El vendaval Amparanoia
Ha dado muchas vueltas, pero ahora Amparo S¨¢nchez es una de nuestras artistas m¨¢s internacionales. Al frente de Amparanoia logra transmitir al p¨²blico su energ¨ªa positiva y libre. A lo Manu Chao, en femenino. Trae nueva mezcla de ritmos, 'La vida te da'.
Para Amparo Mercedes S¨¢nchez P¨¦rez ha llegado la hora de los reconocimientos. En 2005, su principal proyecto creativo, Amparanoia, fue votado lo mejor de Europa en los premios de World Music de la BBC. Se puede ver ese momento en el DVD que acompa?a a su sexto disco, La vida te da. Nada impresionada por los inmensos afrobrit¨¢nicos que entregan las estatuillas, suelta un breve parlamento de agradecimiento en espa?ol antes de sentarse en el centro del escenario y cantar, rodeada de cuatro m¨²sicos, Don't leave me now y En la noche, un lamento que, caracter¨ªsticamente, termina en fiesta: "Mira t¨² si yo soy pobre / que no tengo ni pa' tabaco. / Oye, mi nombre no aparece en las listas del paro, / pero, al caer la noche, yo voy cantando calle abajo".
"Fuera entienden que traemos aires del sur, del sur de Europa, del sur del mundo, en t¨¦rminos de Benedetti"
"La idea de democracia de las comunidades de Chiapas ser¨ªa exportable a nuestro arrogante Primer Mundo"
Ancha sonrisa de Amparo: "El premio lleg¨® en un momento perfecto. Nos hab¨ªamos quedado sin contrato discogr¨¢fico, rompimos con [la multinacional] EMI cuando vimos que no eran capaces de sacar y trabajar nuestros discos en los pa¨ªses donde actu¨¢bamos. Para alguien que ha comenzado tocando en bares, el que llegue la BBC y te d¨¦ quince minutos en prime time es un subid¨®n tremendo". ?Tiene ella idea de c¨®mo la ven los for¨¢neos? "Me llaman gitana, f¨ªjate qu¨¦ despiste. Pero entienden que traemos aires del sur, del sur de Europa, del sur del Mundo en t¨¦rminos de Benedetti".
De fondo, el "nadie es profeta en su tierra". Amparo se considera granadina, pero nunca ha sido contratada por el Ayuntamiento de su ciudad para ofrecer uno de esos conciertos multitudinarios tan habituales en fiestas. "Bueno, Granada es as¨ª. A Enrique Morente tampoco le llamaban cuando hac¨ªan aquellos festivales de flamenco en los setenta y ¨¦l terminaba saltando al escenario y cantando como un espont¨¢neo. Ahora, ya ves, es lo m¨¢s ilustre de la ciudad".
S¨ª le demuestran cari?o en Alcal¨¢ la Real, la localidad de Ja¨¦n donde vio la luz en 1969: ha sido nombrada "alcala¨ªna del a?o" y tendr¨¢ lugar de honor en la d¨¦cima edici¨®n de Etno Sur, el asombroso festival gratuito de m¨²sica ¨¦tnica que cada verano congrega all¨ª a una tropa abigarrada. "Me da rabia no acordarme mucho de mis primeros tiempos en Alcal¨¢. S¨¦ que me hice famosa para disgusto de mis padres, era 'la ni?a que se emborrach¨® a los dos a?os'. Estaba solita en casa, abr¨ª un tonel de vino dulce y me debi¨® gustar, beb¨ª hasta que no pude m¨¢s. Llamaron al m¨¦dico; bueno, un esc¨¢ndalo tremendo".
Por lo que cuenta, la suya fue una de tantas familias desclasadas por la Guerra Civil: "Mi madre era cortijera, mujer de campo, pero mi abuelo paterno ten¨ªa una f¨¢brica de gaseosas, que se perdi¨®. Mi padre, que aspiraba a ser escritor, tuvo que hacer oposiciones para una caja de ahorros y termin¨® en Granada. Muchos milagros para mantenernos, ¨¦ramos cinco hermanos. Con todas las penalidades, mis padres nunca dejaron de mostrarse enamorados".
Los S¨¢nchez fueron tolerantes con sus criaturas: "Mis hermanos no tienen vidas convencionales. Uno es pintor y escultor, otro adiestra perros. Creo que siempre sospecharon que yo terminar¨ªa en los escenarios. Era la t¨ªpica ni?a t¨ªmida que se transformaba cuando me ped¨ªan que cantara y bailara. En casa hab¨ªa dos tipos de discos: Mach¨ªn y Los Panchos, el bolero que gustaba a mi madre, y Manolo Caracol y todo el cante, que era lo de mi padre. Recuerdo las ma?anas de domingo, cuando ¨¦l me llevaba a los bares de flamencos. Te encontrabas all¨ª con cantaores que segu¨ªan la juerga desde la noche anterior. Se?ores empapados de sudor, cantando con las venas hinchadas, transformados por la m¨²sica en seres sobrenaturales, uf".
