"Madrid necesita m¨¢s inmigrantes"
Marcos Iaffa est¨¢ orgulloso. Naci¨® en Buenos Aires hace 60 a?os, pero vive en Madrid. Gracias a su argentinidad, de d¨ªa, trabaja en una agencia de publicidad, de noche, ense?a a bailar tango. Y dos veces por semana organiza "la milonga m¨¢s grande de toda la ciudad".
"Jam¨¢s imagin¨¦ que me iba a ir bien con esto", confiesa, mientras sorbe un descafeinado en un caf¨¦ de "su zona", La Latina. Su acento no ha mutado un ¨¢pice desde que lleg¨®, en octubre de 2002. "Un poco, vine empujado por la crisis argentina. Otro poco, porque en mi cabeza siempre rond¨® la idea de emigrar; era como empezar de nuevo", cuenta.
De madre tarraconense y padre argentino, Espa?a goz¨® de un lugar de privilegio en su familia. "Mis padres ten¨ªan la maleta preparada para cuando Franco se fuera. Tardaron 40 a?os en volver, pero tuvieron suerte: ellos lo enterraron a ¨¦l, y no al rev¨¦s", recuerda Marcos.
Lleg¨® a Madrid representando un estudio de arquitectura porte?o. Hizo un par de trabajos -"remodel¨¦ un centro comercial en Alcobendas y otro en Salamanca"- y lo dej¨®. En la capital espa?ola redescubri¨® el tango. Para siempre.
"Desde siempre me gust¨® el tango de la d¨¦cada de los treinta y de los cuarenta, e incluso hab¨ªa hecho un curso de baile en Buenos Aires, pero no pensaba ense?ar", resume. Hasta que se encontr¨® con una espa?ola que lo bailaba. As¨ª empez¨® todo.
"Ahora doy clases y organizo reuniones tangueras en la Casa de Guadalajara. Vienen argentinos, s¨ª, pero la mayor¨ªa son espa?oles", cuenta. Dice que el tango en Espa?a pasa por su "mejor momento", y que muchos de los que van a bailar por primera vez se transforman en fan¨¢ticos. "Se compran los zapatos, y no paran de coleccionar discos", describe.
Marcos es un inmigrante at¨ªpico. Se ha convertido en el principal promotor de s¨ª mismo. Hace las relaciones p¨²blicas, organiza eventos y hasta baila con aquellas mujeres que acuden a aprender y no tienen pareja. "Yo no me mimetic¨¦. Me adapt¨¦ con mi propia identidad", dice. Y pone un ejemplo: "Sigo tratando a la gente de 'vos' y hablo como si estuviera en Buenos Aires".
Desde hace un a?o, Marcos tiene un motivo m¨¢s para quedarse a vivir aqu¨ª. Ense?a su m¨®vil y se queda mudo. All¨ª est¨¢ todo: una foto de su nieta Laia, con una sonrisa inmortal. "Sue?o con llevarla a pasear por los parques y que ella le d¨¦ alimento a los animales, pero es muy peque?a", admite. "Ya habr¨¢ tiempo", dice, y gui?a un ojo.
Marcos adora el cosmopolitismo madrile?o -"pronto, esta ciudad se convertir¨¢ en una peque?a Londres, o Par¨ªs"- y cree que "aqu¨ª hay buena gente". Resalta el buen trato hacia los argentinos. En cambio, Marcos detesta el caos de tr¨¢nsito. Los atascos y el estr¨¦s de las grandes metr¨®polis.
"Con todo, a Madrid le hacen falta muchos m¨¢s inmigrantes. Hemos aportado la principal mercader¨ªa de esta sociedad: la fuerza de trabajo y la sangre nueva", detalla Marcos, que viaja a Argentina cada vez que puede.
"Tengo un piso y muchas cosas all¨ª. Deseo que se recupere lo antes posible", anhela. Igual, aconseja: "Que los argentinos se lo piensen bien antes de venir". ?l lo hizo. Es un argentino en pleno coraz¨®n de Espa?a. Pero se siente madrile?o. Y est¨¢ orgulloso.
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