SOS para los galgos que van a morir
Lo s¨¦. S¨¦ que el mundo hierve y que las noticias nos llegan con el color agrio del conflicto y la pol¨¦mica. En estas circunstancias revueltas, ?no es un lujo perder un espacio privilegiado de opini¨®n hablando de galgos y sus muchas desgracias? As¨ª me lo dec¨ªan algunos amigos que me quieren la ¨²ltima vez que les habl¨¦ de animales, bestias humanas y su gusto por la tortura. Y sin embargo, no ten¨ªan raz¨®n. Nadie puede aspirar a salvar el Amazonas si no se conmueve por el fr¨¢gil equilibro del jard¨ªn de su casa. Y por mucho que nos motiven los horizontes lejanos a los que aspiramos, la sensibilidad no es un sentimiento en la larga distancia. El sufrimiento cercano, la violencia gratuita, son dagas que hieren en lo m¨¢s profundo, y uno no puede ni debe jerarquizar su sensibilidad, como si la pudiera sentir de forma selectiva. Me conmueve el dolor ajeno, y s¨ª, incluyo en el dolor ajeno a esos humanos peludos que nos acompa?an, con lealtad inmerecida, por el tortuoso camino planetario.
El dolor ajeno, hoy, tiene una figura estilizada, una mirada vivaz, un sentido agudo de la fidelidad y un miedo profundo. No es un galgo, sino cientos, y su ¨²ltima noticia negra es el futuro incierto que les espera. Ha cerrado el ¨²ltimo can¨®dromo que exist¨ªa en Espa?a, el can¨®dromo de la Meridiana, donde 700 galgos dejaban su piel para que unos cuantos hombres de bien se forraran con su vida al galope. Una vida, la de estos animales dedicados s¨®lo a correr, sin otro espacio que la jaula que los encierra y el incentivo de pl¨¢stico que los impulsa a la carrera. Obligados a darlo todo hasta que no pueden dar nada m¨¢s, nunca tienen una segunda oportunidad, m¨¢s all¨¢ de formar parte de las jaur¨ªas de caza que los usan, y despu¨¦s los tiran por los montes de Espa?a. Por dar un solo dato, dar¨¦ el m¨¢s terrible: el galgo es el perro torturado y muerto con m¨¢s frecuencia en nuestro pa¨ªs. Se torturan alrededor de 50.000 al a?o. ?C¨®mo? Aparte de la vida en condiciones deplorables que padec¨ªan en el can¨®dromo de Barcelona (denunciado permanentemente por la organizaci¨®n SOS Galgos), los galgos son vendidos a los cazadores, que los usan hasta que los consideran "sucios" y no sirven. Su final, a partir de ah¨ª, es siempre el mismo: atados a ¨¢rboles hasta que mueren de hambre y sed, ahorcados, tirados a pozos, etc¨¦tera. As¨ª explicaba su ¨²ltima experiencia una asociada a SOS Galgos: "Yendo en mi coche, cerca de Villaviciosa vi a un galgo en la carretera. Par¨¦ y, al acercarme, el animal reculaba. Se repiti¨® la escena hasta que entend¨ª que quer¨ªa que lo siguiera y as¨ª lo hice. Me llev¨® hasta un ¨¢rbol donde estaba atada una perra de su misma raza, casi ag¨®nica. El macho mord¨ªa la cuerda con desesperaci¨®n para intentar liberarla, y esa situaci¨®n deb¨ªa de durar d¨ªas. Pude salvar a la perra y me qued¨¦ con los dos". Este relato cruento es la cr¨®nica cotidiana del final de estos animales.
Ahora nadie sabe cu¨¢l ser¨¢ el destino de los 700 galgos del can¨®dromo de Barcelona, pero temer lo peor no es arriesgado. Sabemos, sin embargo, c¨®mo han vivido, en jaulas de un metro cuadrado toda su vida, con gallas en el cuerpo, sin casi dientes porque la glucosa que se les proporciona para que corran les destroza la dentadura y, siendo animales enormemente sensibles, acompa?ados siempre de una soledad profunda y de un miedo atroz. Resulta extraordinario contemplar c¨®mo animales que han vivido as¨ª seis, siete a?os de su vida, llegan a ser tan incre¨ªbles en su bondad cuando se les da la oportunidad de ser amados. Dicen los que luchan por ellos que son los mejores animales de compa?¨ªa que existen. Pero ?llegar¨¢n a tener esa oportunidad? De momento, los responsables del can¨®dromo afirman que los vender¨¢n al can¨®dromo de Casablanca, cuyas condiciones a¨²n deben de ser m¨¢s deplorables. Es decir, como no han tenido suficiente con explotarlos hasta el l¨ªmite de sus fuerzas, ahora que han cerrado pretenden mercadear con su vida un poquito m¨¢s. Y si no sirven, conocemos el final. Las organizaciones que trabajan activamente para darles una segunda oportunidad, y que ya han conseguido salvar a cientos de ellos desde que empezaron su lucha cuando se cerr¨® el can¨®dromo de la plaza de Espanya, piden que les permitan actuar. S¨®lo piden eso, poder salvar sus vidas, buscar familias que los acojan -generalmente en el extranjero, donde saben apreciar la bondad de estos animales- y otorgar un poco de amor a su profunda tristeza. Lo hacen por convicci¨®n, sin pr¨¢cticamente ayudas, ante la indiferencia de la mayor¨ªa de nosotros, con la pasividad m¨¢s absoluta de las administraciones, y sin embargo, lo consiguen. Los peque?os milagros, en forma de galgos que aprenden a confiar en los humanos, a jugar con ni?os, a subirse a un sof¨¢, a morir con un poco de dignidad, esos peque?os milagros representan fragmentos de belleza en este mundo s¨®rdido. Personas como Anna Clements, Albert Sord¨¦, Carmen Urbano y tantos otros dedican su tiempo y su esfuerzo para que la crueldad no triunfe completamente.
Apelar¨ªa, si me viera capaz, a la conciencia de los que tienen ahora a los 700 galgos del can¨®dromo. A sus due?os, que los han mantenido en situaci¨®n l¨ªmite para ganar unos euros. A las administraciones, que han permitido el abuso con total impunidad. A nosotros, que quiz¨¢ ni sab¨ªamos de la b¨¢rbara vida y muerte de estos animales. De vez en cuando existen esos raros momentos en que uno puede ara?ar algo parecido a la bondad. O como m¨ªnimo, puede acotar la maldad. ?ste es uno de ellos. Solo son 700 galgos que lo han dado todo por una vida de carrera. Est¨¢n mal, pero a¨²n podr¨ªan estar peor si nadie lo evita. Y sin embargo, ?qu¨¦ belleza cuando pueden amar y aprenden a ser amados! SOS Galgos los quiere ayudar. ?Vamos a impedirlo?
www.pilarrahola.com
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