Ni?as sin luz
Los abortos selectivos y el infanticidio de ni?as est¨¢ alterando el equilibrio de g¨¦nero de forma alarmante en India y China
Rasamma alza la mano, quiebra el tallo con gesto r¨¢pido y frota en el suelo el l¨ªquido lechoso que gotea del racimo de flores blancas. "Con la madera del tronco del arbusto hacemos estatuillas de Ganapati [dios de la sabidur¨ªa]; con las flores, ofrendas para espantar malos esp¨ªritus, y con la savia... La savia es utilizada a¨²n, a veces, para matar a los reci¨¦n nacidos cuando son ni?as", asegura esta mujer de pelo cano y ojos oscuros que no sabe su edad.
Cuando Rosamma menciona el nombre de la planta venenosa -erukkam, en lengua tamil- y explica su uso, lo hace con toda naturalidad, pero habla r¨¢pido y se mueve con agilidad sobre sus pies descalzos a pesar de que debe de superar los 60 a?os. "Matar al beb¨¦ cuando est¨¢ en el vientre es m¨¢s peligroso para la madre, por ello se espera a que haya nacido
En los ¨²ltimos 20 a?os se estima que se han hecho 10 millones de abortos en India
En India, las mujeres "sufren una gran presi¨®n para abortar si esperan una ni?a"
Un 10% de la diferencia del n¨²mero entre ni?os y ni?as en China se debe a infanticidios
[y entonces se le da la savia mezclada con leche]. Es tarea de las mujeres m¨¢s ancianas".
Rasamma vive en Kandarkulamanickam, un poblado situado a 30 kil¨®metros de Salem, la capital del distrito del mismo nombre, en el Estado indio sure?o de Tamil Nadu. Los alrededor de 300 vecinos de esta aldea rodeada de plantaciones de cocoteros se dedican a la agricultura y a la fabricaci¨®n de tejidos. Muchas de sus casas son chozas de hojas de palmera y suelo de tierra.
El Estado de Tamil Nadu y, en particular, el distrito de Salem son notorios por los infanticidios de ni?as -ilegales, pero apenas perseguidos-, y un claro exponente del desequilibrio demogr¨¢fico entre hombres y mujeres que sufre Asia. El problema es desde hace a?os objeto de atenci¨®n por parte de los Gobiernos y organismos internacionales, que, sin embargo, han visto c¨®mo sus logros en la reducci¨®n de los infanticidios -practicados desde hace siglos- han sido contrarrestados por el alza, en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, de los abortos selectivos de ni?as.
A miles de kil¨®metros de distancia, en una aldea del centro de China llamada Unidad de producci¨®n n¨²mero 3 del pueblo n¨²mero 10 de la municipalidad de Er Long (Dos Dragones), en la provincia de Sichuan, Liu Guiqing, de 56 a?os, se?ala un cubo de pl¨¢stico, utilizado para la orina. "Antes eran de madera. En ¨¦l ahogaban las matronas a las ni?as nada m¨¢s nacer. Era algo muy com¨²n a finales de los a?os setenta y principios de los ochenta, porque las familias prefer¨ªan, y siguen prefiriendo, tener un var¨®n. En el campo, es muy importante para trabajar la tierra, para conservar el apellido, y porque cuando los padres envejecen dependen de los hijos, no de las hijas, que pasan a formar parte de la familia del marido", afirma esta mujer de sonrisa transparente.
Unidad de producci¨®n n¨²mero 3 -nombre heredado de la ¨¦poca mao¨ªsta- es una aglomeraci¨®n de medio centenar de casas de cemento, adobe y teja negra, repartidas entre arrozales y cultivos en bancales arrancados a las colinas. Los penachos de bamb¨² salpican esta regi¨®n de lluvias y brumas frecuentes, ba?ada por el r¨ªo Luo Xin, un tributario del Changjiang. Como en el resto del pa¨ªs, especialmente en las zonas rurales, las familias otorgan aqu¨ª suma importancia a lograr un descendiente var¨®n, lo que ha multiplicado el recurso a la interrupci¨®n prematura del embarazo desde que, a partir de los a?os ochenta, comenzaron a popularizarse los equipos de ultrasonidos y otros m¨¦todos de identificaci¨®n del sexo, como la amniocentesis.
"Por razones biol¨®gicas, los ni?os y los hombres tienen una tasa de mortalidad superior a la de las ni?as y las mujeres a lo largo de la vida. Esto hace que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses haya m¨¢s mujeres que hombres. Sin embargo, ocurre que en una veintena de pa¨ªses el porcentaje de varones es superior", explica Siri Tellier, directora del Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (FPNU) en Pek¨ªn.En todo el mundo existen 40 millones m¨¢s de hombres que de mujeres, seg¨²n la misma fuente.
