Las cuentas de 2005
?NGEL LABORDA
Como hab¨ªamos avanzado en el balance que hicimos hace un mes, el PIB aument¨® en 2005 un 3,4% en t¨¦rminos reales, tres d¨¦cimas m¨¢s que en 2004 y 1,7 puntos por encima de lo que lo hizo en la UE. Espa?a aumenta su peso econ¨®mico en el concierto europeo, lo que no quiere decir que el bienestar de los espa?oles (mejor dicho, de los residentes en Espa?a) aumente en la misma proporci¨®n. Me explico: el PIB crece 1,7 puntos porcentuales m¨¢s que en la UE, pero la renta per c¨¢pita (que ser¨ªa el indicador de bienestar) s¨®lo lo hace en seis o siete d¨¦cimas, debido a que la poblaci¨®n en Espa?a est¨¢ creciendo del orden de un punto m¨¢s que en dicha zona. Tampoco est¨¢ mal un acortamiento de seis o siete d¨¦cimas por a?o de la diferencia en renta per c¨¢pita, que en 2005 fue aproximadamente del 98,2% de la media de la UE. A este paso, el objetivo del Programa Nacional de Reformas de alcanzar el 100% en 2010 parece poco ambicioso, si bien est¨¢ por ver que a medio y largo plazo la econom¨ªa espa?ola pueda sostener el ritmo de los ¨²ltimos a?os.
De momento, el ritmo de crecimiento del PIB en el cuarto trimestre se ha estabilizado en la misma tasa que en el anterior, fren¨¢ndose la tendencia creciente que mostraba desde 2003. Ello se ha debido a la desaceleraci¨®n de la demanda nacional, cuya aportaci¨®n al PIB ha disminuido tres d¨¦cimas porcentuales, que han sido compensadas por la mejora del saldo de intercambios con el exterior (gr¨¢fico izquierdo). Esta recomposici¨®n del crecimiento es positiva, pues ayudar¨¢ a moderar los desequilibrios actuales de inflaci¨®n y balanza de pagos, aunque hay que decir que la misma es m¨¢s bien un signo del agotamiento del patr¨®n de crecimiento de los ¨²ltimos a?os y no tanto el producto de un cambio de dicho patr¨®n. As¨ª, la mejora del saldo exterior proviene de la desaceleraci¨®n de las importaciones debida a la moderaci¨®n de la demanda interna, pero no de una recuperaci¨®n de las exportaciones, que siguen creciendo muy por debajo de las importaciones y de lo que lo hacen los mercados exteriores, perdiendo por tanto cuota de mercado. A su vez, el menor crecimiento de la demanda nacional (tendencia que podr¨ªa intensificarse a lo largo de este a?o) denota la disminuci¨®n de la capacidad de gasto de las familias por la subida de la inflaci¨®n y el agotamiento del recurso al endeudamiento o a disminuir el ahorro. ?stas no tienen m¨¢s remedio que acompasar su consumo e inversi¨®n a su renta disponible, que crece notablemente por debajo.
La creaci¨®n de empleo sigue mostrando un ritmo sostenido y elevado, por encima del 3% (gr¨¢fico central). ?sta es la base del acercamiento en renta per c¨¢pita a nuestros socios europeos, porque, en lo que es a la productividad, caminamos hacia atr¨¢s. La inflaci¨®n, en cambio, no mejora: los precios del PIB, es decir, de los bienes y servicios producidos dentro de nuestras fronteras, aumentan a un ritmo anual del 4,4%, m¨¢s del doble que en la eurozona, lo que se debe fundamentalmente a la ampliaci¨®n de los m¨¢rgenes empresariales, sobre todo de los sectores no expuestos a la competencia, y no tanto a los costes laborales por unidad producida, que s¨®lo aumentaron un 2,3% en el conjunto de 2005. El otro tal¨®n de Aquiles de nuestra econom¨ªa, el d¨¦ficit por cuenta corriente, alcanz¨® una cifra equivalente al 7,4% del PIB, 1,6 puntos m¨¢s que en 2004. En esto ya hemos superado a Estados Unidos. Ahora queda superarlos, o al menos acercarnos, en productividad y competitividad.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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