Cuesti¨®n de l¨ªmites
En los pa¨ªses mediterr¨¢neos, a diferencia de los n¨®rdicos o anglosajones, gustan los jardines rec¨®nditos, apenas vistos a trav¨¦s de una cancela o evocados por el perfume de una enredadera. Los muros de construcci¨®n son ya una rareza demasiado costosa y van desapareciendo incluso en las urbanizaciones de lujo.
Ahora las parcelas se cierran con una simple tela met¨¢lica y el jard¨ªn se oculta tras un seto. Una barrera formada por una hilera de arbustos muy pr¨®ximos que, plantados en l¨ªnea, crecen entrelazando sus ramas y levantan un muro de vegetaci¨®n. Su altura oscila entre los 50 cent¨ªmetros y los tres metros. Los que no alcanzan ese m¨ªnimo son borduras o arriates; los que superan la m¨¢xima, pantallas o cortavientos.
Nacidos para proteger asentamientos y cosechas, los setos son tan antiguos como la agricultura. En el campo tambi¨¦n han representado una valiosa reserva de madera para la fabricaci¨®n de armas, herramientas y utensilios dom¨¦sticos. Son tambi¨¦n un eficaz aliado frente al ruido y el viento, actuando como un filtro que reduce su intensidad. Durante el Imperio Romano, recortados con precisi¨®n geom¨¦trica, adquirieron car¨¢cter decorativo. Desde entonces son un importante elemento estructural del jard¨ªn.
La plantaci¨®n de una l¨ªnea de seto. Requiere una cuidadosa planificaci¨®n. Hay que tener en cuenta diferentes factores: el clima (temperatura, humedad y fuerza del viento), las caracter¨ªsticas del suelo (composici¨®n, drenaje y pH), la altura deseada y el tiempo que tardar¨¢ la planta en desarrollarse.
Hay m¨¢s de un centenar de plantas apropiadas para la formaci¨®n de setos. Si el objetivo es levantar un aut¨¦ntico muro vegetal s¨®lido y tupido, lo m¨¢s adecuado es elegir un arbusto de hoja perenne que responda bien a la poda.
El tiempo desempe?a un papel contradictorio: por un lado, interesa que el seto crezca r¨¢pidamente para que empiece a cumplir su funci¨®n lo antes posible; por otro, lo deseable es que sea duradero y f¨¢cil de mantener. Las plantas longevas tienen un desarrollo m¨¢s lento (entre 30 y 40 cent¨ªmetros al a?o) y controlable; las de crecimiento r¨¢pido tienen una vida ef¨ªmera, pero intensa, y requieren podas dr¨¢sticas y frecuentes (de lo contrario llegan a ser invasoras). Entre las posibles soluciones, una es armarse de paciencia; otra, comprar plantas ya crecidas. Aunque ¨¦stas tienen precios m¨¢s elevados, su adquisici¨®n puede merecer la pena en determinados casos.
Plantaci¨®n y mantenimiento. Aunque el mejor periodo es el oto?o, las plantas que se venden en maceta pueden plantarse en cualquier ¨¦poca, excepto durante los d¨ªas m¨¢s calurosos del verano o los m¨¢s fr¨ªos del invierno. Las plantas en cepell¨®n son m¨¢s baratas, pero s¨®lo se deben plantar durante el periodo de letargo.
Una vez elegidas la ubicaci¨®n -limpio y liberado el lugar de escombros y malas hierbas- y las dimensiones del seto hay que cavar una zanja de 50 cent¨ªmetros de anchura por otros tantos de profundidad. Se aconseja hacerlo tras un d¨ªa de lluvia para aprovechar la humedad de la tierra. Despu¨¦s hay que acondicionar el suelo. Es el momento de garantizar un buen drenaje colocando, si es necesario, una capa de piedras sobre el fondo; y de corregir cualquier otra deficiencia. Los suelos arcillosos se aligeran con aportes de arena y humus; los calizos y arenosos se equilibran con materia org¨¢nica y turba.
Para que el seto quede bien delineado se puede colocar como gu¨ªa una cuerda que atraviese el centro de la zanja, tensada por dos estacas que se clavan en cada uno de los extremos. La distancia de plantaci¨®n var¨ªa seg¨²n la especie, pero lo normal es dejar entre 30 y 60 cent¨ªmetros entre cada ejemplar. No es necesario colocar tutores, pero s¨ª conviene acolchar el suelo para retener la humedad y evitar la aparici¨®n de malas hierbas. La poda de formaci¨®n es determinante durante los dos primeros a?os porque favorece la ramificaci¨®n y un desarrollo unitario y compacto. Con el tiempo bastar¨¢ con dos podas anuales: una a principios de primavera y otra a finales de verano. La poda debe dejar el seto con forma piramidal, m¨¢s ancho en la base, para que la luz llegue a las ramas inferiores. Las paredes ligeramente inclinadas y la copa plana o redondeada atenuar¨¢n la fuerza del viento y permitir¨¢n que la nieve resbale. La anchura depender¨¢ del espacio disponible, pero nunca deber¨¢ sobrepasar la mitad de la altura definitiva.
E Una cuerda tensada entre dos estacas ser¨¢ una eficaz referencia a la hora de conseguir un corte uniforme, que puede hacerse con cizalla manual o podadora el¨¦ctrica. Es fundamental para la vida de cualquier seto un riego abundante y regularizado. Se recomienda la instalaci¨®n de un sistema autom¨¢tico por goteo que lleve el agua junto a las ra¨ªces. A medida que el seto se desarrolla aumenta su efecto paraguas: s¨®lo una peque?a parte del agua que le cae encima, provenga de la lluvia o de una manguera, llega hasta la parte inferior. En pleno verano, sin embargo, es conveniente mojar tambi¨¦n las hojas. Algo parecido ocurre con el abono: la glotoner¨ªa de los setos tiende a agotar en muy corto espacio de tiempo los nutrientes del suelo. Su falta se traduce en una menor resistencia a las plagas y enfermedades.
Un fertilizante de liberaci¨®n lenta aplicado a principios de primavera y un aporte de materia org¨¢nica en oto?o contribuir¨¢n a mantener la tierra de nuestro jard¨ªn f¨¦rtil. Y las plantas, en perfecto estado de salud.
Lo que no se debe hacer
Plantar ejemplares de distinto tama?o, porque crecer¨¢n de forma desfasada.
Colocar el seto a menos de 50 cent¨ªmetros de las parcelas colindantes.
Permitir que con el paso del tiempo el seto alcance m¨¢s de dos metros de altura. Complicar¨ªa mucho las labores de mantenimiento.
Elegir el mismo seto que nuestros vecinos. Sus plagas y enfermedades se propagar¨ªan r¨¢pidamente por nuestros arbustos.
Plantar Pyracantha coccinea, por el riesgo de extender la epidemia de fuego bacteriano (Erwinia amylovora) que padece el sur de Francia.
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