La nostalgia del hielo Un viaje en barco por el fascinante mundo de la Ant¨¢rtida

La Ant¨¢rtida es el continente m¨¢s elevado, seco, fr¨ªo, ventoso, desierto y desconocido del planeta. Este territorio tiene una vez y media la extensi¨®n de Europa. El 99,5% de su superficie est¨¢ cubierto de hielos que en algunas zonas alcanzan casi los 5.000 metros de espesor, y que en su conjunto acumulan las cuatro quintas partes del agua dulce del mundo. Si el hielo del casquete ant¨¢rtico se fundiese, el nivel de los mares subir¨ªa 60 metros y los cambios clim¨¢ticos producidos transformar¨ªan por completo la vida en nuestro mundo.

Sin llegar a vivir las epopeyas de los legendarios exploradores del Continente Blanco (Shackleton, Scott, Amundsen...), hoy tambi¨¦n es posible tomar contacto con la esencia ant¨¢rtica a trav¨¦s de expediciones organizadas. Los recorridos que se pueden realizar comprenden una m¨ªnima parte de este inh¨®spito y maravilloso mundo helado; desde las islas m¨¢s septentrionales de las Shetland del Sur, hasta el paralelo 65, muy cerca ya del C¨ªrculo Polar Ant¨¢rtico.

El Aleksey Maryshev, un barco de investigaci¨®n construido en Finlandia en 1990 y especialmente reforzado para navegar entre hielo, pertenece al Instituto Hidrogr¨¢fico de San Petersburgo y dispone de confortables camarotes para alojar alrededor de 40 pasajeros. Isla Livingstone, isla Decepci¨®n, estrecho de Gerlache, bah¨ªa Para¨ªso, canal Lemaire, isla Peterman se ir¨¢n sucediendo entre cormoranes ant¨¢rticos, fardelas y petreles que siguen al barco, albatros enormes que pueden volar m¨¢s de tres a?os seguidos sin necesidad de posarse, ni para comer ni para beber, e icebergs de m¨¢s de 100 metros de altura flotando en un mar gelatinoso. Monta?as de hielo que de repente se desploman con estr¨¦pito y se hunden en unas aguas de quietud irreal, para reaparecer enseguida, entre lentas y alargadas ondulaciones mostrando un azul el¨¦ctrico, que contiene aire comprimido de hace m¨¢s de 10.000 a?os.

1 PUERTO LOCKROY.

Cuando las condiciones meteorol¨®gicas lo permiten, el Aleksey Maryshev echa el ancla y deja que sus ocupantes alcancen en zodiac las orillas y visiten alguna de las estaciones cient¨ªficas y antiguas bases balleneras que hay en la pen¨ªnsula e islas ant¨¢rticas. Algunos de estos lugares, ahora abandonados, conservan intacto todo su poder de evocaci¨®n y parecen haber congelado en el tiempo un instante de otras ¨¦pocas. Por ejemplo, en puerto Lockroy, en la isla de Wiencke, las provisiones, los muebles y utensilios cotidianos permanecen como los dejaron en 1954, antes de marcharse, los ocupantes brit¨¢nicos de aquella base. La bah¨ªa de esta isla, adem¨¢s de exhibir abundantes restos de huesos de ballena, alberga una importante colonia de ping¨¹inos pap¨²a y abundantes grupos de focas de weddell y cangrejeras. Tambi¨¦n es posible ver a la rara foca leopardo, un feroz depredador de costumbres poco conocidas, cuyo aspecto general recuerda bastante a un viejo reptil prehist¨®rico.

2 HANNAH POINT.

Antes de puerto Lockroy, en isla Livingstone, tambi¨¦n se puede desembarcar: en Hannah Point, una preciosa bah¨ªa en la que pueden contemplarse gigantescas colonias de ping¨¹inos pap¨²a y barbijo, adem¨¢s de nutridas familias de elefantes marinos. Los elefantes marinos mueven con parsimoniosa lentitud las gigantescas moles de grasa que son sus cuerpos. Estos desproporcionados mam¨ªferos, que llegan a pesar 3.700 kilos y miran con expresi¨®n de obesos tristes, son las focas m¨¢s grandes que existen. La perezosa quietud de estos colosos contrasta con el ajetreado ir y venir de los ping¨¹inos, que, como adultos bien vestidos y con prisa, corren de uno a otro lado.

