Responsabilidad compartida
Es obvio que las cosas se han tenido que hacer muy mal, durante mucho tiempo y por mucha gente, para que el desenlace de la gesti¨®n municipal de Marbella haya sido el que ha sido. Muy mal lo tuvieron que hacer quienes dirigieron el Ayuntamiento antes de que fuera elegido alcalde Jes¨²s Gil, ya que, de lo contrario, es pr¨¢cticamente imposible que un personaje tan esperp¨¦ntico como ¨¦se hubiera podido obtener masivamente el voto de los ciudadanos durante tanto tiempo. Muy mal han ejercido su derecho de sufragio los ciudadanos marbell¨ªes que han ido a las urnas en repetidas ocasiones pensando que votar por Jes¨²s Gil o por sus sucesores no ten¨ªa ning¨²n coste para ellos. Muy mal lo hizo Jes¨²s Gil y los gobiernos municipales que lo sucedieron. Muy mal han funcionado los mecanismos de control, administrativos y judiciales, que no han sido capaces de impedir que se consumara el desastre que finalmente ha dado la cara de manera tan traum¨¢tica esta semana. No ha habido nada que haya funcionado bien.
Lo m¨¢s grave es que, adem¨¢s, las se?ales de alarma se encendieron hace ya mucho tiempo. Casi desde el principio. Lo que ha ocurrido esta semana ha sido el final de la cr¨®nica de un desastre anunciado. Nadie puede haberse llamado a enga?o. No pod¨ªamos saber cu¨¢ndo iba a ocurrir lo que ha ocurrido esta semana, pero est¨¢bamos seguros de que iba a ocurrir en alg¨²n momento. Y a pesar de ello no ha habido forma de actuar a tiempo para impedirlo.
Cuando Jes¨²s Gil inici¨® su mandato, tal como estaba la legislaci¨®n en ese momento, ¨²nicamente el poder judicial hubiera podido impedir que se produjeran los desmanes que se han producido. ?nicamente si los jueces hubieran interpretado la ley, de acuerdo con las circunstancias que concurr¨ªan en el lugar en el que ten¨ªan que aplicarla y hubieran atendido la solicitud de suspensi¨®n de las licencias de obras concedidas por el Ayuntamiento de Marbella en los recursos interpuestos contra tales licencias por la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas de la Junta de Andaluc¨ªa, se hubiera podido cortar de ra¨ªz la pol¨ªtica urban¨ªstica que Jes¨²s Gil puso en pr¨¢ctica y que han continuado sus sucesores. Pero los jueces, por las razones que fuera, prefirieron mirar para otro lado, como si el asunto no les concerniera. De los poderes constituidos que han intervenido en este proceso el poder judicial es, sin duda, el que tiene que soportar la mayor cuota de responsabilidad.
Tambi¨¦n el Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa tiene que soportar la suya, ya que ha tardado demasiado tiempo en darse cuenta de que ten¨ªa que cambiar la legislaci¨®n para impedir que lo que estaba sucediendo en Marbella pudiera continuar ocurriendo. La ley que posibilita retirar las competencias urban¨ªsticas a un municipio en caso de reiterado y grave incumplimiento de la legalidad ha llegado tarde. Antes de que pudiera iniciarse su aplicaci¨®n ha estallado por los aires el municipio que estaba en la mente del legislador cuando aprob¨® la norma. Sabiendo lo que Jes¨²s Gil y sus sucesores estaban haciendo y conociendo cu¨¢l era la actitud de los jueces ante la pol¨ªtica urban¨ªstica que se estaba practicando, se deber¨ªa haber reaccionado antes. Ahora mismo la comunidad aut¨®noma dispone de una ley, cuya justificaci¨®n y necesidad nadie de buena fe puede poner en cuesti¨®n, pero que no ha servido para evitar lo que deber¨ªa haber evitado.
Y en ¨²ltimo, aunque tal vez habr¨ªa que decir en primer lugar, est¨¢ la responsabilidad de los ciudadanos, que se han dejado seducir electoralmente en repetidas ocasiones por un embaucador, del que se pod¨ªa adivinar a leguas que no era trigo limpio. En lo que ha ocurrido en Marbella tienen responsabilidad distintos poderes p¨²blicos, pero tambi¨¦n la tienen los ciudadanos, que han de ser conscientes de que el derecho de sufragio no se puede ejercer de cualquier manera o, mejor dicho, se puede ejercer de cualquier manera, pero entonces hay que atenerse a las consecuencias. Los ciudadanos de Marbella van a tener ocasi¨®n de comprobarlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.