La raz¨®n del desequilibrio en Asia, seg¨²n Tellier, es que "en estos pa¨ªses muchas familias matan a las ni?as al nacer, las descuidan y no les dan la misma atenci¨®n sanitaria que a los ni?os". "Pero la diferencia se debe, principalmente, a que el n¨²mero de abortos selectivos se ha disparado por el f¨¢cil acceso a los equipos de ultrasonidos", afirma.
El ratio normal de nacimientos en todo el mundo es de 103 a 107 ni?os por cada 100 ni?as, pero en China ha pasado de 108 en 1982 a 117 en 2000.
La diferencia demogr¨¢fica ha causado alarma entre los expertos, que han advertido sobre las graves consecuencias sociales si la tendencia contin¨²a: incremento del tr¨¢fico de mujeres y de la prostituci¨®n, y migraciones masivas de j¨®venes incapaces de encontrar pareja.
La ¨²ltima advertencia ha saltado en India, tras la publicaci¨®n el pasado enero de un estudio en la revista m¨¦dica brit¨¢nica The Lancet, que estima que en los ¨²ltimos 20 a?os se han realizado alrededor de 10 millones de abortos de ni?as en el pa¨ªs, a pesar de que la comunicaci¨®n del sexo durante los ex¨¢menes m¨¦dicos y la interrupci¨®n del embarazo por razones de g¨¦nero son ilegales desde 1994. "Estimamos de forma conservadora que esta pr¨¢ctica supone que no hayan nacido del orden de medio mill¨®n [otros expertos estiman la cifra en 300.000] de ni?as al a?o", explica Prabhat Jha, investigador en la Universidad de Toronto y uno de los autores del estudio. "El uso de equipos de ultrasonidos es bastante com¨²n en India, especialmente entre las clases m¨¢s educadas. Y las leyes no se aplican con rigor", se?ala.
El Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas advirti¨® el pasado octubre en un informe que los abortos selectivos y los infanticidios est¨¢n conduciendo a India a un desequilibrio de g¨¦nero de alarmantes consecuencias sociales.
La raz¨®n, aseguran activistas y expertos, es la profunda discriminaci¨®n que sufren las mujeres en estas sociedades patriarcales. En China, son los hombres los garantes del apellido familiar y el sustento de los padres en la vejez. Para las parejas, tener un hijo var¨®n es a menudo una cuesti¨®n de supervivencia, ya que el pa¨ªs carece de seguridad social y un sistema de pensiones generalizado. Adem¨¢s, la influencia confuciana otorga un papel dominante a los hombres en los ritos familiares.
En India, la transmisi¨®n del apellido no es un motivo para preferir hijos, ya que ¨¦ste no se hereda; pero s¨ª lo es el apoyo en la vejez, que corre tambi¨¦n a cargo de los varones, ya que las mujeres pasan a vivir con la familia de su marido. Sin embargo, el principal factor por el que los matrimonios prefieren hijos es que las ni?as son consideradas una pesada carga econ¨®mica para los padres, a causa de la dote que deben pagar a la familia del futuro esposo. "La dote depende del nivel econ¨®mico del hombre, pero incluye desde dinero a joyas, coches, tierras o viviendas, y no asciende a menos de 50.000 rupias (945 euros)", explica Lediya Selvapriya, una profesora universitaria, de 25 a?os, de Salem.
Selvapriya, vestida con un sari naranja, habla mientras parece debatirse entre el respeto a la tradici¨®n y el deseo de independencia. "Los matrimonios aqu¨ª, como en casi toda India, son fijados por los padres. Normalmente, las dos familias contactan a trav¨¦s de un intermediario. Se analizan la situaci¨®n econ¨®mica de los dos j¨®venes, su educaci¨®n, y se consultan sus hor¨®scopos en el templo. Si todo encaja, se re¨²nen las familias sin los hijos. ?stos s¨®lo se conocen una vez que el matrimonio ha sido concertado, y muchas veces no se ven hasta el d¨ªa de la boda", explica. "La mayor¨ªa de las parejas aprenden a amarse despu¨¦s, porque tienen que permanecer juntos. El divorcio est¨¢ muy mal visto. Si la relaci¨®n no funciona, la mujer debe aguantar ocurra lo que ocurra. Porque, una vez casada, no puede volver con su padre. Aqu¨ª la mayor¨ªa de la gente es hind¨², pero ocurre lo mismo con las otras religiones". Aunque la pr¨¢ctica de los matrimonios concertados se ha suavizado en las grandes ciudades, sigue siendo com¨²n por todo el pa¨ªs.
