Recordatorio y promesa
Este cr¨ªtico ha asistido dos veces, a lo largo de su vida de aficionado, a los intentos de resurrecci¨®n de la Sinfon¨ªa en re de Chap¨ª. La segunda, el lunes en el Auditorio, le ha cogido con m¨¢s canas y quiz¨¢ tambi¨¦n con menos ganas de pedirle cuentas a una historia musical que fue como fue. Acusarle a Chap¨ª de haber hecho una sinfon¨ªa como la suya -no precisamente una obra de juventud- es como meterse con Espronceda por no haber sido lord Byron. Qu¨¦ m¨¢s da.
El caso es que la reanimaci¨®n ha sido no s¨®lo entusiasta sino competente de veras -como corresponde a un director de la clase de Jos¨¦ Ram¨®n Encinar- y ha mostrado que en esta sinfon¨ªa hay cosas que uno calificar¨ªa, sin ¨¢nimo de menospreciar, de graciosas en el mejor sentido de la palabra, ideas en el segundo y el tercer movimiento que anticipan modales zarzueleros que vendr¨ªan a?os despu¨¦s y certificar¨ªan la genialidad del autor de Villena en ese g¨¦nero pero que en el molde sinf¨®nico quedan de aquella manera. El caso es que, acabada la competente versi¨®n, el esp¨ªritu del Chap¨ª que nunca fue volvi¨® a su tumba encantado de haber tomado el aire de una preciosa tarde madrile?a. Hasta la pr¨®xima, pues, y ustedes que lo vean.
Orquesta de la Comunidad de Madrid
Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, director. Adolfo Guti¨¦rrez Arenas, violonchelo. Obras de Ravel, Chaikovski y Chap¨ª. Auditorio Nacional. Madrid, 12 de marzo.
Antes hab¨ªamos descubierto a un violonchelista de primera clase, el joven y bien plantado Adolfo Guti¨¦rrez Arenas, de precioso sonido, amplio, poderoso, cantabile siempre. Algo m¨¢s, y muy claramente, que una mera promesa. Su versi¨®n de las Variaciones rococ¨® de Chaikovski fue magn¨ªfica de todo punto, beneficiado, adem¨¢s, por el excelente acompa?amiento de un Jos¨¦ Ram¨®n Encinar que abri¨® concierto con un Le tombeau de Couperin muy bien dicho. La orquesta pudo estar un poquito m¨¢s sensual, sobre todo para responder al impulso que el maestro dio a la puesta en pie de tanta belleza. Sali¨® muy bien la Forlane, uno de los momentos m¨¢s seductores de un concierto de esos que parece que no van a decir demasiado y al final salen muy decentitos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.