C¨®mo hacer cosas con palabras
Las lenguas son nuestros m¨¢s preciados instrumentos de comunicaci¨®n, nos capacitan para la coordinaci¨®n y la cooperaci¨®n de manera cualitativamente superior a la que se da entre los miembros de las otras especies animales. Es razonable, por tanto, la afirmaci¨®n de que el lenguaje es nuestro rasgo distintivo. Pero es tambi¨¦n verdad que el lenguaje sirve para muchas otras cosas adem¨¢s de para comunicarnos, sirve para expresar nuestras emociones, para amenazarnos, para seducirnos, para enga?arnos, son muchas las cosas que podemos hacer con las palabras.
Estas ¨²ltimas semanas, como un elemento m¨¢s del necesario debate sobre el proyecto de Estatut, hemos tenido la oportunidad de leer opiniones diversas sobre la situaci¨®n de las lenguas, catalana y castellana, en Catalu?a. Lo primero que hay que recordar es que la regulaci¨®n del uso de las lenguas en sociedades biling¨¹es no es un asunto f¨¢cil. Se trata de una cuesti¨®n recalcitrante en todas las sociedades biling¨¹es que produce discusiones apasionadas. Sucede con el franc¨¦s y el ingl¨¦s en Qu¨¦bec, con el franc¨¦s y el flamenco en B¨¦lgica, con el sueco y el fin¨¦s en Finlandia. Sociedades con una tradici¨®n democr¨¢tica mucho m¨¢s amplia que la nuestra se enfrentan con dificultades a esta cuesti¨®n. No se trata de una anomal¨ªa catalana o espa?ola.
A veces, por otra parte, se argumenta como si la soluci¨®n al problema fuese la soluci¨®n del liberalismo cl¨¢sico. Como si pudiera construirse una noci¨®n de libertad ling¨¹¨ªstica en analog¨ªa con la libertad religiosa. Es decir, neutralidad del Estado y garant¨ªa de los derechos de cada uno. Se trata de una analog¨ªa est¨¦ril. Y es est¨¦ril por dos razones conectadas entre s¨ª. En primer lugar, el Estado debe elegir la lengua (o las lenguas) de la educaci¨®n obligatoria y la lengua (o las lenguas) en las que va a expresarse la Administraci¨®n en su relaci¨®n con los ciudadanos. No es posible la neutralidad ling¨¹¨ªstica del Estado. En segundo lugar, no resulta factible conceder un derecho a todos los ciudadanos a escolarizar a sus hijos y a relacionarse con la Administraci¨®n en su lengua materna. No resulta factible por la sencilla raz¨®n de que no disponemos de los recursos necesarios para atender a tantas lenguas maternas como hay en nuestras sociedades actuales. Nadie puede argumentar en serio que si yo me fuera a vivir a Noruega, podr¨ªa dirigirme en catal¨¢n a la administraci¨®n de Hacienda noruega o podr¨ªa solicitar la escolarizaci¨®n en catal¨¢n de mi hija.
Lo anterior conlleva abandonar el discurso de los derechos para esta cuesti¨®n y entrar en el ¨¢mbito de las decisiones mayoritarias. En sociedades biling¨¹es hay dos modos razonables de abordar la cuesti¨®n de la lengua de la educaci¨®n obligatoria. El primer modelo dise?a una escuela separada, en la cual los ni?os son escolarizados en la lengua que deciden los padres y aprenden la otra como una lengua ajena. El segundo modelo, el de escuela integrada, se propone como objetivo que los ni?os sean competentes en ambas lenguas. El modelo vigente en Catalu?a es el segundo por decisi¨®n un¨¢nime del Parlamento, que leg¨ªtimamente representa a todos los ciudadanos de Catalu?a. Hay razones de peso para tal decisi¨®n. En primer lugar, expresa la voluntad de ser una sociedad cohesionada y no escindida por la procedencia ling¨¹¨ªstica de sus miembros. En segundo lugar, posibilita, en mayor medida que el primero, la igualdad de oportuni-dades. Dados los usos ling¨¹¨ªsticos reales, sabemos que todos los ciudadanos son competentes en castellano, pero no todos lo son en catal¨¢n. La posibilidad, por ejemplo, de que un joven de lengua materna castellana que obtiene un primer trabajo de camarero en un restaurante llegue a ma?tre aumenta considerablemente si tambi¨¦n sabe expresarse correctamente en catal¨¢n. Por la sencilla raz¨®n de que el due?o del restaurante sabe que los clientes catalanohablantes prefieren ser atendidos en catal¨¢n.
