La dudosa obra de Ch¨¢vez
La generosa factura petrolera no puede ocultar la realidad de un pa¨ªs asolado por la corrupci¨®n y el desorden econ¨®mico, con infraestructuras destruidas y una Administraci¨®n arruinada
Los defensores del capitalismo y la democracia en Latinoam¨¦rica consideran al presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez un hombre peligroso. La creciente intimidad con Cuba y el apoyo cubano al r¨¦gimen de Ch¨¢vez a cambio de petr¨®leo hacen que algunos venezolanos hablen de una futura "Cubazuela". Pero la estabilidad de Ch¨¢vez en el poder est¨¢ cada vez m¨¢s amenazada por los des¨®rdenes y la corrupci¨®n, que aumentan sin cesar paralelamente a la incapacidad de su Gobierno para proveer los bienes p¨²blicos esenciales. Tal vez el desorden sea el legado permanente de Ch¨¢vez, un reflejo de los fracasos de Gobiernos anteriores y del suyo propio.
Ese caos es lo que est¨¢ apartando a Venezuela del modelo cubano y llev¨¢ndolo hacia modelos de conducta como los que hoy se observan en Nigeria, el mayor ejemplo mundial de un Estado petrol¨ªfero en bancarrota. Ch¨¢vez sigue hablando de "sembrar el petr¨®leo", como todos los presidentes venezolanos desde que Arturo Uslar Pietri, escritor y pol¨ªtico conservador, acu?¨® la expresi¨®n en 1936. Pero lo ¨²nico que parece estar haciendo Ch¨¢vez es continuar la triste l¨ªnea de inmenso desperdicio de los ingresos por petr¨®leo, desorganizaci¨®n e inversiones fracasadas que, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, ha empobrecido al pueblo venezolano.
M¨¢s que a Cuba, Venezuela se parece a Nigeria, el ejemplo de un Estado petrolero en bancarrota
El cierre de la autopista entre Caracas y La Guaria es el s¨ªmbolo de la incapacidad del Gobierno
El vicepresidente Rangel ha reconocido que "la vieja corrupci¨®n contin¨²a en el nuevo Gobierno"
No est¨¢ garantizado siquiera el abastecimiento b¨¢sico de los principales hospitales p¨²blicos
En el a?o 2005, aprovechando el aumento de los precios del crudo y dando muestras de una gran desenvoltura en el uso de la publicidad, Ch¨¢vez emprendi¨® una serie de iniciativas destinadas a consolidar su "revoluci¨®n bolivariana" y se dedic¨® a predicar un "socialismo para el siglo XXI" y a extender con agresividad su influencia en Latinoam¨¦rica. La espectacular carrera del antiguo comandante de paracaidistas, que comenz¨® con una revuelta militar fallida de j¨®venes oficiales en 1992, alcanz¨® su cl¨ªmax con la consolidaci¨®n de su control de todas las instituciones estatales del pa¨ªs, culminada en diciembre de 2005 con las elecciones que otorgaron a sus partidarios todos los esca?os en la Asamblea Nacional.
Pese a tener el control de todas las instituciones p¨²blicas, Ch¨¢vez sigue sinti¨¦ndose inseguro. Elabor¨® una audaz estrategia con el fin de luchar contra una supuesta trama de Estados Unidos para invadir Venezuela y un plan de la CIA para asesinarle. Despu¨¦s de que le apartaran brevemente del cargo, durante dos d¨ªas de abril de 2002, en un extra?o golpe producido cuando los altos mandos militares se opusieron a su orden de disparar sobre una manifestaci¨®n callejera de masas, Ch¨¢vez inici¨® una purga sistem¨¢tica de todos los oficiales sospechosos de deslealtad. La nueva Ley de Fuerzas Armadas sit¨²a a todas las tropas regulares y a una nueva reserva civil de 2,6 millones de voluntarios bajo el mando operativo del presidente en tres posibles casos: la defensa frente a una invasi¨®n estadounidense, con t¨¢cticas guerrilleras "asim¨¦tricas", un conflicto con Colombia, y un levantamiento interior.
