Un juego para ponerle mente
Los escritores, se dice, escriben los libros que necesitan escribir: los divulgadores, los que quieren leer. Diego Rasskin Gutman, bi¨®logo y, en la actualidad, investigador del Salk Institute, en California (Estados Unidos), cumple a la perfecci¨®n con esta premisa: "He querido conjugar en un solo volumen aquellas ideas, elementos, hechos, visiones y sorpresas que me hubiese encantado encontrar en alguna librer¨ªa hace ya m¨¢s de veinte a?os".
El ajedrez es, en s¨ª mismo,
MET?FORAS DE AJEDREZ. La mente humana y la inteligencia artificial
Diego Rasskin Gutman
Editorial La Casa del Ajedrez Madrid, 2005
219 p¨¢ginas. 20,50 euros
una met¨¢fora inagotable. La vida, la guerra, el di¨¢logo, las relaciones internacionales... todo est¨¢ entre las 64 casillas del tablero, aunque, como dec¨ªa el premio Nobel de Literatura Bor¨ªs Pasternak, "el ajedrez no es como la vida... ?tiene reglas!". Esas reglas, esa l¨®gica basada en relaciones establecidas, es lo que ha hecho de este juego algo a mitad de camino entre la ciencia y el arte. Y, desde luego, un arc¨®n infinito de met¨¢foras, entre ellas la que pone en pie este trabajo, el nexo entre la mente humana y la inteligencia artificial.
A lo largo de este libro Rasskin
pasa revista a lo que sabemos del cerebro, a su estructura y a sus funciones, a las diferencias entre cerebro y mente y a sus maneras de funcionar, incluidas la conciencia, la inteligencia y las emociones. Y de ah¨ª salta a la inteligencia artificial, a la que se llega tanto desde el an¨¢lisis de la curiosidad humana que la busca como a trav¨¦s de un repaso de su historia, real y literaria. Y, finalmente, el ajedrez.
Aconseja el autor en el prefacio que quien no sea conocedor del mundo del ajedrez puede, y debe, empezar por las explicaciones que est¨¢n al final del libro. En efecto, no es casual que la editorial que ha publicado este trabajo se llame La Casa del Ajedrez, porque casi por todas las p¨¢ginas del libro aparecen peones, damas, caballos y alfiles; pero, a poco que ponga el lector de su parte, encontrar¨¢ satisfecho su atrevimiento. El ajedrez, la excusa del libro, est¨¢ presente a lo largo de toda la obra, pero lo est¨¢ de manera que no resulta trivial para los especialistas, ni tampoco cansina para los lectores menos avezados en este juego.
Un juego que, como recuerda el autor, ha conquistado a casi todos los que han pensado sobre la inteligencia artificial y a muchos que lo han hecho sobre la inteligencia a secas. Entre otros, a Santiago Ram¨®n y Cajal, de quien, por cierto, este a?o se cumple el centenario de la concesi¨®n del Nobel. Cajal jug¨® bastante al ajedrez y, durante su ¨¦poca de Barcelona, hacia 1888, el juego se convirti¨® en una obsesi¨®n tal para ¨¦l que lo define en sus memorias como una actividad en la que "si no se pierde dinero, se pierde tiempo y cerebro, que valen infinitamente m¨¢s. Y se despolariza nuestra voluntad, que corre por cauces extraviados".
Pero este juicio cr¨ªtico se deb¨ªa a que, orgulloso, no pod¨ªa soportar perder partidas, as¨ª que por las noches so?aba con ellas y se despertaba ba?ado en sudor y lament¨¢ndose por no haber visto la jugada correcta. Finalmente, se prepar¨® a conciencia y logr¨®, durante varios d¨ªas seguidos, derrotar a sus competidores y poder abandonar como un campe¨®n el campo de batalla que le extenuaba: "Gracias a mi ardid psicol¨®gico, emancip¨¦ mi modesto intelecto, secuestrado por tan rudas y est¨¦riles porf¨ªas, y pude consagrarle, plena y serenamente, al noble culto de la ciencia".
En esta ocasi¨®n, un cultivador de la ciencia dedica su intelecto al noble ejercicio de la divulgaci¨®n cient¨ªfica y, gracias al ajedrez y a sus met¨¢foras, nos permite un entretenido viaje al apasionante mundo del ¨®rgano de este juego, que no son las manos sino el cerebro.
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