?ngel Illarramendi edita una antolog¨ªa de su m¨²sica de cine
El compositor vasco reivindica el car¨¢cter artesanal de su obra
?ngel Illarramendi (Zarautz, 1958) le hace gracia que le recuerden su condici¨®n de eterno candidato a los Goya y su equivalente argentino, los C¨®ndor: "M¨¢s que no ganar, lo duro es el hambre que te hacen pasar en esas ceremonias que no terminan nunca". Hombre de buen yantar, agradece las visitas de realizadores sibaritas, decididos a disfrutar del para¨ªso gastron¨®mico vasco. "Juan Jos¨¦ Campanella, con el que hice Luna de Avellaneda, se baja del avi¨®n ya con una lista de restaurantes. Y yo feliz de ser el cicerone, claro".
Poco amigo de rituales sociales, el compositor ha dejado unos d¨ªas su casa de Hondarribia para promocionar Illarramendi, 1995-2005 (JMB/Karonte), un generoso resumen de su trabajo m¨¢s reciente. "Lo de limitarnos a ese decenio es por quedarnos con un doble CD, algo manejable. Empec¨¦ en 1984 con Tasio, as¨ª que material no me falta. ?El criterio de selecci¨®n? Que hubiera un abanico de registros y que fluyeran con naturalidad. Aprovech¨¦ para meter in¨¦ditos de Sin fin y de Luna de Avellaneda, que s¨®lo se public¨® en Argentina".
Illarramendi, 1995-2005 gana puntos por su erudito libreto, que firma Gorka Cornejo. Asegura Cornejo que ?ngel dignifica toda pel¨ªcula en la que participa: "Es curioso que mencione ese concepto. Con Albert Boadella hice Buen viaje, excelencia. Satirizaba a Franco y se nos ocurri¨® que no ¨ªbamos a quitar dignidad y emotividad a la m¨²sica por tratarse de un dictador. De hecho, la comicidad puede derivar del contraste entre la seriedad de la m¨²sica y lo pat¨¦tico del personaje o su situaci¨®n".
Illarramendi reivindica el car¨¢cter artesanal de su obra. "Se escapa de mi comprensi¨®n que algunos compositores de Hollywood entreguen sus partituras a orquestadores. Yo quiero determinar hasta el m¨ªnimo fraseo del ¨²ltimo viol¨ªn". Tambi¨¦n se diferencia en evitar los sintetizadores. " S¨¦ que abaratan la producci¨®n, pero yo no quiero reemplazar cuerdas por m¨¢quinas. En todo caso, destripar¨ªa la m¨¢quina para buscar sus sonidos m¨¢s genuinos. He usado sintetizador en alg¨²n corto, pero mezclado con instrumentos cl¨¢sicos, incluso barrocos". Para grabar, ha recorrido todo tipo de estudios europeos. Su ¨²ltimo descubrimiento son los m¨²sicos y t¨¦cnicos polacos. "En cuerdas son imbatibles. Tienen, me temo, restos de disciplina comunista pero nadie como ellos a la hora de tocar: tiran de arco ?con una alegr¨ªa! Es cierto que hay mejores metales y percusionistas en Espa?a, pero los presupuestos mandan".
Illarramendi desarrolla una actividad paralela como compositor de sinfon¨ªas y m¨²sica de c¨¢mara, fuera del mundo del cine, de la que hay muestras en Illarramendi, 1995-2005: "Es que en el cine sufres muchas frustraciones. Y no hablo de mi caso con La lengua de las mariposas, cuando quitaron mi score para meter otro de Amen¨¢bar. La m¨²sica sigue la suerte de la pel¨ªcula y algunas de tus mejores p¨¢ginas pueden pasar desapercibidas".
Son buenos tiempos para Illarramendi, Alberto Iglesias, Juan Carlos P¨¦rez, Bingen Mendiz¨¢bal y dem¨¢s integrantes de la llamada escuela vasca de compositores cinematogr¨¢ficos. "Que Alberto haya llegado a los Oscar nos reconforta a los que estamos en esto. Los que hacemos m¨²sica para cine en Espa?a nos llevamos bien. Me asombra que la Academia haya preferido a Gustavo Santaolalla por encima de Alberto o John Williams. De M¨²nich me asombra su sobriedad, esa huida del efectismo que parece inevitable en las pel¨ªculas de acci¨®n. Me gusta la m¨²sica que crece natural, con instrumentaci¨®n limpia, m¨²sica sentida".
Concluidos los compromisos promocionales, a Illarramendi le espera el trabajo. "En el horno est¨¢ la m¨²sica de La buena nueva, la pr¨®xima pel¨ªcula de Elena Taberna, con la que ya trabaj¨¦ en Yoyes".
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