El principal impacto fue ver en carne viva a Bambino, el hiperdram¨¢tico int¨¦rprete de canciones latinoamericanas pasadas al flamenco. "Le contrat¨® una pe?a durante tres d¨ªas y all¨ª se plant¨® con sus guitarristas y sus palmeros. ?Cantaba sin amplificaci¨®n! Mucho despu¨¦s quise grabar La pared con ¨¦l. Pero ya estaba muy malito, retirado en Utrera; muri¨® al poco. No quiero pensar c¨®mo fueron aquellos a?os para alguien que viv¨ªa para el escenario".
Retrocedamos a los ochenta. La precocidad de Amparo sigui¨® dando sobresaltos a los S¨¢nchez. A los 16 a?os se qued¨® embarazada: "No lo vivieron como un drama, m¨¢s bien lamentaron que, tal como lo ve¨ªan ellos, aquello me encerrar¨ªa en el hogar para siempre. Me cas¨¦ con el padre de Sergio, que era m¨²sico, pero lo nuestro dur¨® poco". Sergio es ahora un muchacho alto, que oscila entre la vida independiente -"he estudiado teatro y danza"- y el llevar la agitada agenda de su madre.
A lo hecho, pecho. Aunque fuera menor de edad, Amparo decidi¨® salir adelante con la m¨²sica: "Ser madre me oblig¨® a definir qui¨¦n era yo y lo que quer¨ªa hacer. Trabaj¨¦ en lo que pude: en una hamburgueser¨ªa, como limpiadora, en una mensajer¨ªa. La m¨²sica era m¨¢s dif¨ªcil. Yo me hab¨ªa quedado tocada por los discos de Bob Marley de mis hermanos, pero no hab¨ªa forma de montar una banda de reggae en Granada, y en aquellos d¨ªas era un lenguaje musical que nos fascinaba, pero que nadie dominaba".
De repente le lleg¨® ?un contrato internacional! "Me llam¨® un grupo que iba a tocar en Villa Fandango, un club de Casablanca: su cantante era una brasile?a que no ten¨ªa el pasaporte en regla y pensaron en m¨ª. En unos d¨ªas me aprend¨ª 35 temas est¨¢ndar, con los que nos bandeamos bastante bien. Yo cantaba en chingl¨¦s, pero gustaba. Era un p¨²blico bastante tolerante y termin¨¢bamos improvisando, haciendo cosas imposibles. Todav¨ªa guardo muchos amigos de aquel viaje y cuando puedo me escapo a Casablanca. S¨ª, all¨ª me siento como en casa, igual que muchos andaluces. Cuando veo el retrato del Magreb que hacen los medios, no s¨¦ si re¨ªrme o llorar".
Con otra banda, Correcaminos, ¨¦sta ya rockera, decidi¨® que tendr¨ªa que ser capitana de su destino musical: "Es que varios m¨²sicos dieron prioridad a los estudios y me dejaron en la estacada. No voy de dictadora, pero s¨¦ que una banda debe tener una direcci¨®n y decid¨ª llevar el tim¨®n. Cuando me pon¨ªa pesada me dec¨ªan: 'Venga Amparo, basta de paranoias'. Me lo guard¨¦ en el fondo de mi mente". Fund¨® Amparo & The Gang, una agrupaci¨®n como de soul que tuvo la desdicha de grabar para una compa?¨ªa madrile?a que desapareci¨®. Fue entonces cuando el entrevistador conoci¨® a Amparo, en un bar granadino: era entonces una chica reservada, a pesar de que sus entusiasmados amigos la presentaban como "nuestra Aretha Franklin".
Confiesa que todav¨ªa la dominaba la timidez. "Por ejemplo, yo era la mayor fan posible de The Clash. Y resulta que Joe Strummer [cabeza visible del grupo brit¨¢nico] se hizo fijo de Granada, incluso produjo a 091, que eran amigos m¨ªos. Un d¨ªa me invitaron a un cortijo: Joe cumpl¨ªa los 40 a?os y le montaron una fiesta sorpresa. A m¨ª me correspondi¨® cantarle el Happy birthday y ¨¦l se qued¨® encantado. Pero no pude decirle nada, ten¨ªa que haber aprovechado para contarle que llevaba su m¨²sica tatuada en mi coraz¨®n. Tambi¨¦n es verdad que entonces Joe ya beb¨ªa mucho y, a ciertas horas, no pod¨ªas ir all¨ª a confesarle tus secretos".
