California suspende una ejecuci¨®n al negarse dos m¨¦dicos a participar
Los anestesistas deb¨ªan evitar el sufrimiento del condenado a muerte
Michael Morales deb¨ªa morir con una inyecci¨®n letal a las 00.01 del martes (9.01, en la Espa?a peninsular) en la prisi¨®n estatal de San Quint¨ªn, en la Bah¨ªa de San Francisco (California). Pero su ejecuci¨®n se aplaz¨® cuando los anestesistas que deb¨ªan asistirle para minimizar el sufrimiento que provoca la dosis letal de medicamentos se negaron en redondo a supervisarla por "motivos ¨¦ticos".
"Aunque contempl¨¢bamos un papel positivo que podr¨ªa permitirnos verificar un protocolo humano de ejecuci¨®n para el se?or Morales, lo que se nos pide es ¨¦ticamente inaceptable para nosotros", dijeron los m¨¦dicos anestesistas, sin identificar, en un comunicado le¨ªdo por el portavoz de la c¨¢rcel, Vernell Crittendon. Es la primera vez que esto sucede en California desde la reinstauraci¨®n de la pena de muerte en EE UU en 1976.
La semana pasada, los abogados de Morales, 46 a?os, convicto por la violaci¨®n y asesinato de una joven de 17 a?os en 1981, alegaron que el uso de la inyecci¨®n letal era "cruel" y un castigo "excepcional" que violaba la Octava Enmienda de la Constituci¨®n. Jeremy Fogel, juez de Distrito, orden¨® entonces a los funcionarios de la prisi¨®n que alterasen la composici¨®n de los productos qu¨ªmicos letales usados en la inyecci¨®n o que permitiesen la presencia de expertos m¨¦dicos que asegurasen que no se inflig¨ªa un dolor "innecesario" durante la ejecuci¨®n.
El juez Fogel expres¨® su preocupaci¨®n: dos de los tres compuestos qu¨ªmicos usados en California en las inyecciones letales, y que deben causar la muerte en un minuto, a veces tardan hasta 45 minutos en detener el coraz¨®n del condenado. El Estado de California consider¨® que la soluci¨®n era que un anestesista, no identificado, asistiera a la ejecuci¨®n. Un segundo anestesista sustituto deb¨ªa ser nombrado en caso de que el titular fallase.
La presidenta del Consejo de Asuntos ?ticos y Judiciales de Medicina, la doctora Priscylla Ray, conden¨® la sentencia que requer¨ªa la presencia de anestesistas. "El juicio de un m¨¦dico para otro fin que no sea mejorar la salud o el bienestar individual mina el fundamento ¨¦tico b¨¢sico de la medicina: no herir", dijo Ray a trav¨¦s de un comunicado. "Exigir que los m¨¦dicos est¨¦n presentes en las ejecuciones viola su juramento de salvar vidas".
A Morales le dieron ayer otra hora para su muerte: las 19.30 (4.30 de la madrugada de hoy en Espa?a). Seg¨²n un parte oficial de la prisi¨®n de San Quint¨ªn, en su ejecuci¨®n se emplear¨¢ una dosis fatal de barbit¨²ricos en lugar de la inyecci¨®n de tres compuestos qu¨ªmicos que se usa en California y en otros 35 Estados de la Uni¨®n y que viola la Octava Enmienda, que proh¨ªbe los castigos crueles.
Su orden de ejecuci¨®n expiraba a las 23.59 horas de ayer martes (8.59 de hoy en la Espa?a peninsular). Si Morales no es ejecutado antes de esa hora, se har¨¢ necesario retomar la sentencia judicial en la que fue condenado a muerte en 1983 para que se dicte otra orden. Y parece que ser¨ªa dif¨ªcil encontrar otra fecha para su ejecuci¨®n. El juez que en su momento dict¨® la m¨¢xima pena para Morales, Charles McGrath, se ha unido a los que solicitan clemencia al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, para el preso. McGrath ha expresado sus dudas por la credibilidad de un testigo cuyo testimonio fue determinante para la condena a muerte. El juez tendr¨ªa 60 d¨ªas para una nueva orden.
Morales admite la culpabilidad del crimen que hace m¨¢s de veinte a?os le llev¨® al corredor de la muerte. En la petici¨®n de clemencia solicitada -y denegada- al gobernador Schwarzenegger, Morales alega que cuando viol¨® y asesin¨® a Terri Winchell estaba bajo los efectos de drogas y alcohol. Cuando ayer se le comunic¨® que su sentencia iba a ser retrasada, "no se inmut¨®", inform¨® a Associated Press el portavoz de la penitenciar¨ªa. Sin embargo, los familiares de Winchell mostraron su frustraci¨®n. "Hab¨ªa mucha preocupaci¨®n y las caras de los partidarios de la muerte de Morales expresaban rabia por el hecho de que el condenado no vaya a sufrir", relat¨® Crittendon.
En la ma?ana del lunes, parec¨ªa que las opciones de Morales se agotaban cuando el Tribunal Supremo de EE UU rechazaba revocar la condena de muerte y cuando Schwarzenegger denegaba la clemencia por segunda vez. California ha ejecutado a 14 personas desde que se reinstaur¨® la pena capital en 1976.
Cinco formas de morir
El Centro para la Abolici¨®n de la Pena de Muerte de Estados Unidos recoge cinco m¨¦todos para la ejecuci¨®n de la pena capital. La m¨¢s frecuente es la inyecci¨®n letal, que se aplica en 35 de los 38 Estados en que est¨¢ vigente desde que el Tribunal Supremo reinstaurase la pena m¨¢xima en 1976 (Doce Estados la abolieron de sus sistemas legales). La electrocuci¨®n se utiliza en diez, y es el ¨²nico m¨¦todo permitido en Nebraska. La c¨¢mara de gas es el castigo empleado en cinco Estados, todos los cuales tienen como alternativa la inyecci¨®n letal. S¨®lo en New Hampshire y en el Estado de Washington se utiliza la horca. El pelot¨®n de fusilamiento est¨¢ a¨²n vigente en Idaho y Oklahoma.
"De la horca a la silla el¨¦ctrica y de ah¨ª a la inyecci¨®n letal: ?cu¨¢nto m¨¢s van a disfrazarlo? Y cuanto m¨¢s lo disfrazan, m¨¢s feo es", declaraba a finales de los a?os noventa Scott Blystone, un condenado en el corredor de la muerte en en Estado de Pensilvania.
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