Un hombre solo entre dos trenes
Freire se enfrenta en la cl¨¢sica ciclista Mil¨¢n-San Remo a Petacchi y Boonen con todos sus 'obreros'
?Qu¨¦ diferencia hay entre fabricar coches, salchichas o victorias en una carrera ciclista?
Esta pregunta, dados los tiempos que corren, no es tan incongruente como para no haber rebotado en la cabeza de ?scar Freire varias veces estas ¨²ltimas semanas. Y tantas veces como se la ha preguntado tantas veces le ha costado encontrar una respuesta. Tanto, que no sabe.
Tantas veces como 15, por lo menos, porque 15 son las veces esta temporada en que el belga Tom Boonen (diez) o el italiano Alessandro Petacchi (cinco) han ganado una carrera. Todas las veces, de la misma manera. Tres, cuatro o cinco corredores de su equipo, entrenados para ello, especialistas en ello, s¨®lo pendientes de ello, obreros especializados en una cadena de producci¨®n, se ponen al frente del pelot¨®n, ya convertido en una flecha, en los ¨²ltimos kil¨®metros. Ritmo infernal. Ritmo imposible. Relevos cortos. Cada vez m¨¢s deprisa. Son los trenes, el ¨²ltimo orgullo de la t¨¢ctica ciclista moderna. El tren de Petacchi, ganador en 2005 de la Mil¨¢n-San Remo. El tren de Boonen, ganador en Madrid del ¨²ltimo Mundial.
"As¨ª es el ciclismo de ahora: cada vez est¨¢ todo m¨¢s controlado. Pero creo que puedo ganar"
Y, entonces, a 200 metros de la meta, cuando todos sus obreros han cumplido su cometido, se queda solo, ante la ¨²ltima l¨ªnea, el l¨ªder, el jefe, Petacchi, Boonen, que s¨®lo tiene que dar cuatro pedaladas en progresi¨®n, levantar los brazos, se?alarse como el mejor.
"As¨ª es el ciclismo de ahora", reflexiona Freire, 30 a?os reci¨¦n cumplidos; "cada vez est¨¢ todo m¨¢s controlado, cada vez son m¨¢s profesionales los actores, cada vez todo est¨¢ m¨¢s en su sitio. Esto es as¨ª y no se puede cambiar. Y creo que en el ciclismo del futuro se ver¨¢ desde m¨¢s lejos qui¨¦n va a ganar. Creo que, salvo en el Tour, cada vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil dar sorpresas. En un Tour puede ganar cualquiera. En una Mil¨¢n-San Remo es imposible. Un hombre solo, como yo, tiene cada vez menos espacio".
Sin embargo, contradici¨¦ndose, Freire, un hombre solo, ha ganado una Mil¨¢n-San Remo, la cl¨¢sica de casi 300 kil¨®metros, el Mundial de primavera, que se disputa hoy. La gan¨® hace dos a?os. Sorprendi¨® al alem¨¢n Erik Zabel, ganador cuatro veces y ahora en el ocaso, pen¨²ltima locomotora en el tren de Petacchi. Le sorprendi¨® cuando ya levantaba los brazos, cuando ya se sent¨ªa pentacampe¨®n. Le rob¨® la victoria con el ¨²ltimo golpe de ri?ones.
"Es lo que se puede hacer, aprovecharse de un error de los rivales. Aunque yo tambi¨¦n los cometo, como hace un a?o, cuando un error de ¨²ltima hora me dej¨® fuera", dice Freire; "cuando gan¨¦, no me estorb¨® nadie. Y es lo que espero que pase este a?o: que se molesten entre los trenes de Petacchi y Boonen y yo pueda aprovecharlo".
La victoria sobre Zabel en 2004 es la que mejor simboliza lo que es Freire en el ciclismo moderno, un hombre a contracorriente, un francotirador. "Nunca he tenido un equipo que me dejara a 200 metros y para algunas carreras me gustar¨ªa. Las pocas veces que me han dejado he ganado", alega; "pero yo no cambio nada de lo que hago. Estoy contento con lo que gano, con lo que hago. Si no he ganado m¨¢s [cuenta 46 victorias por 108 de Petacchi y 46 de Boonen, que tiene cinco a?os menos] es por falta de ambici¨®n en las peque?as. Pero, al tiempo, cada vez tengo m¨¢s ambici¨®n para las grandes".
Y si Freire, tres veces campe¨®n mundial, no ha ganado m¨¢s carreras pese a ser un corredor rapid¨ªsimo, h¨¢bil y muy inteligente ha sido tambi¨¦n por culpa de las lesiones. Insidiosas y de origen desconocido. Dolores en la espalda, en el gl¨²teo. La ¨²ltima le dur¨® desde su pen¨²ltima victoria, la Flecha Brabanzona, marzo de 2005, hasta la ¨²ltima, una etapa de la Tirreno-Adri¨¢tico, el pasado s¨¢bado: "Llevo nueve a?os de profesional, pero se podr¨ªan resumir en cuatro completos. La ¨²ltima lesi¨®n ya no me da guerra, pero no s¨¦ hasta cu¨¢ndo. Como no s¨¦ c¨®mo se cur¨® y qu¨¦ la produjo, lo ¨²nico que puedo hacer es tener cuidado, tocar madera y esperar que no se reproduzca". "Pero, pese a todo, creo que esta Mil¨¢n-San Remo se puede ganar"¡¤, concluye.
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