El 'Rambo' turco triunfa en Alemania
Una pel¨ªcula sobre el conflicto de Irak, plagada de ataques contra EE UU y detalles antisemitas, desata la pol¨¦mica
La pel¨ªcula m¨¢s cara de la historia de Turqu¨ªa, titulada El valle de los lobos, que se proyecta en idioma original y con subt¨ªtulos, plagada de burdos ataques contra Estados Unidos y con detalles antisemitas, encandila en Alemania a miles de ciudadanos de origen turco de todas las edades y sexos. La pol¨¦mica est¨¢ servida.
Coinciden en la cr¨ªtica negativa desde dirigentes del partido ecopacifista Los Verdes hasta los derechistas de la Uni¨®n Socialcristiana (CSU) de Baviera. El primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber, y dirigentes de la comunidad jud¨ªa alemana apelan a los propietarios de salas de cine a que retiren la pel¨ªcula de la cartelera.
Se estima que unos 200.000 de los dos millones de turcos residentes en Alemania han visto la pel¨ªcula en los primeros 10 d¨ªas de exhibici¨®n. El valle de los lobos est¨¢ llamada sin duda a entrar en la lista de los mayores bodrios de la historia del cine, pero lleva camino de convertirse en un gran ¨¦xito de p¨²blico y de recuperar pronto los 8,4 millones de euros que cost¨® su producci¨®n.
La acci¨®n se desarrolla en Irak y parte de un incidente real, ocurrido el 4 de julio de 2003, en el norte del pa¨ªs, cuando un grupo de soldados norteamericanos detuvo de forma humillante a una docena de oficiales del espionaje militar turcos en Suleimaniya y Kirkuk.
Un agente turco y otros tres acompa?antes, unos Rambo en versi¨®n otomana, se dedican a combatir a unos soldados de EE UU mal¨ªsimos y capaces de todas las canalladas imaginables.
Para completar la historia, un m¨¦dico jud¨ªo se dedica a arrancar ¨®rganos a los heridos que luego env¨ªa a Nueva York, Londres o Tel Aviv. Esta especie de Mengele jud¨ªo se queja a un militar norteamericano de que le traiga cad¨¢veres, en vez de heridos, para la extracci¨®n de ¨®rganos. No falta en la pel¨ªcula una recreaci¨®n de los sucesos en la c¨¢rcel de Abu Graib ni hasta la presencia de un jeque bueno que impide la decapitaci¨®n de un periodista.
Con todos estos ingredientes la pel¨ªcula llena los cines en Alemania de un p¨²blico turco en su casi absoluta mayor¨ªa. Mujeres mayores con velo en la cabeza, chicas j¨®venes, hombres maduros y muchos j¨®venes. En el barrio berlin¨¦s de Neuk?lln, donde reside gran n¨²mero de turcos, el pasado lunes el cine de unas galer¨ªas comerciales con capacidad para 520 localidades estaba casi lleno.
En la entrada, unas adolescentes insultaban y llamaban "tonto" al vendedor de entradas, que se negaba a vend¨¦rselas por considerarlas menores de 16 a?os, la edad m¨ªnima permitida para presenciar la org¨ªa de sangre y matanzas de El valle de los lobos.
Algunas cr¨®nicas period¨ªsticas relatan que se producen gritos de j¨²bilo durante la proyecci¨®n. No ocurri¨® as¨ª en la sesi¨®n a la que asisti¨® el corresponsal de este diario, pero la lucha de civilizaciones resultaba palpable a la salida del cine. La mayor¨ªa de los asistentes interrogados se manifestaban entusiasmados con la pel¨ªcula. La frase m¨¢s repetida era: "Ya era hora de que se mostrase la realidad".
En un club de cultura turco cercano al cine Muhammed, un joven de 20 a?os que ha visto la pel¨ªcula dos veces, explica en alem¨¢n sin el menor acento: "En Turqu¨ªa, cuando emiten la serie
[en la que se basa la pel¨ªcula] no hay nadie en la calle. Todo el mundo la ve. El protagonista es muy popular, tambi¨¦n aqu¨ª entre los turcos. La pel¨ªcula me ha gustado, porque trata hechos reales, y lo hace de una forma cruda. Presenta la verdadera cara de los americanos".
No comparte esta opini¨®n el eurodiputado de Los Verdes de origen turco Cem ?zdemir, quien afirma en un art¨ªculo publicado en el diario digital Spiegel Online: "El que produce semejante pel¨ªcula no s¨®lo quiere entretener, sino que calcula con alimentar posiciones racistas y dificulta el di¨¢logo". El primer ministro b¨¢varo pide que el Gobierno turco se pronuncie contra la pel¨ªcula por propagar el odio y la desconfianza hacia Occidente.
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