V¨ªctimas
No acud¨ª a la masiva manifestaci¨®n de las v¨ªctimas del s¨¢bado porque detesto la manipulaci¨®n y capitalizaci¨®n del tema que est¨¢ llevando a cabo el PP. Flaco favor le est¨¢ haciendo este partido a la causa de las v¨ªctimas, la cual, por otra parte, me parece just¨ªsima y conmovedora. Como me pareci¨® justa y valiente la famosa carta cr¨ªtica de Rosa D¨ªez de hace una semana. Adem¨¢s era un texto muy interesante, porque gracias a ¨¦l pude enterarme de las recientes declaraciones al diario Gara de Pastor, el secretario general del PSOE en Vizcaya. Unas declaraciones que me han dejado bisoja. Entre otras cosas, dec¨ªa: "Hay que atender el criterio de las v¨ªctimas (...) pero, por otra parte, hay que pedirles una cierta dosis de generosidad, a ambos sectores que, si se quiere, los personalizaremos en las v¨ªctimas y en los presos de la banda terrorista ETA". No s¨¦, es como decir a las mujeres acuchilladas y apaleadas por sus parejas que lo que pasa es que tienen que ser m¨¢s generosas y entender y ponerse al mismo nivel que sus verdugos, y que as¨ª todo ir¨¢ divinamente. La violencia la ejercen s¨®lo los etarras, por eso me resulta raro hablar de "ambos sectores" y de paz, porque no es una guerra entre dos bandos.
Estoy segura de que el Gobierno act¨²a con la mejor de las intenciones, pero cosas como las declaraciones de Pastor me dejan asustada. As¨ª como no creo que ser m¨¢s generosa con el marido violento proteja a la mujer maltratada, tambi¨¦n me parece que la claudicaci¨®n ante los terroristas puede traer m¨¢s miedo y m¨¢s opresi¨®n para una buena parte de la ciudadan¨ªa vasca. En fin, el futuro es tan dif¨ªcil de predecir y sabemos todos tan poco, que realmente quisiera creer que con esta estrategia pol¨ªtica tan dura hay al menos cierta posibilidad real de acabar dignamente con la violencia. Ojal¨¢. Pero, la verdad, lo dudo mucho, aunque s¨®lo sea porque toda la vida he pensado que un mal grave cometido hoy no puede originar buenas consecuencias el d¨ªa de ma?ana. O, lo que es lo mismo: siempre he tenido la convicci¨®n moral de que el fin no justifica los medios. Y equiparar a los verdugos y a las v¨ªctimas me parece un comportamiento demasiado doloroso y miserable como para suponer que de ah¨ª pueda nacer un futuro aceptable.
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