El pago de la dote marca profundamente las relaciones en esta zona de India. Los habitantes de Kandarkulamanickam son un buen ejemplo. "Mi familia es muy pobre, as¨ª que yo me cas¨¦ con el hermano de mi cu?ada, y no hubo que pagar nada. Fue un intercambio", afirma Jayakodi, de 30 a?os, sentada a la puerta de su caba?a. Jayakodi, madre de una ni?a de ocho a?os y un ni?o de 10, luce dos pares de pendientes, una gargantilla y varias pulseras de color oro, ornamentos corrientes incluso entre las mujeres m¨¢s pobres. "Yo me cas¨¦ a los 19 a?os con mi t¨ªo materno. Todo qued¨® en la familia", a?ade Dhanabakyan, de 23 a?os, que tiene dos ni?as y un ni?o.
En muchos pa¨ªses asi¨¢ticos, para ser plenamente aceptada por la familia del marido, la mujer debe tener un hijo. "Sufren una gran presi¨®n para que se hagan las pruebas y aborten si esperan una ni?a. Muchas no quieren y llegan llorando", asegura Rashmi Rao, de 39 a?os, ginec¨®loga en una cl¨ªnica privada de Salem. "Cuando quieren interrumpir el embarazo, no dicen la verdadera raz¨®n, sino que 'no es el momento adecuado' o que tienen problemas en casa", se?ala. En los municipios de la zona, hay carteles con la siguiente inscripci¨®n: "Paga 500 rupias ahora
[9,4 euros, el precio de una prueba de sexo del feto], y ahorra 50.000 en el futuro".
En India, incluso algunas cl¨ªnicas privadas que carecen de camas practican abortos. Los doctores administran algunas drogas e inyecciones a las mujeres, que act¨²an tras varias horas, y les piden que se vayan a casa. Las parteras en los poblados tambi¨¦n efect¨²an intervenciones.
Seg¨²n Tellier, la directora de FPNU en Pek¨ªn, en China se producen cada a?o entre 300.000 y 700.000 abortos selectivos; algo imposible de saber, puesto que el Gobierno no publica datos. Muchas ni?as no son registradas al nacer y otras mueren en los primeros d¨ªas. "Durante un estudio realizado en la provincia de Anhui a partir del a?o 2000, vimos que en algunos condados el ratio era de 150 ni?os por cada ni?a. Aunque las pruebas de detecci¨®n y los abortos selectivos son una pr¨¢ctica ilegal, en China una cosa es la ley y otra la realidad", afirma Wu Zhuochun, profesor en la Escuela de Salud P¨²blica de la Universidad Fudan, en Shanghai. "No encontramos ni un solo caso en el que alguien hubiera sido castigado por revelar el sexo. El Gobierno ha intensificado los controles los dos ¨²ltimos a?os, pero es muy dif¨ªcil de perseguir. Hay muchos equipos m¨®viles".
Wu estima que alrededor del 10% de la diferencia del n¨²mero entre ni?os y de ni?as en China se debe a infanticidios, directos o indirectos. "En conversaciones informales, algunos doctores de Anhui reconocieron que hay mujeres que dejan morir al beb¨¦ por falta de cuidados. Muchas ni?as sanas al nacer fallecen en los seis primeros d¨ªas de vida".
No obstante, la pr¨¢ctica m¨¢s habitual, cuando una pareja no desea a una hija, es entregarla a otra familia o abandonarla para que se hagan cargo de ella las autoridades. Miles son adoptadas cada a?o por familias extranjeras. "Yo he tenido mala suerte. Tengo dos ni?as, una de 10 a?os y otra de cinco. Sab¨ªa que ser¨ªamos multados por el segundo hijo, ya que en esta zona de Sichuan s¨®lo se puede tener uno, pero aun as¨ª lo intentamos, y fue ni?a tambi¨¦n", explica Chen Biquan, de 37 a?os, entre los aperos de labranza, en su casa de la aldea de Sichuan.
En China, los matrimonios s¨®lo pueden tener un hijo en las ciudades; dos, en la mayor¨ªa de las zonas rurales si el primero es ni?a -lo que supone una aprobaci¨®n impl¨ªcita de la discriminaci¨®n femenina por parte del Estado-, y m¨¢s en el caso de las minor¨ªas ¨¦tnicas.
