El Rijksmuseum de Amsterdam tendr¨¢ cuatro entradas en el pasaje usado por los ciclistas
Los cambios en el dise?o de Cruz y Ortiz retrasar¨¢n la reapertura de la sala hasta 2009
La restauraci¨®n del Rijksmuseum de Amsterdam, la pinacoteca nacional holandesa, incluir¨¢ cuatro entradas en el arco m¨¢s pol¨¦mico del edificio. En el denominado pasaje -utilizado a diario por unos 11.000 ciclistas, y al a?o por cuatro millones de peatones-, se abrir¨¢n dos puertas y dos ascensores a pie de calle. Dicha soluci¨®n sustituye al vest¨ªbulo original propuesto en el centro por los arquitectos espa?oles, Antonio Cruz y Antonio Ortiz, rechazado por la Federaci¨®n de Ciclistas y el Consistorio local. Los cambios de dise?o retrasar¨¢n hasta 2009 la reapertura de la sala.
El pulso por el pasaje oscureci¨® durante un tiempo la mayor reforma acometida en el Rijksmuseum desde su construcci¨®n en el siglo XIX. Situado en el arco exterior del centro, comunica el cintur¨®n hist¨®rico de los canales con el barrio del Concertgebouw. El Amsterdam antiguo con el moderno, unidos por un paso considerado intocable por el ayuntamiento de distrito y los representantes ciudadanos. Sorprendidos por el rechazo local a un proyecto que gan¨® en el a?o 2001 el concurso de reforma del centro, y que ya propon¨ªa una nueva entrada en medio del pasaje, Cruz y Ortiz han presentando su nuevo plan. Siguen dentro del pasaje, pero dejan intacta la calzada central utilizada por las bicicletas. A ambos lados y en las aceras destinadas a los peatones se abrir¨¢n dos puertas y dos ascensores. Desde all¨ª se podr¨¢ descender al s¨®tano, transformado en un amplio y luminoso vest¨ªbulo que comunicar¨¢ las alas este y oeste del museo.
"Todo el pasaje permanecer¨¢ en su cota actual de altura. Con el primer dise?o, se reduc¨ªa su superficie al deprimir el centro para poder bajar desde all¨ª al vest¨ªbulo. En el segundo, las puertas y los ascensores se instalar¨¢n, por parejas, en la zona sur y norte de cada una de las dos aceras. Una vez dentro, y ya en una cota inferior, se llega al vest¨ªbulo", se?ala Antonio Cruz. Para ¨¦l y para su colega Antonio Ortiz, el cambio ha supuesto una cierta p¨¦rdida de inter¨¦s arquitect¨®nico en un proyecto muy ambicioso. "Es un trabajo grande y dif¨ªcil y la entrada no es lo ¨²nico que cuenta. Pero era muy importante, quiz¨¢ lo m¨¢s llamativo del dise?o original, que nunca cre¨ªmos que fuera a ser tan conflictivo".
Si bien ambos arquitectos ten¨ªan pensada una segunda propuesta para la entrada del Rijksmuseum por si fallaba la primera, Cruz admite que la Federaci¨®n de Ciclistas de Amsterdam y el Comit¨¦ para la Conservaci¨®n del Pasaje han logrado imponerse. "La soluci¨®n actual es lo que ellos defend¨ªan. No tocar su paso de bicicletas y separar claramente el tr¨¢fico de los peatones". En marzo del pasado a?o y con la r¨¦plica a tama?o natural de la entrada central presentada por el museo en medio del pasaje, los portavoces de los ciclistas argumentaron que mezclarlos con turistas y transe¨²ntes resultar¨ªa peligroso. Seg¨²n ellos, "los grupos de visitantes, en especial de japoneses, siempre muy numerosos, y los ni?os" podr¨ªan tener problemas con el flujo constante de bicicletas. Otro de los posibles peligros aducidos eran los despistes que originar¨ªa la luz natural que llenar¨¢ el paso, oscuro durante a?os, al destaparse las paredes laterales del museo. Ortiz y Cruz apuntaron que de los cuatro millones de peatones, dos utilizan el pasaje para acceder al museo. De modo que desaparecer¨ªan en el subterr¨¢neo nada m¨¢s franquear el arco. Pero no hubo acuerdo. Hasta ahora, en que las cuatro puertas est¨¢n a punto de recibir la licencia de obra.
"A pesar de este tropiezo, la reforma del Rijksmuseum sigue teniendo un gran atractivo por el edificio mismo, y por su trascendencia social para Amsterdam. Adem¨¢s, el resto del proyecto inicial se ha mantenido, con dos nuevas construcciones en el terreno de la sala, rodeada por un jard¨ªn", sigue Cruz. La primera, destinada a albergar el Pabell¨®n de Arte de Asia, exist¨ªa ya desde el origen. El Centro de Estudio surgi¨® como una necesidad en pleno trabajo de dise?o. Servir¨¢ para varios fines, desde unir la escuela de dibujo con el gabinete de grabados, a la entrada de personal y objetos. "Para contrarrestar el impacto visual, se ha reducido su altura y efectuado unos quiebros en la estructura. Es un trabajo complejo y esperamos que pueda empezar a construirse en un a?o".
Presupuesto
Con un presupuesto total de 272 millones de euros, unos 105 de los cuales se destina a la renovaci¨®n, el museo sufraga dicho gasto con sus propios fondos y la ayuda de patrocinadores privados y del Estado.
Construido en 1885 por el arquitecto holand¨¦s Pierre Cuijpers, especialista en iglesias, el Rijksmuseum mezcla el g¨®tico y el Renacimiento y tuvo siempre problemas de espacio y de distribuci¨®n. A medida que aumentaba la colecci¨®n art¨ªstica, se a?ad¨ªan salas y pisos faltos de luz, sin estilo concreto y algo laber¨ªnticos.
Hasta que pueda abrir de nuevo sus puertas en el a?o 2009, el museo mantiene expuesto lo mejor de su colecci¨®n en la sala Anton Philips. Ubicada en su propio recinto, le ha permitido mantener el inter¨¦s tur¨ªstico sin perder comba frente a su vecino de enfrente, el Museo Van Gogh.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.