El signo del infinito y la felicidad
Me despierto con una nueva palabra flotando en la mente: "nodulaciones", y es que me dorm¨ª con otra: "nodo". ?Qu¨¦ ha sucedido en mi cerebro durante las horas del sue?o? Recuerdo que la tarde anterior, hablando por tel¨¦fono con Pablo Alonso, que ha publicado un libro donde interpreta los 42 signos enigm¨¢ticos de la Ventana de la Aparici¨®n del santuario de Caravaca de la Cruz, hab¨ªa salido la palabra "nodo". Hace m¨¢s de un a?o vino ¨¦l a mi casa y se fij¨® de inmediato en una fotocopia que estaba sobre un atril. Casi sin pre¨¢mbulo me pregunt¨®: "?Por qu¨¦ tienes esto aqu¨ª?". Era reproducci¨®n de un gouache hind¨² que representaba dos serpientes entrelazadas, seg¨²n el pie de foto, "en torno a un lingam invisible", con una inscripci¨®n m¨ªnima en lo alto. Hac¨ªa poco, otro amigo me hab¨ªa proporcionado la primera iluminaci¨®n, conoc¨ªa el s¨¢nscrito y ley¨® lo escrito: "nagakkal". Y era justamente ¨¦ste el motivo por el que ten¨ªa a la vista aquella imagen.
Cada hombre es el centro de una circunferencia cuyo per¨ªmetro es el horizonte
Me hab¨ªa empe?ado en leer yo sola en persa -con un poco de ayuda- un texto del poeta Sohrab Sepehr¨ª titulado La habitaci¨®n azul, pensando que tratar¨ªa de su infancia. Y s¨ª, en ¨¦l habla de los d¨ªas de su ni?ez en Kash¨¢n y de c¨®mo la familia abandon¨® determinada habitaci¨®n de la casa por haber encontrado all¨ª una serpiente. Partiendo de este suceso, se lanza a exponer el simbolismo de dicho animal en distintas civilizaciones, as¨ª, por ejemplo, dice que en los cuentos es guardi¨¢n de un tesoro y, en cambio, para los Eraj¨¢ significaba punter¨ªa, mientras para los hind¨²es, fertilidad. Y lo dice usando numerosas palabras para m¨ª desconocidas, como aquella de la inscripci¨®n. Luego describe Sepehr¨ª la habitaci¨®n, cuyo suelo era cuadrado y el techo circular, debido a la b¨®veda, y prosigue diciendo que el cuadrado representa la tierra y el c¨ªrculo el cielo; cuenta, entre otras cosas, que, para representar la uni¨®n de ambos, los trajes de ceremonia de los emperadores chinos, en su mitad baja eran cuadrados y en la otra redondos, y c¨®mo, tambi¨¦n en la China antigua, durante los eclipses, las gentes sucumb¨ªan al p¨¢nico y para salvarse se reun¨ªan en un lugar formando un cuadrado.
Ten¨ªa, pues, a la vista esa imagen y Pablo, sin esperar respuesta, dijo: "Las serpientes entrelazadas son el s¨ªmbolo de Mercurio, la fuerza gen¨¦sica, la resurrecci¨®n del universo, y forman el signo del infinito. Ese signo contiene el ocho, y el ocho y la noche est¨¢n estrechamente relacionados: son lo enigm¨¢tico. En muchas lenguas ambas palabras tienen la misma ra¨ªz".
Mi cabeza, que act¨²a a veces de manera inesperada, vio lo que ¨¦l dec¨ªa transformado en poema visual y, acto seguido, se llen¨® del eco de una frase de Wittgenstein: "S¨®lo se puede escribir -es decir, sin hacer nada necio e improcedente- lo que surge en nosotros en forma de escritura". No se trataba de escritura, pero tan claramente se hab¨ªa formado el pensamiento como imagen que no tard¨¦ en poner manos a la obra. Necesit¨¦ primero situar los signos y figuras que usar¨ªa y part¨ª el papel con una l¨ªnea horizontal y otra vertical pensando quitarlas luego, pero no pude: sin darme cuenta hab¨ªa indicado los puntos cardinales.
Ahora habl¨¢bamos del resultado de mi intento y ¨¦l coment¨® que el s¨ªmbolo del infinito se relaciona tambi¨¦n con una madeja con un nudo en el centro, un nudo y un nodo. Y sigui¨® con los n¨²meros: el tres es el alma, el cinco es nupcial, el seis es la exaltaci¨®n de la materia, el siete es el orden completo: siete colores, siete notas, siete moradas, siete planetas (en la antig¨¹edad)... Y el diez es resumen de las estructuras de todo lo existente, la tetractys pitag¨®rica, es decir, la suma de 1+2+3+4...
Todos estos n¨²meros los ve¨ªa yo igualmente en la p¨¢gina y siempre con una relaci¨®n con los cuatro puntos cardinales, aunque, por cierto, Sepehr¨ª, en aquel texto, habla de siete y hasta de ocho direcciones del espacio. Y yo lo ve¨ªa adem¨¢s todo dando vueltas. Es natural: cada hombre es el centro de una circunferencia cuyo per¨ªmetro es el horizonte. De hecho, siempre se han representado el universo y los cielos de modo circular. Miles de veces hemos visto los zod¨ªacos con todos los signos girando como planetas en torno al sol e, igualmente, los m¨ªticos ocho cielos. Y no s¨®lo giran los elementos uranios, sino los laberintos, que simbolizan, adem¨¢s, la ca¨ªda del hombre y la necesidad de buscar un "centro" para retornar al espacio celeste; y los mandalas que son, precisamente, "composiciones de c¨ªrculos y cuadrados que se inspiran en cosmogramas", escribe Ignacio G¨®mez de Lia?o.
Sohrab Sepehr¨ª ten¨ªa una mente totalizadora y sigui¨® su impulso: de Ir¨¢n pas¨® a Jap¨®n, donde estudi¨® grabado, vivi¨® en la India, en Francia, viaj¨® a Madrid... Lo mismo puede decirse de G¨®mez de Lia?o, que dio un salto an¨¢logo: vivi¨® en Jap¨®n y en China y, cuando escribe, hace dar vueltas al conocimiento. En su Breviario de filosof¨ªa pr¨¢ctica nos recuerda: "El origen de la iconograf¨ªa budista se encuentra, como es bien sabido, en el arte grecorromano surgido en la regi¨®n de Gandara, entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n, en los siglos I y II".
Cuando me pongo a desayunar me entra el desasosiego: la palabra "nodulaci¨®n" no deriva de "nodo", y menos de "nudo", del signo del infinito; deriva m¨¢s bien de "n¨®dulo", que es algo muy distinto: "concreci¨®n de poco volumen" (dice el Casares). Su formaci¨®n en mi mente ha sido fruto de esa "naturaleza vaga, borrosa" de las formas del sentir, de las que tambi¨¦n habla el fil¨®sofo espa?ol, que, por cierto, afirma que el prop¨®sito de la filosof¨ªa debe ser la felicidad.
Nodo. Nudo. Los pitag¨®ricos evitaban las habas porque "carecen de nudos", dice Arist¨®teles. Tambi¨¦n ellos se atrev¨ªan a hablar de felicidad. Entre las sentencias orales de los acusm¨¢ticos figuran: "?Qu¨¦ es lo m¨¢s sabio? -el n¨²mero. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s bueno? -la felicidad."
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