En la implementaci¨®n del modelo integrado se han cometido, inevitablemente, excesos y errores. Entre ellos no se cuenta, en mi opini¨®n, haber dise?ado un modelo para la escuela primaria de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en catal¨¢n, porque una lengua que llevaba cuarenta a?os de exclusi¨®n coactiva de la vida p¨²blica necesitaba un impulso inicial poderoso para ser percibida por sus usuarios y por los dem¨¢s como una lengua normalizada. Todav¨ªa recuerdo nuestra perplejidad de ni?os de seis a?os ante palabras misteriosas que escrib¨ªa nuestro maestro en la pizarra como "gorri¨®n" y "jilguero" que, en realidad, designaban a los pajaritos de nuestra vida cotidiana y que nosotros nombr¨¢bamos como "pardal" y "cadernera".
Sin embargo, y tambi¨¦n desde mi punto de vista, s¨ª se trata de un error la exigencia de acreditaci¨®n de un conocimiento avanzado del catal¨¢n como requisito para poder concursar a plazas de profesor universitario que aparece en un borrador de decreto del Gobierno catal¨¢n. La misi¨®n de la Universidad en nuestro tiempo es formar mejores profesionales y aumentar la calidad de investigaci¨®n para que se convierta en innovaci¨®n que contribuya a crear m¨¢s bienestar para todos. Para desarrollar esta misi¨®n, necesitamos formar profesionales competentes ling¨¹¨ªsticamente en catal¨¢n, castellano e ingl¨¦s (que es la lingua franca de la ciencia, de los negocios, de la pol¨ªtica, de la cooperaci¨®n internacional) y necesitamos atraer a investigadores con talento de todo el mundo. Tener universidades con prestigio internacional es nuestra mejor contribuci¨®n a la cultura catalana. Pasa aqu¨ª lo mismo que en el deporte: "La mejor defensa es un buen ataque". Esta estrategia es compatible con un programa que permita acreditar el conocimiento de las lenguas, catal¨¢n y en su caso castellano, a posteriori. Pero, un investigador que desee ejercer su trabajo en Catalu?a ha de poder venir aunque su lengua de comunicaci¨®n sea el ingl¨¦s o el castellano. ?sta es la estrategia de todas las universidades de prestigio de pa¨ªses con lenguas minoritarias, como los pa¨ªses escandinavos u Holanda.
Ahora bien, los errores en la aplicaci¨®n de un modelo no son errores del modelo. Y es esto lo que diversas voces nos dicen ahora. Lo que debemos hacer es corregir los errores y no abandonar el modelo. No he o¨ªdo ninguna raz¨®n que ponga el modelo en cuesti¨®n. El t¨ªtulo de este art¨ªculo es la traducci¨®n de un importante libro de filosof¨ªa del lenguaje How to do things with words (J. L. Austin, 1962). Los traductores al castellano del libro, los fil¨®sofos argentinos G. Carri¨® y E. Rabossi, me comentaron una vez que a ellos no les gustaba la traducci¨®n literal del t¨ªtulo al castellano y que en una larga velada con diversas propuestas para la traducci¨®n, se les ocurri¨® jocosamente llamarlo C¨®mo hacer cosas con la lengua. Pues bien, siguiendo esta broma, podr¨ªamos decir que hay cosas que no deben hacerse con la lengua. Nuestros lenguajes son instrumentos muy poderosos pero tambi¨¦n muy fr¨¢giles. Quien usa la lengua para agitar las pasiones y provocar enfrentamientos, hace con las palabras aquello que no debe hacerse.
Josep Joan Moreso es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho y rector de la Universitat Pompeu Fabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Ortograf¨ªa
- VII Legislatura Catalu?a
- Biling¨¹ismo
- Opini¨®n
- Ling¨¹¨ªstica
- Catal¨¢n
- Reformas estatutarias
- Estatutos Autonom¨ªa
- Generalitat Catalu?a
- Parlamentos auton¨®micos
- Espa?ol
- Estatutos
- Catalu?a
- Idiomas
- Gobierno auton¨®mico
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Parlamento
- Lengua
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Normativa jur¨ªdica
- Cultura
- Legislaci¨®n
- Justicia
- Pol¨ªtica