Ch¨¢vez ha creado grupos militares de ¨¦lite que dependen personalmente de ¨¦l, al margen de las fuerzas de seguridad regulares. Ha realizado encargos a proveedores extranjeros de armas para superar las malas condiciones operativas de los 82.000 miembros del ej¨¦rcito, que sufren escasez de uniformes, botas, cascos, chalecos antibalas, alimentos, camiones y munici¨®n. Ha encargado 100.000 fusiles de asalto y una flota de helic¨®pteros de transporte y de ataque a Rusia, cazabombarderos de turbopropulsi¨®n avanzada a Brasil y patrulleras a las que puede instalarse misiles y aviones militares de transporte a Espa?a. Los contratos con Brasil y Espa?a se han visto perjudicados por la negativa de Estados Unidos a permitir la transferencia de la tecnolog¨ªa estadounidense incluida en todos esos equipos a Venezuela. El grado de organizaci¨®n de las fuerzas armadas permitir¨¢ comprobar la utilidad de todo el material nuevo. Adem¨¢s, es posible que los oficiales se resistan a repartir fusiles de asalto ruso entre la milicia civil.
Una de las ventajas de Ch¨¢vez entre todos los altibajos de su turbulenta carrera pol¨ªtica es que sus adversarios siempre le han subestimado. La oposici¨®n democr¨¢tica est¨¢ dividida en numerosos grupos y facciones con ambiciones enfrentadas, condicionada por el legado de la partidocracia corrupta de las d¨¦cadas anteriores (1958-1998) y desprovista de un programa y una direcci¨®n coherentes. Adem¨¢s, los l¨ªderes de la oposici¨®n tienen escaso contacto con las masas de pobres, el sector de la poblaci¨®n en el que Ch¨¢vez est¨¢ tratando de construir su base pol¨ªtica mediante generosas inversiones en proyectos sociales. No obstante, los esfuerzos de Ch¨¢vez para crear una base popular s¨®lida se han visto perjudicados por acontecimientos recientes que han aumentado su vulnerabilidad en cuesti¨®n de (1) legitimidad pol¨ªtica, (2) desmoronamiento de las infraestructuras y (3) corrupci¨®n:
1. Las elecciones de diciembre en las que Ch¨¢vez obtuvo el control absoluto de la Asamblea Nacional estuvieron viciadas por una abstenci¨®n del 75% de los votantes inscritos, que pone en duda la legitimidad de su mandato. Parte de la abstenci¨®n se debi¨® a las sospechas de que el sistema de voto electr¨®nico permit¨ªa al Gobierno averiguar c¨®mo votaba la gente y por desconfianza frente al control oficial de la Comisi¨®n Electoral Nacional (CEN). De acuerdo con la ley, se supone que la CEN no es partidista, pero, de hecho, estaba llena de seguidores de Ch¨¢vez. El temor a que se hubiera violado el secreto de voto se vio reforzado cuando se excluy¨® de trabajar en puestos de la administraci¨®n y firmar contratos con ella a los 3,5 millones de firmantes del escrito para que se convocara un refer¨¦ndum sobre la posible destituci¨®n de Ch¨¢vez, que gan¨® ¨¦ste en agosto de 2004.
En la actualidad, Ch¨¢vez controla la Asamblea Nacional, el ej¨¦rcito, el sistema judicial, los organismos electorales y la fiscal¨ªa, pero tiene cuidado de mantener las apariencias externas democr¨¢ticas. Aunque Venezuela sufri¨® una alternancia casi constante de guerra civil y dictadura desde la independencia, en 1821, hasta la ca¨ªda de la dictadura de Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez, en 1958, desde entonces, la poblaci¨®n ha adquirido una firme fe democr¨¢tica, como queda patente en los sondeos de opini¨®n del Latinobar¨®metro realizados en los 10 ¨²ltimos a?os, en los que los venezolanos, una y otra vez, muestran m¨¢s apoyo a las instituciones democr¨¢ticas que casi todos los dem¨¢s pa¨ªses latinoamericanos.