Pero la que Chen dice que es su segunda hija, en realidad, es la tercera. La segunda la abandonaron "porque naci¨® entre las once y las doce de la noche. ?sta es la peor hora del d¨ªa, y tras consultar el hor¨®scopo con el adivino, tomamos la decisi¨®n. S¨®lo nos habr¨ªa tra¨ªdo desgracias. Hab¨ªa o¨ªdo el caso de un beb¨¦ que naci¨® a esa hora, y a los 40 d¨ªas su padre muri¨®. Estaba aterrorizada. Mi marido no quer¨ªa, pero le convenc¨ª. As¨ª que la vestimos con ropa nueva, y mi marido se la llev¨® en la bicicleta y la dej¨® delante de una casa, donde la encontr¨® un hombre. Ten¨ªa 20 d¨ªas". ?La habr¨ªan abandonado si hubiera sido un ni?o? "S¨ª, porque habr¨ªa sido peor. Una ni?a s¨®lo puede da?ar a sus padres, un ni?o, al mundo entero".
Chen asegura que hacerse la prueba para conocer el sexo del feto cuesta 60 yuanes (seis euros), el equivalente al 10% de los ingresos mensuales familiares. Su marido trabaja como alba?il, y, adem¨¢s, cultivan arroz y ma¨ªz. "Pero necesitas tener contactos en el hospital para que te digan los resultados", afirma mientras las gallinas se pasean por la cocina de suelo de tierra, situada junto a la porqueriza.
Algunas vecinas del pueblo aseguran que se han hecho el diagn¨®stico en uno de los grandes hospitales p¨²blicos de la vecina ciudad de Nanchong; otras mujeres optan por viajar y abortar en algunas de las muchas cl¨ªnicas privadas de la provincia de Guangdong, destino habitual de muchos emigrantes de Sichuan.
La prohibici¨®n legal de identificar el sexo del feto e interrumpir el embarazo por este motivo no ha logrado acabar con una pr¨¢ctica que se ha convertido en un negocio lucrativo de bajo riesgo. La situaci¨®n se ha visto agravada en China por la pol¨ªtica del hijo ¨²nico, puesta en pr¨¢ctica en los a?os ochenta, seg¨²n coinciden los expertos. "Ha exacerbado el problema, aunque no es la causa principal, como demuestra que se d¨¦ tambi¨¦n en otros pa¨ªses como Corea del Sur. Se trata, principalmente, de un problema cultural", afirma Wu, el profesor de la Universidad Fudan. En Corea del Sur, la disparidad en el ratio de nacimientos alcanz¨® su m¨¢ximo en 1994 (115 ni?os por cada 100 ni?as), para situarse en 110 en el a?o 2000. En Taiwan se normaliz¨® en 2001, tras haber llegado a 110 en 1991. En Jap¨®n, existe una preferencia por las mujeres, aunque no ha originado diferencias demogr¨¢ficas.
Los gobiernos indio y chino han tomado medidas para intentar solucionar el problema. Pek¨ªn se ha comprometido a endurecer las leyes y se ha fijado como objetivo poner fin al desequilibrio en 2010. Para ello, potenciar¨¢ las campa?as de promoci¨®n de igualdad de los sexos, al tiempo que extiende por todo el pa¨ªs un programa para proporcionar una ayuda econ¨®mica anual a las familias que han tenido dos hijas, cuando los padres alcanzan la edad de 60 a?os.
En India, el Gobierno tiene un plan, denominado Beb¨¦s de cuna, mediante el cual las mujeres pueden dejar al reci¨¦n nacido en el hospital. "Adem¨¢s, existe un programa por el que el Gobierno deposita una cantidad de dinero en el banco, para pagar la dote, en el caso de que la familia tenga dos hijas, y no hijos, y la madre se esterilice", afirma la ginec¨®loga Rashmi Rao.
Seg¨²n Prabhat, "la soluci¨®n pasa por hacer cumplir las leyes e identificar los casos de riesgo". Wu a?ade: "El Gobierno tiene que gastar m¨¢s en las zonas rurales, establecer un sistema de pensiones y seguros m¨¦dicos, realizar m¨¢s campa?as de educaci¨®n, y pensar, quiz¨¢s, en modificar la pol¨ªtica de hijo ¨²nico".
Sentado en el templo hind¨² de Sugavaneswara, en el barrio antiguo de Salem, Gayathri Vasudevan, un educador de 56 a?os, se dispone a dar clases de espiritualidad a un grupo de chicos al atardecer. "En India, para los padres, un hijo significa beneficio; una hija, sufrimiento y l¨¢grimas. Pero ambos son iguales, tienen el mismo alma", afirma rodeado de grandes estatuas de animales policromadas. En el patio, en medio del olor del aceite de las l¨¢mparas, varias mujeres, envueltas en sus saris de vivos colores, oran ante los dioses de piedra negra, cubiertos con guirnaldas amarillas.
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