"Lo ¨²nico que quiero es vivir"
Uno de los presos condenados por un robo cometido hace 21 a?os vuelve a reclamar su indulto durante un permiso
Juan Ben¨ªtez, de Aljaraque (Huelva), termin¨® junto a cuatro compa?eros en la c¨¢rcel en 2003 por un delito que hab¨ªan cometido 18 a?os antes, cuando la mayor¨ªa de ellos eran todav¨ªa menores. Un crimen que consisti¨® en robar un televisor, un jam¨®n y un frigor¨ªfico. Transcurrido tanto tiempo, y en vista de que los cinco hab¨ªan rehecho sus vidas, todos solicitaron la suspensi¨®n de la condena y el indulto. A tres les concedieron el perd¨®n ese mismo a?o. Menos a Juan y a su compa?ero Antonio Hern¨¢ndez. Por eso volvieron a ser reclamados por la justicia. Juan, que hoy tiene 39 a?os, volvi¨® a la Prisi¨®n Provincial de Huelva el pasado agosto, y Antonio, de 41, hace un mes. Atr¨¢s dejaron parejas, hijos y puestos de trabajo. Juan era oficial de primera en las obras del Ayuntamiento de Aljaraque y Antonio trabajaba en una empresa de seguridad.
"A los 14 a?os comenc¨¦ a consumir drogas. Ya ten¨ªa un hermano enganchado"
Ayer Juan no estaba a la sombra. Disfrutaba en compa?¨ªa de su mujer, de un permiso que espera sea paso inminente al tercer grado y al indulto. Momento que Juan dedica a estar en compa?¨ªa de su esposa, Isabel Alfonseca y sus dos hijos, de 10 y 16 a?os.
Una tregua de las rejas que ve Juan con esperanza. "Espero que pronto pueda salir definitivamente", dec¨ªa ayer. Tanto el caso de Juan como el de Antonio saltaron a los medios de comunicaci¨®n hace unas tres semanas gracias a una campa?a emprendida por las mujeres de sus respectivas familias. Esposas y hermanas hicieron saber el dramatismo de la historia y pidieron su puesta en libertad. Hoy mismo, la familia de Antonio Fern¨¢ndez tienen convocada una concentraci¨®n en el centro del municipio en reivindicaci¨®n de sus demandas.
Juan Ben¨ªtez sabe del esfuerzo de sus familiares y amigos para que consiga la libertad. Unas peticiones que intentan hacer ver que las personas pueden cambiar. Como los cinco de Aljaraque, que se asomaban peligrosamente a la delincuencia y finalmente terminaron rehabilit¨¢ndose por s¨ª solos.
"A los 14 a?os comenc¨¦ a consumir drogas. Ya ten¨ªa un hermano enganchado. Me met¨ªa de todo. Fue una ¨¦poca muy mala (...). Yo era muy inseguro, con muchos complejos. Y cre¨ªa que con la droga me sent¨ªa mejor", recordaba ayer Juan. "En el camino he dejado muchos amigos, mucha gente que se ha muerto. La mayor¨ªa (...). Y lleg¨® un momento en el que me di cuenta de que las drogas me estaban quitando la vida". Instante que coincide en el tiempo con su detenci¨®n debido a los delitos que hoy est¨¢ pagando.
Pero su particular batalla contra la adicci¨®n no iba a ser f¨¢cil. "Pas¨¦ por muchos centros de desintoxicaci¨®n. Pero no me sirvieron. No funcionaban conmigo. Y es que la dependencia es muy fuerte. Y cada vez que ten¨ªa problemas recurr¨ªa a las drogas. Hasta que encontr¨¦ a la fundaci¨®n de Proyecto Nair. A ellos les debo todo. A ellos y a mi mujer".
Isabel Alfonseca conoci¨® a Juan en un campo de fresas donde ambos trabajaban. Juan acababa de salir de Nair. "Desde el primer momento le cont¨¦ por lo que hab¨ªa pasado. Y ella me apoy¨® en todo y me hizo cambiar. Pero sin obligarme a nada. Simplemente vi que lo que ella me ofrec¨ªa me gustaba". Tras conocerla, Juan se inscribi¨® en un programa de metadona en el que sigue. "Poco a poco me van bajando las cantidades. Lo que quiero es quitarme del todo".
En este tiempo, Juan Ben¨ªtez se cas¨® y tuvo a sus hijos. Trabaj¨® en todo tipo de labores, desde tapicero hasta recolector de coquinas. "Sin t¨ªtulo en nada y especialista de todo", r¨ªe al referirse a s¨ª mismo. Pero un d¨ªa de 2003 todo empez¨® a quebrarse. Al igual que Juan, los otros cuatro j¨®venes que hab¨ªan cometido delitos, empujados por las drogas, entraron en prisi¨®n por el delito que hab¨ªan cometido 18 a?os atr¨¢s. All¨ª pas¨® Juan varios meses, hasta conseguir una suspensi¨®n de la condena. Pesadilla que volvi¨® a repetirse el a?o pasado, tras ser rechazado el indulto que Juan hab¨ªa presentado. Todo lo contrario que tres de sus compa?eros, a los que s¨ª se les acept¨®. En el caso de Antonio Hern¨¢ndez, un error administrativo hizo que ni siquiera constase que lo hubiese pedido.
Y de vuelta a las rejas. "Fue terrible. Vino la Guardia Civil al Ayuntamiento, donde trabajaba como alba?il, para decirme que los acompa?ara al cuartel. Ellos me conocen perfectamente. Primero, porque vivo frente al cuartel, y despu¨¦s, porque en mi peor momento sab¨ªan de mis chanchullos. Pero, por eso mismo, sab¨ªan perfectamente que hab¨ªa cambiado y que lo que hac¨ªan era injusto. Pero era su trabajo. Y lo hicieron", recuerda Juan.
En la c¨¢rcel, Juan ha tratado de pasar el tiempo trabajando, "para tener la cabeza ocupada", explicaba su mujer. Ha trabajado limpiando letrinas y haciendo envases de pl¨¢stico para fresas. Y como Antonio Hern¨¢ndez, espera el indulto. ?Qu¨¦ piensa hacer una vez que sea completamente libre? "Cuando est¨¦ fuera, lo ¨²nico que quiero es vivir, trabajar, llevar dinero a casa, pasar las fiestas con mi familia y sacarme el carn¨¦ de conducir", dice Juan.
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