A Ch¨¢vez se le critica cada vez m¨¢s por dedicarse demasiado a difundir su revoluci¨®n en el extranjero y olvidarse de los problemas de Venezuela. En una declaraci¨®n que recordaba a la pastoral redactada por el arzobispo de Caracas, Rafael Arias, en mayo de 1957, ocho meses antes del derrocamiento de la dictadura de P¨¦rez Jim¨¦nez, la Conferencia Episcopal venezolana protest¨® contra "la amplia y profunda corrupci¨®n en diversas ¨¢reas, y las dispendiosas "solidaridades" externas, el deterioro de nuestras instituciones, y la disminuci¨®n de la calidad de vida por el aumento acelerado de la pobreza y la inseguridad... La imagen que hoy por hoy sintetiza muchas imprevisiones, omisiones y manipulaciones, es el colapso de diversas obras de la infraestructura vial, sanitaria y educativa a lo largo y ancho del pa¨ªs". En su programa semanal Al¨® Presidente, Ch¨¢vez dijo que la declaraci¨®n de los obispos estaba "plagada de mentiras descaradas" y asegur¨® que Venezuela es "la democracia m¨¢s s¨®lida del continente".
2. En enero de 2006, el cierre de la superautopista que constitu¨ªa el ¨²nico enlace entre Caracas, la capital, a 1.000 metros de altura y con 4,5 millones de habitantes, y el puerto de La Guaira, as¨ª como el aeropuerto principal de Venezuela, Maiquet¨ªa, despertaron la indignaci¨®n y el miedo entre la poblaci¨®n; la autopista la empleaban a diario 50.000 coches y camiones, y era el cord¨®n umbilical que un¨ªa al pa¨ªs con el mundo exterior.
La autopista, con dos t¨²neles y tres viaductos, fue uno de los proyectos de prestigio del dictador Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez (1948-58). El cierre se debi¨® a la amenaza de derrumbe del viaducto m¨¢s pr¨®ximo a Caracas, por encima de un enorme barranco, dentro de los 17 kil¨®metros de escarpado descenso hacia la costa del Caribe. Los grandes pilares que sosten¨ªan el viaducto hab¨ªan cedido y se hab¨ªan agrietado debido a la presi¨®n de los movimientos de tierra causados por d¨¦cadas de filtraci¨®n de aguas residuales procedentes de los ranchos, las chabolas que llenan las colinas a ambos lados de la autopista.
El peligro que amenazaba a la autopista se detect¨® por primera vez en 1987. Desde entonces, es un problema que han abordado, en los cinco ¨²ltimos Gobiernos, 18 ministros de Infraestructuras; Ch¨¢vez ha tenido seis en los siete a?os que lleva en el poder. Ni las dos comisiones ni los tres procesos de subasta p¨²blica, con propuestas de varias empresas de ingenier¨ªa y construcci¨®n, han dado ning¨²n resultado, en un clima de intensa rivalidad e intriga. Mientras tanto, la autopista era cada vez m¨¢s peligrosa, debido a los fallos de la iluminaci¨®n p¨²blica y los frecuentes atracos a mano armada que sufr¨ªan los viajeros nocturnos. La ¨²nica ruta alternativa es la vieja carretera Caracas-La Guaira, en la que hay que superar curvas cerrad¨ªsimas, corrimientos de tierra y bandoleros.
"El derrumbe del viaducto seguir¨¢ siendo durante a?os un s¨ªmbolo vivo de la absoluta incapacidad del Gobierno de Ch¨¢vez para completar, tras siete a?os en el poder, un solo proyecto importante que beneficie al pueblo y favorezca la econom¨ªa a largo plazo", comentaba el respetado bolet¨ªn Veneconomy Weekly. "El pa¨ªs est¨¢ literalmente cay¨¦ndose a pedazos, y la econom¨ªa est¨¢ sufriendo da?os estructurales de largo alcance".
El cierre de la autopista est¨¢ provocando enormes trastornos y puede tener un enorme coste para Venezuela en t¨¦rminos de producci¨®n total e inflaci¨®n. Es un s¨ªntoma del abandono generalizado de infraestructuras b¨¢sicas como las autopistas, los puentes, los puertos y la red el¨¦ctrica. El puerto de La Guaira y el aeropuerto de Maiquet¨ªa manejaban el 30% de las importaciones de Venezuela, fundamentalmente bienes de consumo, que ahora han debido trasladarse a Puerto Cabello, a 150 kil¨®metros hacia el oeste. Los aviones de pasajeros aterrizar¨¢n en la ciudad cercana de Valencia y, para llegar a Caracas desde esta regi¨®n central, el tr¨¢fico de camiones y autobuses tendr¨¢ que recorrer otra autopista deteriorada y el viaducto de Cabrera, que tambi¨¦n est¨¢ en peligro de derrumbamiento y atraviesa un enorme pantano.
