De monasterio a complejo cultural
Historia y gastronom¨ªa, ejes del proyecto que se desarrolla en Sant Benet de Bages, donde se alzar¨¢n tres nuevos edificios
Las gr¨²as han logrado que el campanario del monasterio de Sant Benet parezca peque?o, mientras que el trasiego de excavadoras y el zumbido de los compresores han roto el silencio y la tranquilidad que hasta ahora han acompa?ado a este monumento situado en Sant Fruit¨®s de Bages. Las obras, impulsadas por Caixa Manresa, persiguen convertir el monasterio en un centro cultural y tur¨ªstico, seg¨²n un plan que tiene como ejes fundamentales la historia y la alimentaci¨®n. El proyecto, en el que se invertir¨¢n 40 millones de euros, prev¨¦ la restauraci¨®n del monumento y construir en unos terrenos adyacentes tres edificios que albergar¨¢n la sede de la Fundaci¨®n Alicia, un proyecto de investigaci¨®n gastron¨®mica liderado por el cocinero Ferran Adri¨¤ y asesorado por el cardi¨®logo Valent¨ªn Fuster, un hotel con 80 habitaciones y un centro de convenciones. La inauguraci¨®n est¨¢ prevista para la primavera del a?o 2007.
Caixa Manresa compr¨® el edificio en 2000 y durante este tiempo los trabajos se han centrado en la restauraci¨®n del edificio benedictino y en la elaboraci¨®n del proyecto de usos del mismo. Dirigida por los arquitectos Francisco Javier Asarta y Josep M. Esquius, la restauraci¨®n ha estado precedida de trabajos arqueol¨®gicos que han localizado restos de ¨¦poca romana y una necr¨®polis medieval con m¨¢s de 80 sepulturas. De hecho, el monasterio que se fund¨® en el a?o 950 por el noble Sal.la y su esposa Ricarda para acoger una comunidad de monjes que protegieran las consideradas reliquias de San Valent¨ªn que el mismo hab¨ªa tra¨ªdo de Roma, tuvo que ser construido de nuevo tras ser arrasado por musulmanes sarracenos el a?o 1125 y ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de los siglos, como el nuevo palacio del abad, la enfermer¨ªa o la bodega construidas alrededor del patio de entrada, en el siglo XVI, o las m¨¢s recientes realizadas por el arquitecto Puig i Cadafalch, que recibi¨® el encargo del pintor Ramon Casas y de su familia, que lo hab¨ªan comprado en 1904, de restaurar la ruina en que se hab¨ªa convertido el edificio tras el abandonado por los monjes en el siglo XIX.
La restauraci¨®n realizada en la iglesia ha permitido descubrir la cripta rom¨¢nica escondida bajo otra m¨¢s moderna decorada con frescos realizados en el siglo XVII, cuando la abad¨ªa depend¨ªa de Montserrat que instal¨® all¨ª, primero una escuela de m¨²sica y m¨¢s tarde un asilo para monjes jubilados. En el ¨¢bside y en la nave central se han recuperado las pinturas barrocas, el p¨²lpito y las claves de la b¨®veda, realizados en madera policromada y, ahora, se trabaja en la adecuaci¨®n de los pisos inferiores y en las salas nobles que Puig y Cadafalch construy¨® sobre la obra rom¨¢nica, mientras se ultiman los detalles de la museograf¨ªa que permitir¨¢ visitar el monumento. Seg¨²n su responsable Eudald Tomasa, "la museograf¨ªa ser¨¢ poco convencional, y buscar¨¢ sugestionar al visitante, traslad¨¢ndolo a cada momento hist¨®rico del monasterio, mediante t¨¦cnicas cinematogr¨¢ficas y convirtiendo la visita en una experiencia est¨¦tica y emotiva".
Marta Lacambra, directora de la obra social de Caixa Manresa y del proyecto de Sant Benet, explica: "los audiovisuales estar¨¢n protagonizados por personajes secundarios de la historia, como criados, alba?iles o estudiantes, ya que se trata de contextualizar estos mil a?os desde un punto de vista m¨¢s social que religioso". Tomasa puntualiza: "Se podr¨¢ hacer una doble visita, la del edificio con sus muros desnudos y la que utilizar¨¢ efectos, que con el m¨¢ximo rigor, explicar¨¢n las historias que se vivieron dentro de ellos". Los ¨²nicos objetos que podr¨¢ ver el visitante estar¨¢n en la zona que reform¨® Puig y Cadafalch, pero en vez de estar en vitrinas se podr¨¢n ver en el lugar que ocuparon en el momento de su uso. Se trata de la magn¨ªfica colecci¨®n de m¨¢s de 2.000 objetos: muebles, colecciones de cer¨¢mica o de vidrio, cuadros y otros objetos de uso cotidiano, que permanec¨ªan en el edificio en el momento de ser adquirido y que ahora han sido guardados y restaurados esperando ser expuestos.
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