3 ISLA DECEPCI?N.

Entre 1790 y 1988, en toda el ¨¢rea ant¨¢rtica y subant¨¢rtica se perpetr¨® la m¨¢s terrible y sistem¨¢tica matanza de ping¨¹inos, focas y ballenas, incluida, en 1912, la de la Gran azul, una ballena azul de 34 metros, el animal m¨¢s grande que se haya medido nunca en la tierra. De esta triste parte de la historia ant¨¢rtica sabe mucho isla Decepci¨®n. Una isla volc¨¢nica, todav¨ªa en plena actividad y en la que entre 1900 y 1933 oper¨® una de las mayores factor¨ªas balleneras del continente. A¨²n hoy pueden verse los hornos en los que se obten¨ªa el aceite de foca y ballena y los enormes dep¨®sitos en los que se almacenaban. Isla Decepci¨®n es un cr¨¢ter de 10 kil¨®metros de di¨¢metro, con forma de herradura e inundado por el mar. Este espacio natural resulta desconcertante, pues mientras que la temperatura ambiental, o la sensaci¨®n t¨¦rmica, puede rondar los 30 grados bajo cero, uno puede ba?arse en algunos lugares de su costa, inmerso en aguas calientes que pueden superar los 60 grados.

4 CANAL LEMAIRE.

Tras el paso por el estrecho de Gerlache, el Aleksey Maryshev se acerca al canal Lemaire. A los lados, s¨®lo el manto blanco de las nieves recientes y los hielos milenarios suavizan los duros perfiles de una costa defendida por escarpados farallones que, entre colosales lenguas de glaciar, muestran sus oscuras y verticales caras de basalto. El paso es tan estrecho y las paredes que estrujan el agua tan altas que en pleno mediod¨ªa el barco queda a la sombra.

5 FARADAY.

Cerca de la isla Peterman puede visitarse la antigua base inglesa Faraday, m¨ªtica estaci¨®n cient¨ªfica donde se detect¨® por primera vez el agujero de ozono. ?ste es el punto m¨¢s austral del viaje, a muy poca distancia del C¨ªrculo Polar Ant¨¢rtico. En estas latitudes y en esta ¨¦poca nunca se hace de noche y merece la pena alargar el d¨ªa para ver el amanecer, alrededor de las cuatro de la madrugada, cuando los icebergs empiezan a reflejar las primeras luces del t¨ªmido sol y se asiste al m¨¢s exquisito repertorio de juego de luces ant¨¢rtico. A veces, el lejano golpeteo de las ballenas minke, estrellando sus cuerpos contra el agua, sirve de contrapunto sonoro al espect¨¢culo de luz.

6 BAH?A PARA?SO.

Llegando al que probablemente sea uno de los parajes m¨¢s majestuosos que puedan verse en el mundo, bah¨ªa Para¨ªso, una luz de intensidad desconocida pinta el gigantesco borde claroscuro de la costa, sobre unas aguas quiet¨ªsimas. Lo que no est¨¢ en el gui¨®n de bah¨ªa Para¨ªso, pero puede suceder, es que inesperadamente aparezca en escena un grupo de orcas. A menos de 100 metros de donde est¨¢ la zodiac vemos aparecer fugazmente unas aletas. Mientras seguimos mirando en aquella direcci¨®n, escuchamos un fuerte resoplido a nuestra espalda. Cinco orcas est¨¢n detr¨¢s de nosotros, tan cerca de la embarcaci¨®n que simplemente extendiendo el brazo habr¨ªa sido posible tocar sus escurridizos lomos negros. Pura adrenalina.

En todos los sentidos, la Ant¨¢rtida es un lugar donde lo razonable es imaginar lo inimaginable. Un territorio extremo, ante cuya excepcional belleza e inusitada dureza lo m¨¢s elocuente es el silencio. Un mundo que despierta la a?oranza y un irresistible impulso de volver, incluso antes de haberse ido. Un sitio que al alejarse de ¨¦l provocaba en Shackleton un ¨²ltimo pensamiento: "La nostalgia del hielo, la tristeza de la partida, el anhelo de regresar a la inmensidad blanca y vac¨ªa".