Good morning, good luck
En el box n¨²mero uno de Bahrein, el hormiguero azul de Renault se multiplica para ajustar la configuraci¨®n del b¨®lido de Fernando. Esta vez, el nuevo monstruo ha llegado del t¨²nel de viento con un perfil estilizado que hace pensar en un saurio de plexigl¨¢s. Despu¨¦s de una violenta metamorfosis ha perdido las branquias, se ha despegado las aletas de la nariz y apunta un llamativo morro de caim¨¢n. Alcanzada la ¨²ltima fase de desarrollo, con su col¨ªn aerodin¨¢mico y su juego de crestas, escamas, nervios, bigotes, coyunturas y respiraderos, montado en sus remos de fibra de carbono y sus zarpas de goma vulcanizada, es la s¨ªntesis de un reptil.
Para pilotar este bicho cuyos ocho cilindros suenan como un enjambre, Fernando ha remodelado su propia musculatura. Sus variables f¨ªsicas se atienen exactamente a los t¨¦rminos previstos en la ecuaci¨®n: para encajarse en la cu?a vac¨ªa del habit¨¢culo y resistir los efectos de la fuerza centr¨ªfuga en las catorce curvas de Sakhir, le ha servido a su equipo un atleta a la carta. Ha vuelto del gimnasio con unas piernas de bailar¨ªn, un cuerpo peque?o y estriado, unos brazos de galeote, un cuello de toro y unas cervicales blindadas. Con el casco puesto es la pieza final de la carrocer¨ªa: el cr¨¢neo m¨®vil del monoplaza.
El primer circuito del calendario tiene la vaga forma de un bote de cerveza aplastado por el canto de un pu?o. Sobre la base plana de la recta de tribunas encadena una sucesi¨®n de pliegues y repliegues que exigen una precisa identificaci¨®n con el recorrido: la identificaci¨®n del l¨ªquido con el serpent¨ªn. Puesto que la Federaci¨®n Internacional ha reducido en dos cilindros y unos doscientos caballos el porte y la potencia del motor, el piloto habr¨¢ de compensar el descenso de velocidad terminal con el aumento de velocidad de paso por curva. Forzar¨¢ sus propios l¨ªmites y pisar¨¢, seg¨²n los casos, con pie de pluma o con pie de plomo. Con el acelerador a fondo, un ojo en la embocadura y otro en la desembocadura del viraje, Fernando deber¨¢ encontrar lo antes posible el ideal de la trazada; descomponer los bucles, descifrar las par¨¢bolas, jugar con la tembladera de los pianos, adelantar con manos de timbalero y resistir con manos de violinista.
Desde ahora ser¨¢ asediado por Kimi Raikkonen, un hombre de hielo que hierve como nadie sobre la parrilla de salida. Vivir¨¢ bajo la amenaza del temerario Juan Pablo Montoya y, por supuesto, escuchar¨¢, con el resoplido de motores, el juramento de venganza del emperador destronado.
Se trata de aceptar con naturalidad el cambio de credenciales de aspirante por las de campe¨®n. Ayer todos quer¨ªan ser Michael Shumacher, hoy todos quieren ser Fernando.
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