Estatuto listo
La Comisi¨®n Constitucional del Congreso ha dejado el proyecto de nuevo Estatuto catal¨¢n listo para su votaci¨®n en el pleno del 30 de marzo. Los votos en contra del PP y de ERC certifican que el consenso no ha podido alcanzar a los dos extremos. Sin embargo, el texto aprobado ayer demuestra que la voluntad de acuerdo se ha impuesto a algunos excesos ret¨®ricos que sosten¨ªan que los puntos esenciales del proyecto salido del Parlamento catal¨¢n eran "innegociables" o incluso que deber¨ªa ser convalidado sin m¨¢s.
Tan s¨®lo Esquerra, de entre los proponentes, qued¨® atrapada en esa ret¨®rica. El resto acab¨® aceptando el principio de que un buen Estatuto ser¨ªa aquel que, adem¨¢s de suscitar el m¨¢ximo consenso en Catalu?a, sea aceptable para la mayor¨ªa de los espa?oles. El resultado de esa negociaci¨®n es un texto del que han desaparecido los aspectos manifiestamente inconstitucionales y en el que han sido remodelados los art¨ªculos que pod¨ªan generar desigualdad de derechos entre espa?oles o condicionar de manera exagerada las atribuciones del Gobierno central. El nuevo texto aumenta las competencias de la Generalitat, refuerza las garant¨ªas del autogobierno y mejora la financiaci¨®n; pero todo ello conforme a un modelo susceptible en principio de extensi¨®n a otras comunidades.
Que llegue al pleno con menos consenso del que suscit¨® el actualmente vigente es consecuencia de un proceso negociador marcado por dos condicionantes: el imprudente compromiso preelectoral de Zapatero de avalar lo que llegase de Catalu?a (lo que favoreci¨® una puja), y la pugna entre ERC (desde dentro del tripartito) y CiU (en la oposici¨®n) por la hegemon¨ªa del nacionalismo. Maragall no ha sido capaz de canalizar el proceso desde un liderazgo indiscutible, y la inmadurez de Esquerra fue aprovechada por Artur Mas para convertirse en el interlocutor de Zapatero en el tramo decisivo de la negociaci¨®n. Ello provoc¨® a su vez la radicalizaci¨®n final de ERC y su voto negativo.
El PP pudo haber capitalizado el encauzamiento del texto hacia los l¨ªmites constitucionales mediante f¨®rmulas que coinciden en parte con enmiendas suyas; pero la estrategia de brocha gorda del equipo de Rajoy ha preferido vender la idea de que el texto salido de la Comisi¨®n es tan inconstitucional e inaceptable como el que lleg¨® del Parlamento catal¨¢n; esa estrategia culmina con el disparate de la recogida de firmas para la convocatoria de un refer¨¦ndum en toda Espa?a sobre el Estatuto, que es una forma de trasladar a la calle la bronca entre pol¨ªticos y de fomentar el enfrentamiento entre comunidades.
Una ense?anza, que sirve sobre todo para el proceso que pronto se abrir¨¢ en el Pa¨ªs Vasco, es que la l¨®gica auton¨®mica implica equilibrios que no se pueden romper unilateralmente. Otra conclusi¨®n es que hay que separar la pol¨ªtica de alianzas, coyuntural por definici¨®n, de las lealtades b¨¢sicas a las que ning¨²n gobierno central podr¨¢ renunciar. Y una tercera, que no hay oposici¨®n m¨¢s est¨¦ril que la que se limita a profetizar la cat¨¢strofe, haga lo que haga el Gobierno.
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