El petr¨®leo de la discordia

China y Jap¨®n, segundo y tercer mayores consumidores de petr¨®leo tras Estados Unidos, est¨¢n sumidos en un agrio enfrentamiento por unos yacimientos de gas y de petr¨®leo situados en aguas disputadas en el mar de China Oriental. Cuatro rondas de negociaciones no han logrado poner fin a un conflicto en el que se mezclan la lucha por la seguridad energ¨¦tica y las rivalidades hist¨®ricas.

Las relaciones entre las dos potencias asi¨¢ticas viven, desde hace meses, uno de los peores momentos en las ¨²ltimas d¨¦cadas

Tokio y Pek¨ªn discrepan sobre la demarcaci¨®n mar¨ªtima, en el punto en el que las 200 millas n¨¢uticas de los dos pa¨ªses se superponen, en las islas llamadas Senkaku por Jap¨®n y Diaoyu por China. El desacuerdo se centra en los derechos de exploraci¨®n de los campos de Chunxiao, Tianwaitian, Duanquiao y Longjin -en su nombre chino-, en aguas cercanas a la l¨ªnea mediana que, seg¨²n Jap¨®n, delimita las respectivas zonas de exclusividad econ¨®mica. China no reconoce esta frontera, a medio camino entre las costas de los dos pa¨ªses, y argumenta que sus derechos se extienden mucho m¨¢s hacia el este, hasta el l¨ªmite de la placa continental del mar de China Oriental, que, seg¨²n afirma, es una prolongaci¨®n natural del continente. En juego est¨¢n unas reservas de gas estimadas en 200.000 millones de metros c¨²bicos.

Jap¨®n importa el 99% del gas y del petr¨®leo que consume, mientras que su rival compra en el exterior el 43% de su demanda de crudo. Se calcula que las importaciones representar¨¢n el 70% del consumo en China en 2020.

En la tercera ronda de negociaciones, celebrada el pasado octubre, Jap¨®n propuso desarrollar de forma conjunta los campos cercanos a la l¨ªnea divisoria, y pidi¨® a Pek¨ªn que detuviera los proyectos en esta regi¨®n hasta que fuera resuelta la crisis. Adem¨¢s, a?adi¨® que cualquier yacimiento m¨¢s hacia el oeste de la zona com¨²n podr¨ªa ser explotado por China, mientras que los que se encontraban al este corresponder¨ªan a Jap¨®n. La propuesta fue rechazada por Pek¨ªn, que asegura que tiene derecho soberano a explotar cualquier lugar situado a su lado de la l¨ªnea. Tokio argumenta que los proyectos en las proximidades de la mediana permiten a su vecino extraer recursos de bolsas de combustible que se extienden bajo las aguas japonesas.

Las negociaciones han vuelto a fracasar esta semana. Tokio ha rechazado la oferta puesta sobre el tapete en esta ocasi¨®n por Pek¨ªn, que contempla el desarrollo com¨²n de sendas ¨¢reas en el norte y el sur del mar de China Oriental. El Gobierno japon¨¦s la ha calificado de "inaceptable", sin m¨¢s detalles. Pek¨ªn comenz¨® a perforar de forma unilateral en la regi¨®n en 2003, con las consiguientes protestas japonesas.

Tokio otorg¨® el a?o pasado a una compa?¨ªa los derechos de explotaci¨®n en la zona en disputa, pero la extracci¨®n no ha empezado. El mayor diario japon¨¦s, Yomiuri Shimbun, asegur¨® en un editorial el pasado martes que habr¨ªa que poner en marcha los trabajos. "Jap¨®n no tiene otra opci¨®n que hacer los preparativos para iniciar la prospecci¨®n de gas natural en el mar de China Oriental si China contin¨²a rechazando de forma inflexible detener la exploraci¨®n en el ¨¢rea".

La petrolera China National Offshore Oil asegur¨® el pasado enero que est¨¢ preparada para comenzar la producci¨®n en el campo de Chunxiao en la primera mitad de este a?o. Seg¨²n el diario de Hong Kong, Ta Kung Pao, cercano al Gobierno de Pek¨ªn, la construcci¨®n de tres de los principales componentes del proyecto -la plataforma de exploraci¨®n, las conducciones submarinas y la terminal en tierra firme- ya ha sido finalizada.

El pasado septiembre, un destructor chino apunt¨® sus ca?ones hacia un avi¨®n de vigilancia japon¨¦s, que estaba sobrevolando las aguas en discusi¨®n, cerca de Chunxiao. Buques de guerra de ambos pa¨ªses navegan peri¨®dicamente en la regi¨®n.

Pero en el coraz¨®n del conflicto no est¨¢ ¨²nicamente la imperiosa necesidad que tienen las dos mayores econom¨ªas de Asia de lograr suministros energ¨¦ticos, sino el control sobre las islas, que tambi¨¦n reclama Taiwan, y las rencillas hist¨®ricas de dos naciones que se disputan el liderazgo en Asia.

A pesar de sus fuertes intercambios econ¨®micos, las relaciones entre los dos pa¨ªses viven desde hace meses uno de los peores momentos en d¨¦cadas. Las tensiones -exacerbadas por un alza del nacionalismo- han crecido por lo que Pek¨ªn considera las continuas negativas japonesas a reconocer su pasado imperialista y agresor, y por las visitas del primer ministro, Junichiro Koizumi, al santuario de Yasukuni, donde se rinde honor a los ca¨ªdos en la guerra, incluidos algunos criminales de guerra. Tokio ve con temor, por su parte, el creciente poder¨ªo econ¨®mico y militar chino.