Al mismo tiempo que la infraestructura de Venezuela se echa a perder, Ch¨¢vez utiliza los gigantescos ingresos por petr¨®leo para hacer gestos espectaculares con los que obtener apoyos en otros pa¨ªses latinoamericanos. Venezuela ha asignado 2.100 millones de d¨®lares a comprar bonos del Gobierno en Argentina. "No tenemos l¨ªmites", declar¨® el ministro de Finanzas, Nelson Merentes, al peri¨®dico Clar¨ªn de Buenos Aires. "Siempre evaluamos el mercado, pero estamos dispuestos a comprar siempre que el Gobierno argentino nos lo pida". Mientras tanto, Ch¨¢vez no asegura el abastecimiento b¨¢sico de los hospitales p¨²blicos de Venezuela. En el centro de salud p¨²blica Leonardo Ruiz Pineda, situado en las viviendas p¨²blicas 23 de enero de Caracas -una zona de apoyo popular a Ch¨¢vez-, no hay placas de rayos X, ni sustancias qu¨ªmicas para los an¨¢lisis de laboratorio, ni palillos de madera para examinar la garganta, ni medicinas. Hay 40 empleados que s¨®lo ven a 50 pacientes diarios. Los 20.000 m¨¦dicos y entrenadores deportivos cubanos que viven y trabajan en comunidades pobres gracias al programa "Barrio Adentro" han tenido un enorme efecto propagand¨ªstico, tanto dentro como fuera de Venezuela. Pero esos m¨¦dicos cubanos est¨¢n preparados s¨®lo para hacerse cargo de los achaques m¨¢s simples. Los pacientes con enfermedades o lesiones m¨¢s graves tienen que incorporarse a las largas listas de espera de los hospitales p¨²blicos.
"Los problemas de nuestros hospitales son el volumen de pacientes y el gran nivel de criminalidad", explica un m¨¦dico venezolano. Venezuela tiene el ¨ªndice m¨¢s elevado de asesinatos con arma de fuego por 100.000 habitantes de 57 pa¨ªses estudiados por la Unesco, por encima de Brasil. El n¨²mero de asesinatos se triplic¨® en los 10 a?os anteriores a 2003; a partir de ese a?o, el Gobierno dej¨® de publicar las estad¨ªsticas sobre homicidios. "En una noche vienen ocho hombres con heridas de bala en el t¨®rax", dice el m¨¦dico mencionado. "Pero s¨®lo tenemos cuatro tubos para drenarles los pulmones, as¨ª que los otros cuatro fallecen. No tenemos gasas, suturas, l¨ªquidos desinfectantes ni guantes quir¨²rgicos. Nuestro hospital dispone de una m¨¢quina de tomograf¨ªa, pero no tiene a nadie que la maneje".
El declive del sistema de salud p¨²blica de Venezuela se remonta a hace cuatro d¨¦cadas. "Los centros y hospitales del sistema de salud p¨²blica funcionaban bastante bien y experimentaron grandes mejoras durante el periodo dorado del petr¨®leo, en los a?os setenta, pero empez¨® a deteriorarse a toda prisa con la devaluaci¨®n de la moneda de 1983 [conocida como Viernes Negro], tras la ca¨ªda de los precios del crudo", explica ?ngel Rafael Orijuela, ex ministro de Sanidad. "Con la devaluaci¨®n empezaron los problemas que hoy persisten. El gasto en salud p¨²blica pas¨® de 175 d¨®lares per c¨¢pita en 1978 a 60 d¨®lares per c¨¢pita en 1987. Las estad¨ªsticas empezaron a mostrar un estancamiento e incluso una ca¨ªda en ciertas ¨¢reas. Y a todo eso hubo que a?adir la corrupci¨®n. No es que los empleados robaran suministros, como dicen algunos. Era peor. Se pagaban salarios a empleados inexistentes. Los l¨ªderes sindicales firmaban recibos por art¨ªculos vendidos a precios inflados y nunca entregados, sin que hubiera habido ninguna puja previa".