El cambio de talante lleg¨® cuando se present¨® en Madrid. Corr¨ªa 1995 y Amparo ejerci¨® de camarera mientras escudri?aba a la multitud en busca de m¨²sicos compatibles: "La barra de un bar es como el div¨¢n de un psiquiatra, conoces la intimidad de la gente sin hacer muchos esfuerzos. Trat¨¦ a gente que vi que pod¨ªan encajar en Amparanoia? y desech¨¦ a buenos instrumentistas a los que sorprend¨ª en comportamientos raros".
Tras patearse como solista el circuito de locales diminutos de Malasa?a, Amparo pudo materializar su sue?o. Amparanoia lleg¨® en buen momento: el pop espa?ol, que en los ochenta goz¨® de ¨®ptima salud, hab¨ªa optado por el suicidio colectivo con la adopci¨®n del hermetismo indie. Frente a esa anomia general brot¨® el llamado rock mestizo, que buscaba la comunicaci¨®n mediante el recurso a m¨²sicas populares de diferentes continentes; el resultado era, a la vez, festivo y reivindicativo. Amparo: "Lo de pachanga-con-conciencia era una definici¨®n bastante aproximada".
Coincidi¨® en Madrid con el evasivo sumo sacerdote del movimiento, Manu Chao. Buenas migas: "Manu es un amigo, pero tambi¨¦n una inspiraci¨®n, un gu¨ªa. Yo siempre recurro a ¨¦l cuando tengo alguna duda en lo que sea, y sus consejos funcionan". Amparo mantiene su lealtad al hombre de Mano Negra: si el periodista se queja de la degeneraci¨®n de los directos de Manu, ella se apresura a desmentir que se despreocupe de ensayar: "Yo doy testimonio de que en Barcelona se tira d¨ªas enteros tocando con sus m¨²sicos. Hombre, tambi¨¦n te digo que me encanta cuando deja el ska a pi?¨®n fijo y se queda solo, con su guitarrita y poco m¨¢s".
Amparanoia pronto encarn¨® un hipot¨¦tico Sonido de Lavapi¨¦s, en referencia al barrio madrile?o m¨¢s internacional. En realidad, ella se escap¨® pronto de la urbe para vivir en Guadalix de la Sierra, "el pueblo en que se rod¨® Bienvenido, mister Marshall; no s¨¦ si eso explica que hayan sabido acoger a inmigrantes de todo el mundo". Para entonces ya ten¨ªa como pareja a Eldys Isak, alias Mu?eco, un m¨²sico de Camag¨¹ey (Cuba). "Con Mu?eco he conocido la realidad de la isla. En su misma familia te encuentras comunistas irreductibles y gente que ya se atreve a manifestar un desencanto de d¨¦cadas. Cuba es un misterio dentro de otro misterio. Por ejemplo, la creencia en la santer¨ªa todav¨ªa se oculta, una herencia de cuando el r¨¦gimen se declaraba ateo".
Si su vida personal iba viento en popa, incluso con un segundo hijo, en lo profesional encontraba obst¨¢culos. "Editamos El poder de Mach¨ªn y Feria furiosa con la delegaci¨®n espa?ola de Edel, una independiente que entr¨® en crisis. Y saltamos a EMI, parec¨ªa la soluci¨®n a nuestros problemas: est¨¢n implantados en todo el mundo y podr¨ªan sacar nuestros discos en los cinco continentes, ?verdad? Pues no, las multis s¨®lo piensan en sus grandes vendedores y el resto somos experimentos que no les funcionaron y a los que nos dejan agonizar. Nuestro argumento era que nos llamaban desde Glastonbury y Roskilde, los festivales m¨¢s importantes de Europa: aunque no fu¨¦ramos disco de platino, pod¨ªamos acumular buenas ventas sumando todos esos pa¨ªses. Y nada. As¨ª que nos despedimos con un recopilatorio, Rebeld¨ªa con alegr¨ªa".
Para Amparo, los recorridos por la Europa rica deben subvencionar sus viajes a Am¨¦rica, donde no pueden pagar su cach¨¦ habitual. Aquel continente es fuente de gozosas sorpresas. "Por ejemplo, llegar a Argentina, donde EMI no sac¨® los discos, y encontrarte ante 1.500 personas que se saben nuestras canciones. ?Qu¨¦ es por la pirater¨ªa? Vale, pero tambi¨¦n hay que mencionar lo positivo de las descargas por Internet y las copias entre amigos". M¨¢s profundamente, qued¨® marcada por el trato con los zapatistas: "El modo de organizaci¨®n de las comunidades ind¨ªgenas de Chiapas me resulta admirable. Vamos, creo que su idea de democracia ser¨ªa exportable a nuestro arrogante Primer Mundo, por lo menos a peque?a escala".
