Europa bajo (el auspicio del) juicio
1. Estoy en desacuerdo con algunas declaraciones de representantes europeos ante la reciente muerte de Milosevic, sobre todo con las que la identifican, tal y como hac¨ªan J. Solana y J. Straw, con la desaparici¨®n del problema, independientemente de que hubiera o no juicio y sentencia, al modo de un "muerto el perro, se acab¨® la rabia"; necesario ha de ser ese juicio y esa sentencia -pero no s¨®lo, claro- para la asunci¨®n del pasado o el acercamiento de los pa¨ªses balc¨¢nicos a la UE, que ellos mismos deduc¨ªan del mero fallecimiento del dictador serbio.
2. Es esa misma necesidad de juicio y sentencia ahora la que distingue a Europa de otros proyectos pol¨ªticos (sin juicio) o religiosos (con juicio, pero al final) y no porque se erija ella en juez, sino porque es la encausada en el litigio como garante moral de la humanidad; en el caso del juicio a Milosevic es claro: no es tanto Europa la que juzga, no es simplemente el lugar del juicio; es, m¨¢s bien, la (¨²nica e irremplazable) juzgada por las v¨ªctimas del genocidio.
3. No dejar¨¦ de decir que el titular de portada de EL PA?S de este domingo ("La muerte de Milosevic abre la puerta a la reconciliaci¨®n completa de Europa") cae en lo dicho en el punto primero y olvida el segundo; es m¨¢s: el uso del sintagma "reconciliaci¨®n completa de Europa" a?ade una nota, pues al menos hubiera tenido que ser el juicio y su sentencia -en cualquier sentido- lo que suscitara ese titular; al menos, s¨ª, porque incluso es dudoso que pueda haber reconciliaci¨®n -y menos completud- en (y de) Europa tras permitir ella que un genocidio, fuera cual fuera su procedencia, ocurriera otra vez.
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