3. Un blanco de las denuncias sobre corrupci¨®n es el vicepresidente Jos¨¦ Vicente Rangel, el principal cerebro pol¨ªtico de Ch¨¢vez, que fue abogado y portavoz del movimiento guerrillero de los a?os sesenta. Despu¨¦s de haberse opuesto ruidosamente a la corrupci¨®n durante a?os, Rangel declar¨® hace poco en una entrevista que "la corrupci¨®n contin¨²a, pese a los cambios en el Gobierno. La vieja corrupci¨®n se reproduce en la nueva. La corrupci¨®n es nuestro peor enemigo, aparte de Bush".
Muchas de las denuncias proceden de quienes critican al r¨¦gimen desde la izquierda, como Domingo Alberto Rangel, que fue ide¨®logo de la guerrilla en los sesenta y ha hablado de tres nuevos "grupos econ¨®micos" producto de la revoluci¨®n bolivariana. Seg¨²n dice, uno de los grupos lo encabeza el general Diosdado Cabello, antiguo vicepresidente y en la actualidad gobernador del estado de Miranda, que, junto con sus socios, controla tres peque?os bancos, una emisora de televisi¨®n y varias empresas industriales. Tambi¨¦n est¨¢n acusados de amasar grandes fortunas, a trav¨¦s de intermediarios, el ministro de Exteriores y ex dirigente guerrillero Ali Rodr¨ªguez, el ministro de Educaci¨®n Arist¨®bulo Ist¨²riz, el alcalde del Gran Caracas Juan Barreto y el ministro del Interior Jesse Chac¨®n. Los contratistas que trabajan con el Ministerio de Infraestructuras se quejan de que tienen que pagar un 25% en comisiones por adelantado a oficiales en activo para obtener los contratos. Varios oficiales de la Marina han tratado de apartar de las operaciones de Puerto Cabello a los concesionarios privados que se encargaban tradicionalmente de su gesti¨®n. En el estado natal de Ch¨¢vez, Barinas, un general del ej¨¦rcito est¨¢ siendo investigado por un desfalco de 1,2 millones de d¨®lares en un proyecto de construcci¨®n.
El s¨ªmbolo m¨¢s llamativo del deterioro de la administraci¨®n p¨²blica en Venezuela es el que constituyen las torres gemelas del Centro Sim¨®n Bol¨ªvar, otro proyecto gigantesco de la dictadura de P¨¦rez Jim¨¦nez, que albergaba varios ministerios y era un elemento fundamental del paisaje de Caracas en los a?os cincuenta y sesenta. Despu¨¦s, las torres cayeron en ruinas, tras el traslado de la mayor¨ªa de los ministerios, y quedaron a merced de saqueadores que se llevaron los aparatos de aire acondicionado, los marcos de las ventanas, las planchas de m¨¢rmol de sus vest¨ªbulos y pasillos y las puertas y los pasamanos de bronce de sus ascensores y escaleras, mientras que las zonas p¨²blicas de los edificios acabaron ocupadas por vendedores callejeros, los buhoneros, que pagaron a las autoridades municipales para poder emplearlas como urinarios y comedores.
El desmoronamiento de la autopista Caracas-La Guaira, el deterioro del sistema de salud p¨²blica y la ruina de las torres del Centro Sim¨®n Bol¨ªvar, unidos a los casos de corrupci¨®n, son s¨ªntomas de un profundo malestar en la sociedad venezolana, agravado por el efecto que ha tenido el aumento de los ingresos por petr¨®leo en unas instituciones d¨¦biles, iniciado ya antes de que Ch¨¢vez subiera al poder, en 1998, pero que ¨¦l se ha esforzado poco en remediar. Para abordar este malestar es precisa una movilizaci¨®n a gran escala para la que la oposici¨®n no est¨¢ preparada, puesto que carece de ideas, convicci¨®n y contacto con las masas de pobres. En esta historia, por ahora, no hay h¨¦roes.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. MA?ANA, CAP?TULO 2: El caos petrolero
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.