PP, convoc¨® a los militantes alicantinos a un acto multitudinario, con cena incluida y el campismo ausente. Las pepsinas no solo estimulan la digesti¨®n, sino que afilan la lengua y el artificio de los pol¨ªticos. Si el pretexto de la convenci¨®n era un reconocimiento a los 140 presidente elegidos en el proceso de renovaci¨®n de las juntas locales, el aviso al Palau no ofrec¨ªa dudas: Estos son mis poderes. Los zaplanistas han puesto, sobre mesa y mantel, las credenciales que los fortifica para la negociaci¨®n de las candidaturas. Pero es precisamente en esa negociaci¨®n donde puede montarse un buen tinglado, y no solo con el sector rival, sino en sus propias filas. Julio de Espa?a no se resigna a perder la oportunidad de presidir el Ayuntamiento alicantino: el sill¨®n de la alcald¨ªa le tira lo suyo. Y aunque en el acto del viernes se mostr¨® sumiso a las severas advertencias de Ripoll, es muy probable que no renuncie en lo porvenir a sus tentaciones. De manera que Julio de Espa?a, con disciplina, dej¨® a un lado sus deseos de anunciarse a la concurrencia, como potencial candidato, e hizo, en su presentaci¨®n de Eduardo Zaplana, un elogio encendido y con ciertas reminiscencias caudillistas: el actual portavoz del PP en el Congreso de los Diputados es -afirm¨® De Espa?a- quien ha dado a la Comunidad Valenciana "los diez a?os de m¨¢s bienestar", que a alguien, seg¨²n le sopl¨® al cronista, le son¨® a aquello de "los 25 a?os de paz". Ya ven, cosas de las pepsinas, de la digesti¨®n o de la nostalgia. Aparte del presidente de las Cortes Valencianas, se barajan otras alternativas, entre los zaplanistas, para encabezar la candidatura al Ayuntamiento de Alicante. Alternativas entre las que se cuenta el propio Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll -quiz¨¢, dicen, muy a su pesar- o la diputada Macarena Montesinos. Algunas fuentes del propio PP, apuntan a esta ¨²ltima como m¨¢s probable: es mujer, joven y con una imagen fiable de renovaci¨®n. En este sentido, se sustancia la posibilidad de que los dem¨¢s aspirantes renuncien en su favor. Por supuesto, el sector del presidente de la Generalitat Francisco Camps lo tiene m¨¢s claro: Luis D¨ªaz Alperi es quien debe encabezar la lista y revalidar su condici¨®n de alcalde en los comicios de 2007. Y para justificar su decidido apoyo no solo apel¨® a la mayor¨ªa absoluta que ha logrado en sucesivas elecciones, sino que ech¨® mano a una encuesta, seg¨²n la cual D¨ªaz Alperi obtendr¨ªa dos esca?os m¨¢s que en las anteriores. Optimismo fr¨¢gil, el de Camps, frente a una ciudadan¨ªa que se muestra en abierta disconformidad con la gesti¨®n municipal y particularmente urban¨ªstica del actual alcalde, y, por otra parte, juega en terreno contrario, casi en su totalidad ocupado por los incondicionales de Zaplana. La cena organizada por Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll ha consumado la ruptura definitiva entre ambos sectores de la derecha. Es el fin del mundo popularmente provinciano.
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