El Museo Albertina de Viena honra la modernidad visionaria de Mozart
Una gran exposici¨®n y la nueva casa museo celebran la inabarcable magnitud del genio
Si hay una ciudad que Mozart am¨® m¨¢s que ninguna otra, ¨¦sa era Viena. A Viena lleg¨® buscando la libertad que un padre explotador y un arzobispo de Salzburgo castrante le negaban; en Viena encontr¨® fama, dinero, ¨¦xito, y en Viena padeci¨® la envidia, la incomprensi¨®n y el fr¨ªo de una muerte temprana. Pero Mozart sigue reinando en la capital austriaca 250 a?os despu¨¦s de su nacimiento y la ciudad le honra con exposiciones impresionantes como Mozart. Experimento de la Ilustraci¨®n, en el Albertina, o con la apertura de la nueva casa museo.
Son dos de los acontecimientos m¨¢s importantes del A?o Mozart (Salzburgo, 1756-Viena, 1791), que dejar¨¢ huella en todo el mundo, pero sobre todo en su pa¨ªs, donde est¨¢ previsto que se celebren unos 4.200 actos y conciertos sobre el m¨²sico visionario y genial, que pertenecen a 150 proyectos diferentes.
?Empacho de Mozart? Nunca. La vitalidad del m¨²sico recorre la ciudad en la que triunf¨® y cay¨® en desgracia al pagar un precio excesivo por su ansia irrenunciable de libertad. Las librer¨ªas atiborran sus escaparates, las pasteler¨ªas atragantan los hornos, y sus vitrinas, con dulces y licores dedicados al m¨²sico, y hasta los ni?os cantores se prestan a hacerle homenajes bailando en espect¨¢culos de danza contempor¨¢nea.
Pero, adem¨¢s de en los teatros y las salas de conciertos, donde se pueden encontrar emociones que entroncan con el fascinante creador de La flauta m¨¢gica, es en museos como la galer¨ªa Albertina, que ha echado el resto este a?o con una exposici¨®n organizada junto al Instituto Da Ponte -inaugurada ayer y abierta hasta el 20 de septiembre-, en la que se han invertido 5,5 millones de euros.
A lo largo de las resplandecientes e imponentes salas del museo, situado en un v¨¦rtice que le comunica con la ?pera Estatal de Viena y el hotel Sacher, los organizadores han trazado un retrato de Mozart apasionante, que le coloca en di¨¢logo con la modernidad. Tanto, que creadores como el cineasta Michael Haneke, autor de La pianista o Cach¨¦ y que hace poco estren¨® un Don Giovanni controvertido en Par¨ªs, aguardaban la cola a primera hora de la ma?ana de ayer para ver la exposici¨®n, que dijo parecerle "fant¨¢stica".
Una alfombra llamativa, rosa y decorada con membrillos, marca el recorrido de toda la exposici¨®n, compuesta por m¨¢s de 1.100 objetos. Entre ellos, partituras de todas sus grandes ¨®peras y de obras tan asombrosas como el R¨¦quiem, bocetos de decorados de los montajes de la ¨¦poca, el piano en el que compuso Don Giovanni, cartas, cuadros...
Hay una sala dedicada a La flauta m¨¢gica y otras en las que algunos artistas y dise?adores de moda como John Galliano y Roberto Capucci recrean cierto estilo rococ¨®, la corriente en la que, seg¨²n el comisario, Herbert Lachmayer, hay que incluir el esp¨ªritu de Mozart, "porque mezcla un individualismo ac¨¦rrimo con un gusto por el adorno de estilos en su ¨¦poca".
Ser¨ªa quedarse corto, porque es dif¨ªcil encajar un genio como el mozartiano en una corriente simplemente, m¨¢s cuando resulta un precursor del romanticismo, un hijo del barroco, un admirador del neoclasicismo de Haydn... "Es m¨¢s el rococ¨® el que queda definido por personalidades como la de Mozart que al rev¨¦s", aclara Lachmayer.
La transgresi¨®n de las fronteras, la necesidad de superar las tinieblas, algo tan necesario en estos tiempos en los que se ponen en duda hasta los principios de la evoluci¨®n por algunos mandatarios occidentales deben acercarnos a¨²n m¨¢s al Mozart amante de la ciencia, de la alegr¨ªa de vivir; al Mozart profundo, mas¨®n, comprometido con el libre pensamiento y el Siglo de las Luces. Todas esas aristas se tratan en la exposici¨®n de la Albertina: "El viaje era la libertad para Mozart", asegura Lachmeyer. Viaja desde ni?o, huye, curiosea, aprende, engrandece sus misterios.
Una colecci¨®n de retratos adorna la entrada a la sala principal de la exposici¨®n. "Nadie le hizo un retrato posado, caben muchas maneras de pintarlo y nosotros queremos que cada visitante tambi¨¦n se haga su propia idea de Mozart", asegura Lachmayer. Se explica entre una considerable afluencia de grupos j¨®venes, que acuden a impregnarse del esp¨ªritu de uno de los esp¨ªritus m¨¢s transgresores de la ¨¦poca: "Un hombre que converge con una cierta concepci¨®n libertina de las cosas que le une a Lorenzo da Ponte y a su amigo Casanova en ¨®peras como Don Giovanni", afirma el comisario.
Lo hace cerca de la vitrina que contiene la partitura y una copia del libreto de la ¨®pera sobre el personaje de inspiraci¨®n hisp¨¢nica que ¨¦l inmortaliz¨® a escala universal y que reza "Il disoluto punito osia Il Don Giovanni", una de las joyas de la exposici¨®n capaces de poner la carne de gallina, lo mismo que las manchas y algunos de los tachones que humanizan la figura del genio en los manuscritos de Las bodas de F¨ªgaro, de La clemenza de Tito o El rapto en el Serrallo, monumentos del arte universal al alcance de sus ojos en la Albertina.
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