Vivienda de calidad
Modernizar la construcci¨®n de edificios, procurar el ahorro energ¨¦tico en las viviendas imponiendo norm¨¢s de eficiencia y establecer condiciones que mejoren la salubridad de los pisos son exigencias que sin duda aprobar¨ªa cualquier Gobierno. Por esa raz¨®n se comprende mal que el C¨®digo T¨¦cnico de Edificaci¨®n que el pasado viernes aprob¨® el Consejo de Ministros haya dormido en el limbo de los proyectos sin concretar durante m¨¢s de cuatro a?os. Despu¨¦s de tan prolongado plazo de elaboraci¨®n, discusi¨®n y superaci¨®n de resistencias pol¨ªticas y corporativas, el c¨®digo parece razonablemente avanzado en el ¨¢mbito del ahorro de energ¨ªa -obliga, por ejemplo, a que los edificios dispongan de paneles solares para aportar una parte sustancial del agua caliente necesaria en las viviendas- y propone aislamientos t¨¦rmicos que eviten la fuga de energ¨ªa. Sin embargo, adolece de problemas insistentemente denunciados por los ciudadanos, como la ausencia de normas desarrolladas para proteger las viviendas del ruido. La contaminaci¨®n ac¨²stica es una plaga en las ciudades. Por eso es inexcusable que se perfilen urgentemente normas de aislamiento sonoro para evitar que la legislaci¨®n se quede anticuada antes de nacer.
Las nuevas exigencias, que mejorar¨¢n sin duda la calidad medioambiental de las nuevas viviendas, se aplicar¨¢n despu¨¦s de un plazo de adaptaci¨®n y preparaci¨®n de entre 6 y 12 meses a partir del momento en que se publiquen en el Bolet¨ªn Oficial del Estado. Un retraso m¨¢s que a?adir a la inquietante prolongaci¨®n de normas de edificaci¨®n elaboradas en los a?os setenta. Era urgente modernizar los criterios de construcci¨®n. Pese a ello han surgido cr¨ªticas que advierten sobre un encarecimiento de los pisos con su aplicaci¨®n. Los c¨¢lculos de ese impacto sobre los precios van desde el 1% que reconoce el Ministerio de la Vivienda hasta el 2,5% que estiman no pocos promotores. Siendo l¨®gica la preocupaci¨®n, es m¨¢s que probable que el ahorro energ¨¦tico amortice la subida del precio inicial incluso en un periodo muy reducido de la vida previsible de la vivienda.
Las mejoras de calidad tienen por lo general siempre una repercusi¨®n en los precios. Pero no son este tipo de mejoras en la calidad de las edificaciones las responsables principales ni secundarias de la carest¨ªa de la vivienda. As¨ª que no es ¨¦ste el argumento principal para oponerse a ellas. Si los promotores consideran que las obligaciones del c¨®digo estrechan los m¨¢rgenes de rentabilidad de la vivienda protegida, tienen en todo caso canales de di¨¢logo con el Ejecutivo para afrontar juntos las dificultades que siempre van unidas a la implantaci¨®n de nuevas regulaciones.
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