La firmeza, ¨²nica opci¨®n ante una crisis peligrosa
La elecci¨®n de Mahmud Ahmadineyad como presidente de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n supuso para algunos analistas el inicio de la crisis nuclear iran¨ª. Sin embargo, nada m¨¢s lejos de la realidad, pues el r¨¦gimen iran¨ª lleva a?os intentando dotarse de armas nucleares. Formalmente, la crisis estalla en diciembre de 2002, cuando el r¨¦gimen iran¨ª es seriamente amonestado por el OIEA por sus graves incumplimientos del tratado de no proliferaci¨®n nuclear (TNP). Las promesas del presidente reformista Mohamed Jatam¨ª no eran s¨®lo la cara amable de ese r¨¦gimen, sino que adem¨¢s constitu¨ªan un intento muy claro de ganar tiempo y enmascarar sus verdaderas intenciones. De hecho, por sensatas que pareciesen las promesas y los compromisos del Gobierno de Jatam¨ª, lo cierto es que ¨¦ste nunca tuvo el control de las instituciones m¨¢s poderosas e influyentes del Estado.
El r¨¦gimen iran¨ª no tiene verdadera voluntad negociadora, s¨®lo pretende ganar tiempo
De hecho, los sectores m¨¢s ultraconservadores, rigoristas y radicales del r¨¦gimen han controlado siempre los verdaderos resortes del poder de la Rep¨²blica Isl¨¢mica; en este sentido, dominan ¨ªntegramente el Consejo de Guardianes de la Revoluci¨®n, formado por 12 miembros, 6 cl¨¦rigos y 6 juristas; deciden qui¨¦n puede presentarse a las elecciones y pueden hasta revocar el mandato de cualquier alto responsable pol¨ªtico, con procedimientos expeditivos y nada transparentes. Hasta tal punto que, aunque se vote en la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, en realidad se elige a quien el Consejo de Guardianes considera "apto" seg¨²n sus par¨¢metros. Estos sectores ultraconservadores y radicales controlan, igualmente, a los Guardianes de la Revoluci¨®n (Pasdar¨¢n), los Ministerios del Interior y Defensa, as¨ª como el muy temido y brutalmente eficaz Ministerio de Inteligencia.
Esto, sin olvidar que la jerarqu¨ªa eclesial oficial chi¨ª es, en su aplastante mayor¨ªa, seguidora de las tesis m¨¢s rigoristas. El Consejo de Guardianes de la Revoluci¨®n, verdadero ¨¢rbitro, si bien parcial, de la vida pol¨ªtica iran¨ª, hizo lo imposible para que uno de "los suyos" ganase la elecci¨®n presidencial, cerr¨¢ndole el paso a cualquier candidato de los sectores reformistas que tuviese unas m¨ªnimas posibilidades de ¨¦xito.
Los intentos del Reino Unido, Francia y Alemania por resolver esta crisis han sido loables, pero est¨¦riles. No debemos olvidar que all¨¢ por el a?o 2003, algunos pon¨ªan a esta iniciativa europea como ejemplo de ¨¦xito en la resoluci¨®n de graves. Se est¨¢ confirmando lo que algunos ya dijimos hace a?os, que nunca hubo una verdadera voluntad de negociaci¨®n por parte del r¨¦gimen iran¨ª, y que a la actual situaci¨®n se ha llegado gracias a sus h¨¢biles maniobras dilatorias.
El r¨¦gimen iran¨ª estaba d¨¢ndose cuenta de la imparable revoluci¨®n silenciosa que estaba teniendo lugar en el pa¨ªs. Muchas mujeres han sido la vanguardia de este desaf¨ªo a la c¨²pula pol¨ªtica de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Desde utilizar el hiyab de colores, a ense?ar el cabello cada vez m¨¢s o ponerse pantalones debajo de las gabardinas obligatorias, que, a su vez, se hac¨ªan cada vez m¨¢s cortas.
La mayor¨ªa de los habitantes de Ir¨¢n de este principio del siglo XXI no conocieron ni el r¨¦gimen anterior ni los inicios de la revoluci¨®n del 79 y ans¨ªan libertad, apertura, normalidad, homologaci¨®n internacional y una verdadera democracia. La jerarqu¨ªa se percat¨® de esta realidad imparable y se aprest¨® a tomar las medidas necesarias para evitar que la situaci¨®n se le fuera de las manos. La elecci¨®n de Ahmadineyad es una de las primeras medidas, y la exacerbaci¨®n de la crisis nuclear, la segunda. El pueblo iran¨ª tiene una muy vieja historia, se sienten muy orgullosos de la misma y todos, sin excepci¨®n, se declaran patriotas y nacionalistas. Ahmadineyad, y sobre todo sus jefes, ha jugado h¨¢bilmente con la fibra nacionalista iran¨ª, incit¨¢ndola con su desaf¨ªo nuclear y justific¨¢ndose ante su opini¨®n p¨²blica, asegurando que es una respuesta a la "prepotencia occidental". S¨®lo cabe esperar que aquellos que hab¨ªan iniciado esa revoluci¨®n pac¨ªfica y silenciosa se den cuenta de que la c¨²pula de su pa¨ªs ha estado jugando descaradamente con sus sentimientos.
Reflexi¨®n aparte merece la incoherencia e irresponsabilidad de los que han propugnado el derecho de Ir¨¢n a tener energ¨ªa nuclear, aunque sea de uso doble, cuando esos mismos son los m¨¢s fieros enemigos de este tipo de energ¨ªa en Occidente. Igualmente disparatado es el argumento de decir que Ir¨¢n tiene derecho a tener armas nucleares porque ya las tienen otros vecinos. Lo curioso es que quienes dicen esto se declaran pacifistas y omiten el argumento verdaderamente v¨¢lido, que es mejor que haya menos pa¨ªses con armas nucleares que m¨¢s. A mayor abundamiento, la crisis nuclear iran¨ª puede provocar una desenfrenada carrera armament¨ªstica en la regi¨®n, puesto que, en privado, algunas de las potencias del Golfo ya han dicho que si Ir¨¢n fabrica bombas nucleares, ellos las comprar¨¢n.
Todo esto habr¨ªa podido evitarse si la firmeza hubiese sido la t¨®nica com¨²n, no s¨®lo de todos los pa¨ªses europeos y occidentales, sino incluso de todas las fuerzas pol¨ªticas dentro de nuestros pa¨ªses. Pues conviene recordar que las medidas que hoy se est¨¢n adoptando en el seno de la OIEA y de las Naciones Unidas fueron rechazadas por el Partido Socialista y sus socios en una votaci¨®n del Congreso a principios de la presente legislatura.
Que se tome nota de aquella falta de visi¨®n de futuro, que se tome nota de esa enorme irresponsabilidad y se sepa que el hecho de haber empezado tarde con la firmeza y la presi¨®n podr¨ªa provocar una de las crisis geoestrat¨¦gicas m¨¢s graves de la humanidad, desde la de los misiles de Cuba de 1962.
Gustavo de Ar¨ªstegui, diplom¨¢tico, es portavoz del PP en la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores.
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