El impulso n¨®mada de Amparo le llev¨® a levantar el campamento e instalarse en San Pere de Ribes, a 40 kil¨®metros de Barcelona: "Amparanoia es una aventura abierta; todos los m¨²sicos hacen cosas aparte, incluso yo. Y nos ven¨ªa mejor Barcelona. Vivo en una casita de madera que equipamos poco a poco, en plan robinsones. Yo necesito sentir el campo a mi alrededor". Desde Barcelona se ha lanzado con ¨¦xito la etiqueta Raval con la que los europeos devoran los grupos multiculturales, vengan o no de ese barrio. Amparo no est¨¢ en esa movida: "Me he pasado a?os huyendo del t¨®pico del mestizaje y el buen rollito. No es esnobismo, tampoco es que pretenda que hago algo original, pero siempre sospech¨¦ que encasillarte es el paso anterior a darte por liquidada. No me quiero limitar: cuando a?adimos ritmos balc¨¢nicos, hubo quien se lo tom¨® a mal, por lo visto no deber¨ªamos salir de lo caribe?o".
Y todav¨ªa queda mucho combustible en Amparanoia. Caso ¨²nico en un grupo espa?ol, su management est¨¢ en B¨¦lgica: "Nos llev¨® all¨ª un promotor, Piet Decoster, que nos encant¨®. Tardamos en convencerle para que se ocupara de nosotros, pero lo conseguimos. Es un tipo muy positivo. Su consigna es 'no hay problemas, s¨®lo hay soluciones'. Claro que le hemos metido en l¨ªos que le han hecho dudar de su lema" (risas). Su nueva discogr¨¢fica tambi¨¦n es belga: "Ten¨ªamos ofertas incluso de compa?¨ªas fuertes inglesas, pero nos convenci¨® el eclecticismo de PIAS. Lo mismo distribuyen m¨²sica electr¨®nica que esos grupos brit¨¢nicos tan punkis, Franz Ferdinand o Artic Monkeys. No queremos quedarnos en un gueto".
Amparo sospecha que hay mucha cobard¨ªa en el negocio musical espa?ol: "Aqu¨ª abunda el artista se?orito, que exige cobrar una millonada y se conforma con los bolos de verano, donde no se discute el cach¨¦. Bueno, a nadie le amarga un dulce, pero nosotros apostamos tambi¨¦n por tocar en lugares que te enriquecen humanamente. ?Que nos llaman de Brasil o Uruguay? Un manager dir¨ªa que no es rentable; nosotros vamos de cabeza". De hecho, Amparo ha actuado bajo diversos nombres, con formaciones reducidas o repertorios especiales: Sound System, La Realidad, Amp¨¢ranos del Blues, La Charangolla, Amparo y sus Muchachos. Incluso graba m¨²sica infantil con Los Bebesones.
"Quiz¨¢ las mujeres estamos hist¨®ricamente habituadas a desdoblarnos", explica. "Tres d¨ªas antes de dar a luz a Mario, yo segu¨ªa actuando. ?Pero es que se me quitaban los dolores encima del escenario, lo juro! Mi vida es m¨²sica, qu¨¦ le vamos a hacer. Si paso por Camag¨¹ey, me dejo caer por la Casa de la Trova, que es un lugar oficial donde no van los j¨®venes cubanos. All¨ª me encuentro con viejitos incre¨ªbles, jubilados de 90 a?os que cantan boleros y sones. En San Pere hay una pizzer¨ªa en la que trabaja un se?or que fue conocido en el Caribe como La Voz Rom¨¢ntica de Honduras. Y es un placer compartir historias y canciones con ¨¦l". Resulta consecuente que, cuando Amparanoia toca en un festival, los m¨²sicos no se encierren en su camerino: "No, lo nuestro es compartir: abrimos la puerta, invitamos a cantar, a beber: llevamos ron cubano a?ejo y eso es un reclamo irresistible. Coincidimos con [el bluesman] Taj Mahal y pasamos un rato fant¨¢stico. De repente, piensas: 'qu¨¦ fuerte, si yo a este se?or le estaba escuchando hace veinte a?os y me parec¨ªa m¨ªtico. Entonces me reafirmo en que s¨ª, que ha valido la pena".
'La vida te da' ha sido publicado por PIAS.
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