M¨¢s presi¨®n sobre Ir¨¢n
El traslado formal al Consejo de Seguridad del dossier nuclear iran¨ª supone un nuevo paso en el agravamiento de un contencioso que no ha conseguido avances en tres a?os de diplomacia intensiva entre Occidente y el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s. El informe de El Baradei al ¨®rgano de fiscalizaci¨®n at¨®mica de la ONU, pese a su calculada ambig¨¹edad, establece que Teher¨¢n ha aumentado el enriquecimiento de combustible nuclear y no ha respondido a preguntas clave de los expertos internacionales sobre el alcance de su programa at¨®mico. Del clima de tensi¨®n vivido en Viena da idea el desafiante tono con que Teher¨¢n asegura que continuar¨¢ procesando uranio, pese a quien pese, y la velada amenaza a EE UU para que est¨¦ preparado a sufrir "da?o y dolor" por su hostilidad hacia el r¨¦gimen integrista.
El Consejo de Seguridad puede abordar la crisis iran¨ª quiz¨¢ la semana pr¨®xima, como quiere Washington. Todo sugiere, pese a que el informe de El Baradei refuerza las tesis estadounidenses, que se mover¨¢ con pies de plomo antes de llegar a una confrontaci¨®n abierta con Teher¨¢n. El m¨¢ximo ¨®rgano de la ONU tiene poderes para imponer sanciones al r¨¦gimen isl¨¢mico, pero lo probable, habida cuenta de las diferencias sobre el tema entre sus cinco miembros con poder de veto, sobre todo Rusia y China, es que se limite en primera instancia a advertir solemnemente al r¨¦gimen iran¨ª y eventualmente imponerle un plazo para que detenga sus actividades nucleares.
El acuerdo entre los miembros permanentes sobre una l¨ªnea de acci¨®n firme se ver¨¢ complicado por el resentimiento de muchos gobiernos no occidentales -acentuado tras la visita de Bush a Delhi- que consideran que Ir¨¢n recibe un trato discriminatorio respecto de Pakist¨¢n, Israel o India. Y suplementariamente por el hecho de que Ir¨¢n, cuarto exportador mundial de crudo, no descarta recurrir a esta arma definitiva como elemento de presi¨®n. La imposici¨®n de sanciones es un horizonte veros¨ªmil s¨®lo en caso de que el r¨¦gimen teocr¨¢tico se empecine en ignorar las advertencias de la ONU.
Ser¨ªa iluso, sin embargo, descartar una escalada de la crisis en un escenario tan enrarecido. Tanto el OIEA como EE UU -cuyo lenguaje se hace por momentos contundente- y sus aliados europeos quieren que Teher¨¢n suspenda inmediatamente el enriquecimiento de uranio que le abre la puerta al arma at¨®mica, un momento no demasiado lejano que Washington no est¨¢ dispuesto a permitir. Lo que hace m¨¢s inquietante la confrontaci¨®n en ciernes es el hecho de que Teher¨¢n ha perdido absolutamente su credibilidad a los ojos occidentales tras dos d¨¦cadas de ocultaciones y mentiras.
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