De marcha por el Atlas
Paquillo Fern¨¢ndez se preparar¨¢ unas semanas en Ifrane, el 'santuario' de Hicham el Guerruj en las monta?as de Marruecos
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Cuenta Arturo Casado, el joven gigante espa?ol del 1.500, que, aunque sus padres, su familia, vivan en el barrio madrile?o de Santa Eugenia, a apenas 15 kil¨®metros de las pistas donde se entrena, ¨¦l prefiere quedarse a dormir y hacer vida en la residencia Blume, en medio de las pistas y junto a la escuela del INEF, donde estudia el cuarto curso. "Me ahorro mucho tiempo", dice Casado. "Y, sobre todo, evito el estr¨¦s de los atascos. Eso no es vida".
El estr¨¦s del viaje, uno de los grandes enemigos de la vida tranquila, saludable, de la vida del atleta. Paparruchas, podr¨ªa decir Paquillo Fern¨¢ndez en dial¨¦ctica respuesta; vaya tesis m¨¢s tonta. "Hay que moverse, hay que acabar con el aburrimiento, con la rutina, hay que conocer mundo", explica Paquillo Fern¨¢ndez, el mejor atleta espa?ol de los ¨²ltimos a?os, campe¨®n de Europa, subcampe¨®n ol¨ªmpico, doble subcampe¨®n mundial de 20 kil¨®metros marcha. "Hay que romper, hay que viajar".
"Hay que moverse, hay que acabar con la rutina, hay que conocer mundo", dice el atleta
Korzenowski descubri¨® Ifrane mientras la hac¨ªa un reportaje a El Guerruj para la televisi¨®n polaca
Lo dice Paquillo Fern¨¢ndez, un marchador que hasta hace dos a?os viv¨ªa como un ermita?o en su pueblo, Guadix (Granada), donde se entrenaba, se concentraba, viv¨ªa, com¨ªa y so?aba, un lugar sagrado del que s¨®lo sal¨ªa lo necesario para competir, aparte de alguna concentraci¨®n ocasional en sus a?os mozos en los Pirineos, en Font Romeu, con el resto del equipo espa?ol. Pero en abril de 2004, poco antes de los Juegos de Atenas, muri¨® Manuel Alcalde, su entrenador. Su vida cambi¨® para siempre en todos los sentidos. Como el hombre que cree que ha dejado pasar a su lado, sin tocarla, su hermosa juventud, Paquillo Fern¨¢ndez se lio la manta a la cabeza, se abri¨® al mundo, dispuesto a vivir, deprisa, deprisa, todo lo que antes ignoraba. Atl¨¦ticamente hablando, por supuesto.
La primera declaraci¨®n de intenciones de Paquillo Fern¨¢ndez, su primera ruptura, fue la contrataci¨®n como entrenador del polaco Robert Korzenowski, el mito, el mejor marchador de la historia, un culo de mal asiento, que acababa de colgar las zapatillas.
Con Rober, como familiarmente le llama, Paquillo Fern¨¢ndez, no ha parado. Ha conocido mundo, experiencias, t¨¦cnicas nuevas. Se ha metido en c¨¢maras a 160 grados bajo cero, se ha dejado analizar con rayos l¨¢ser y, sobre todo, ha viajado. Qu¨¦ estr¨¦s.
Apenas regresado de Sur¨¢frica, donde ha estado concentrado varias semanas, Paquillo Fern¨¢ndez est¨¢ pasando unos d¨ªas en su Guadix, pero no muchos, los suficientes para no perder ritmo y preparar la maleta para su pr¨®ximo viaje, el que el 12 de marzo le llevar¨¢ a Ifrane, en el coraz¨®n del Atlas marroqu¨ª, junto a Fez, donde se entrenar¨¢ durante varias semanas.
Paquillo, de marcha en Ifrane, nada menos. Eso son palabras mayores. A diferencia de otros campamentos de entrenamiento en altitud, como Sierra Nevada, las Ca?adas del Teide, Potchefstroom y Secunda, en Sur¨¢frica, o Flagstaf y Albuquerque, en Estados Unidos, que son frecuentados por deportistas de todo el mundo, color, circustancia y especialidad, la ciudad de Ifrane, una estaci¨®n de esqu¨ª, una peque?a Suiza, chalets coquetos de aire alpino, en el centro de Marruecos, es conocida sobre todo por ser el santuario de Hicham el Guerruj, el lugar en el que el mejor mediofondista de la historia se construy¨® como atleta. Y por all¨ª, por los calveros de los bosques de cedros que hasta ahora s¨®lo eran el escenario privilegiado de El Guerruj y un pu?ado de fondistas m¨¢s, se aventurar¨¢ un marchador rompedor, Paquillo Fern¨¢ndez.
Todo se puso en marcha el a?o pasado. Korzenowski, que tambi¨¦n es director de un canal televisivo en Polonia, subi¨® a Ifrane para hacerle un reportaje a El Guerruj. Y lo que vio le gust¨®. Le gust¨® tanto que le pidio a El Guerruj que le ense?ara los circuitos por donde se entrena y vio que tambi¨¦n val¨ªan para la marcha. Y comenz¨® a organizar el campamento.
"Yo, mientras funcione y me vaya bien, hago lo que me diga Rober", dice Paquillo. "El a?o pasado tambi¨¦n estuvimos en altitud, en M¨¦xico, y, aunque no estuve perfecto en el Mundial, logr¨¦ la medalla de plata. Con la altura hay que saber jugar. A m¨ª, los 2.300 metros de Sierra Nevada, por ejemplo, me van fatal, pero una altura moderada, los 1.500 metros de Ifrane o los 1.800 de Font Romeu, me van fenomenal".
Este a?o no tocan ni Mundiales ni Juegos Ol¨ªmpicos, pero no por ello carecen de enjundia los objetivos que se ha fijado Paquillo Fern¨¢ndez, para los que necesita el m¨¢ximo. Uno de ellos es la Copa del Mundo, que se disputar¨¢ en mayo en A Coru?a, donde se ver¨¢ las caras, entre otros, con el ecuatoriano Jefferson P¨¦rez, el marchador que le derrot¨® en los dos Mundiales en que fue plata. El otro, el Europeo de Gotemburgo (Suecia), en agosto, donde defender¨¢ el t¨ªtulo y tendr¨¢ la oportunidad de desquitarse ante el italiano Ivano Brugnetti, quien gan¨® el oro en los Juegos de Atenas. Pero antes, por supuesto, m¨¢s viajes. En medio de la estancia en Marruecos, un viaje de ida y vuelta a una prueba en Portugal, y despu¨¦s, a finales de abril, una competici¨®n en China. Qu¨¦ estr¨¦s.
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