India sin l¨ªmites: todos los contrastes
La importancia del viaje de Bush a la India no se debe circunscribir al acuerdo nuclear logrado; puede significar una alianza estrat¨¦gica entre la ¨²nica superpotencia y un subcontinente con enorme pujanza econ¨®mica, que en su interior se reserva todos los contrastes posibles (la mayor democracia por el n¨²mero de habitantes y la segunda poblaci¨®n musulmana m¨¢s amplia del mundo). En la India todo es superlativo. Si se consolidase esa alianza, este viaje constituir¨ªa uno de los proyectos m¨¢s significativos de las dos legislaturas de Bush II en la Casa Blanca.
Uno de cada seis ciudadanos del planeta es indio. En la ¨²ltima reuni¨®n del Foro Econ¨®mico Mundial, en Davos, se dio carta de naturaleza oficial a la importancia de la India en el desarrollo de la econom¨ªa mundial. All¨ª se destac¨® la antinomia de un pa¨ªs que en los ¨²ltimos 20 a?os (junto con China) ha sacado de la pobreza absoluta a m¨¢s habitantes que todos los que forman la Uni¨®n Europea y que, sin embargo, tiene a¨²n una estructura de clases que es una bomba de relojer¨ªa: apenas unas decenas de millones de indios pertenecen a la clase alta y demandan bienes y servicios de alto valor a?adido; unos 300 millones de personas constituyen la clase media, lo que en el conjunto de la poblaci¨®n es una minor¨ªa pero al mismo tiempo forman un casi infinito mercado interior para las empresas que lo pueden abastecer; y 800 millones de personas sobreviven gracias a la agricultura, de los cuales varios cientos son extremadamente pobres e ingresan apenas unos c¨¦ntimos de d¨®lar al d¨ªa. El 50% de la poblaci¨®n es analfabeta, el 90% no ha tocado nunca un ordenador, y apenas un 1% del total paga impuestos. El 70% de los casi 1.100 millones de ciudadanos indios tiene menos de 35 a?os, y el 50%, menos de 25.
Esta realidad coexiste con la existencia de un centro de excelencia como Bangalore, el an¨¢logo indio a Silicon Valley, en donde la multiplicaci¨®n de las Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y la Comunicaci¨®n (TIC) y de los programas y aplicaciones inform¨¢ticas tiene incluso mayor dinamismo que el original norteamericano (en Silicon Valley, adem¨¢s, trabaja una gran cantidad de t¨¦cnicos indios, que viven en el exterior de sus fronteras y que todos los a?os reenv¨ªan casi 10.000 millones de d¨®lares a su pa¨ªs en remesas de divisas). O con Bollywood, otro trasunto indio del muy americano Hollywood situado en la ciudad de Bombay, que produce ahora m¨¢s pel¨ªculas y musicales que California. O el llamado valle del Genoma, en la ciudad de Hyderabad, vanguardia de la biotecnolog¨ªa y la biofarmacia.
Pocos d¨ªas antes de la visita de Bush, el primer ministro indio Manmohan Singh (padre de la apertura econ¨®mica del pa¨ªs hace apenas tres lustros) present¨® el presupuesto para el a?o fiscal 2006-2007; en ¨¦l se prev¨¦ un crecimiento econ¨®mico del 10%, superior incluso al de China, y dos puntos por encima del espectacular 8,1% de incremento del PIB en 2005. En ese presupuesto destaca el aumento del gasto social, como corresponde a un a?o electoral, y una extraordinaria elevaci¨®n del 50% en inversiones en infraestructuras (carreteras, l¨ªneas f¨¦rreas, aeropuertos y puertos, ...), verdadero factor de estrangulamiento del pa¨ªs.
Todas estas cifras, m¨¢s la realidad de que cada vez hay m¨¢s empresas occidentales que est¨¢n convirtiendo a la India en el para¨ªso de la deslocalizaci¨®n, y m¨¢s empresas indias que se instalan en Europa o EE UU, favorecen los augurios de quienes han profetizado que los grandes pa¨ªses asi¨¢ticos ser¨¢n los competidores econ¨®micos de EE UU para el a?o 2050. Seg¨²n el banco de negocios Goldman Sachs (cuyos analistas han acu?ado el acr¨®nimo de pa¨ªses BRIC -Brasil, Rusia, India y China- para los m¨¢s beneficiados por el fen¨®meno de la globalizaci¨®n realmente existente), en la frontera media del siglo actual China e India acumular¨¢n la mitad de la econom¨ªa mundial.
Para ello habr¨¢n de extender los beneficios del crecimiento econ¨®mico a un porcentaje superior de su poblaci¨®n, de modo que al menos el 50% pueda considerarse clase media. Mientras tanto, seguir¨¢n siendo testigos de la gran contradicci¨®n: ?superpotencias econ¨®micas o Tercer Mundo?
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