C¨ªnicos, irresponsables e inquietos
S¨®lo un c¨ªnico podr¨ªa justificar, o minimizar, lo que ha acontecido en Catalu?a alrededor del hallazgo de un mont¨®n de encuestas comprometedoras para el anterior Gobierno. S¨®lo un irresponsable es capaz de protegerse bajo la capa del negacionismo ante la obviedad manifiesta y expuesta en multitud de medios de comunicaci¨®n. Que el ventenio convergente estuvo plagado de radiograf¨ªas pol¨ªticas deshonestas sobre la actividad de profesionales de la informaci¨®n o de comentarios mezquinos ha quedado documentalmente probado. Que el anterior Gobierno usaba dinero p¨²blico para confeccionar el discurso pol¨ªtico de su coalici¨®n y seleccionar a sus candidatos es una obviedad. Que los estudios sirvieron para buscar el tal¨®n de Aquiles de los adversarios y las virtudes que ensalzar de los propios es evidente. Tanto y tanto se prodigaron estas perversiones que su pr¨¢ctica pas¨® de ser frecuente a ser habitual, de ser habitual a rutinaria para llegar as¨ª a formar parte de un paisaje que nadie de los que abandonaron el poder cay¨® en la cuenta de borrar para no dejar rastro.
Y ah¨ª est¨¢n. Y cuando una decisi¨®n burocr¨¢tica -en cumplimento de la ley- del Centro de Estudios de Opini¨®n deposita estas joyas de la ignominia en la Mesa del Parlament estalla la cuesti¨®n. Algunos, en ejercicio de nuestra labor de diputados, reparamos en ello y exigimos explicaciones al respecto al sospechar que, en esas carpetas, se escond¨ªa un estilo de hacer pol¨ªtica que conviene desterrar.
?Qu¨¦ se supone que deb¨ªamos hacer si no? ?Callar? ?Por qu¨¦ un Xavier Trias especialmente inquieto afirma que un contubernio pol¨ªtico arroja excrementos sobre su buen nombre y el de su coalici¨®n? ?Por qu¨¦ un David Mad¨ª experto en decimales y manipulaci¨®n de encuestas lleg¨® a insinuar que todo es humo para torpedear la "apote¨®sica" marcha sobre Barcelona que protagonizaba Trias? La endeblez de tales argumentos no tiene parang¨®n. El miedo, el temor a lo que, d¨ªa tras d¨ªa, se ha ido conociendo con mayor exactitud les obstruye la capacidad de razonamiento. S¨®lo as¨ª se entiende la inconsistencia de sus respectivas defensas, de sus declaraciones.
Muchos creen que el descr¨¦dito de la pol¨ªtica se sustenta en la sospecha generalizada de que existen relaciones oscuras entre el mundo de los negocios y el poder. Han corrido r¨ªos de tinta respecto a los tantos por ciento, las comisiones millonarias o la financiaci¨®n de los partidos...
Esta apreciaci¨®n es reduccionista e insuficiente. La aparici¨®n de los informes que comentamos, su meticulosidad inquisitorial, hiere de muerte en el terreno de la ¨¦tica a los gestores del anterior Gobierno. Los controles ideol¨®gicos difusos se concretan, las listas negras se visualizan y las recomendaciones de imagen se hacen realidad. Se pervierten las reglas del juego democr¨¢tico porque se parte de posiciones desiguales, porque se atenta contra la confianza y la neutralidad que han de garantizarnos las instituciones.
Una Administraci¨®n corro¨ªda por un uso partidista de sus recursos es una maquinaria enferma. En la percepci¨®n de la ciudadan¨ªa, del descr¨¦dito a la indiferencia s¨®lo media un paso.
Pero el agrio debate suscitado alrededor del tema ha abierto una puerta, tambi¨¦n, hacia otra dimensi¨®n. Algunos han puesto en duda lo que podr¨ªamos llamar periodismo de investigaci¨®n. Un periodismo que es bueno cuando no molesta, pero que deviene insoportable cuando, una jornada tras otra, nos sorprende porque aporta datos y noticias inc¨®modas, a veces crudas. Y esto ha sucedido en el affaire de los llamados Papers de Palau.
Hace un par de d¨ªas Joan Barril, con iron¨ªa, explicaba que existe una demoscopia recreativa de la que algunos disfrutaron cotejando datos gastron¨®mico-identitarios, al tiempo que se alarmaba ante la evidencia de una polic¨ªa del pensamiento. Y as¨ª fue y se ha demostrado. La c¨²pula convergente, con sus arrebatos de ira, ha autentificado el documento obtuso que fichaba a los trabajadores de TV-3 y Catalunya R¨¤dio. Con esta actitud poco elegante han aplicado urbi et orbe la misma receta, la misma filosof¨ªa, de aquellos que, en sus informes, hablaban de adeptos o desafectos al nacionalismo conservador.
Ubiquemos cada cosa en su lugar. Situemos el debate pol¨ªtico en el Parlament y a los responsables del desaguisado donde corresponda. El fiscal dir¨¢. Concretemos nuestras posiciones libremente en la prensa pero, por favor, no liquidemos la dignidad ni la honestidad de la gente que ama su profesi¨®n. No sean irresponsables. Guarden las formas.
Joan Ferran y David P¨¦rez, diputados del Grupo Socialista al Parlamento de Catalu?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.