Las protestas de los estudiantes franceses ponen a la defensiva al Gobierno de Villepin
El presidente, Jaques Chirac, ofrece su "apoyo incondicional" al primer ministro
El movimiento estudiantil contra la precarizaci¨®n del trabajo de los j¨®venes sigui¨® tomando fuerza ayer en Francia mientras el Gobierno conservador se enrocaba cada vez m¨¢s en su defensa del llamado contrato de primer empleo (CPE, en sus siglas en franc¨¦s), que permite el despido de los menores de 26 a?os durante los dos primeros a?os de trabajo. Decenas de miles de estudiantes se manifestaron en todo el pa¨ªs, y 57 de las 84 universidades francesas estaban en huelga. El primer ministro, Dominique de Villepin, recibi¨® el "apoyo incondicional" del presidente, Jacques Chirac.
La primera de las tres jornadas de acci¨®n programadas esta semana contra el CPE produjo escenas tan sorprendentes como la de ayer en Par¨ªs, frente a la Sorbona, cerrada por orden gubernamental. M¨¢s de un millar de manifestantes se plant¨® ante un centenar de polic¨ªas antidisturbios (CRS) con sus cascos, escudos y porras, que a guisa de muralla bloqueaban el acceso a la vieja universidad. La mayor¨ªa se dispers¨®, pero un centenar decidi¨® enfrentarse a la polic¨ªa y para ello arrancaron los adoquines de la plaza de la Sorbona y los utilizaron como proyectiles. Los antidisturbios les rodearon y replicaron con granadas lacrim¨®genas. Seg¨²n fuentes policiales, seis agentes resultaron heridos y siete manifestantes detenidos.
Seg¨²n el principal sindicato estudiantil, la Uni¨®n Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF), ayer hab¨ªa 57 universidades embarcadas en la protesta. Para el Ministerio de Educaci¨®n hab¨ªa 17 centros "bloqueados" y 28 "perturbados", con lo que admit¨ªa que cuatro universidades se hab¨ªan unido a la protesta.
En Lille, la manifestaci¨®n congreg¨® a 4.000 personas; en Rennes a 4.500; en Clermont-Ferrand a m¨¢s de un millar y otros tantos en Brest y Montpellier. Un grupo de medio centenar de estudiantes bloque¨® la salida de dos trenes de alta velocidad de la estaci¨®n de Montparnasse, en Par¨ªs, y otro hecho similar tuvo lugar en Nantes.
La manifestaci¨®n de Par¨ªs deb¨ªa haber concluido en la Asamblea Nacional, donde Villepin afrontaba la sesi¨®n de control al Gobierno, para lo que hab¨ªa anulado su viaje a Berl¨ªn, donde ayer ten¨ªa lugar el VI Consejo de ministros franco-alem¨¢n. Desde la capital alemana, sin embargo, el primer ministro recibi¨® el apoyo expl¨ªcito de Chirac, de quien algunos analistas esperaban que se pronunciara contra el CPE. "Apoyo totalmente y sin reservas la acci¨®n del Gobierno en un problema tan delicado como el de la integraci¨®n de los j¨®venes en el mercado de trabajo", dijo el presidente.
De un modo m¨¢s matizado, Villepin recibi¨® tambi¨¦n el apoyo del ministro del Interior y presidente de Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP), Nicol¨¢s Sarkozy, para quien hay que ser "firme" sobre el CPE, "pero sin excesos de rigidez".
Villepin tuvo que aguantar un chaparr¨®n desde los bancos de la oposici¨®n, especialmente la dura intervenci¨®n del primer secretario del Partido Socialista (PS), Fran?ois Hollande, que le acus¨® de carecer de la "sabidur¨ªa" necesaria para evitar "un conflicto largo, duro y cuyo fin nadie puede prever". "El CPE funcionar¨¢", le respondi¨® tozudo el primer ministro. "Miles de contratos ser¨¢n firmados en los pr¨®ximos meses. Miles de empleos est¨¢n en juego para los j¨®venes de este pa¨ªs". Es un contrato "justo y equilibrado" y "ofrece verdaderas garant¨ªas a los j¨®venes", a?adi¨®.
El grupo parlamentario del PS, secundado por toda la oposici¨®n, plantear¨¢ un recurso contra el CPE ante el Consejo de Estado, denunciando que este contrato introduce una "ruptura de igualdad" entre los asalariados y es contrario al art¨ªculo 158 del Convenio de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT), que establece que ning¨²n trabajador puede ser despedido sin motivo.
Desde algunos sectores de la UMP, preocupados por el deterioro del Gobierno a un a?o de las elecciones, una decisi¨®n del Consejo de Estado en el sentido de detener la reforma laboral ser¨ªa, en definitiva, un mal menor y una manera de acabar con este embrollo antes de que crezca hasta llevarse por delante las posibilidades de los conservadores en 2007.
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