Harold Williams
El 4 de mayo de 1999 Canal 2 Andaluc¨ªa emiti¨® una entrega del programa Imaginaria dedicada a la danza. Imaginaria se emit¨ªa en directo desde Granada, ideado por Jos¨¦ S¨¢nchez-Montes, responsable de la productora Atico7, y realizado por Javier Codesal. Cada d¨ªa se ocupaba de un tema sobre el que yo ten¨ªa que escribir una especie de editorial, unas 12 l¨ªneas que se o¨ªan en off. Pero aquel 4 de mayo me pidieron que dijera mi texto delante de la c¨¢mara, porque se trataba de una ocasi¨®n especial. Hac¨ªa poco que hab¨ªa venido a Granada un cubano, Harold Williams, un bailar¨ªn excepcional con el que hab¨ªan preparado una edici¨®n especial del programa sobre la base de una danza ideada por el propio Harold y que ten¨ªa como argumento la renovaci¨®n de la vida. En el texto que escrib¨ª para la ocasi¨®n yo hablaba de la semilla que vuela, el sue?o que corre, el agua dulce de la vida. Harold bailaba en el plat¨® hasta un final en el que dos ni?os, Julia S¨¢nchez-Montes y Alejandro Polo, hac¨ªan que un ventilador escondido aventara en el plat¨® semillas y hojas nuevas. Y aquella performance empezaba con un plano en el que yo me acercaba a un Harold inm¨®vil: ¨¦l levantaba la mirada, cog¨ªa mi mano derecha y anudaba en mi mu?eca una cinta roja; yo me retiraba diciendo mi texto y ¨¦l empezaba a bailar.
La cinta roja, dec¨ªa Harold, daba buena suerte. La que a ¨¦l le ha faltado. Muri¨® hace dos semanas. No encontr¨® trabajo en Espa?a y se volvi¨® a La Habana. Cuando en el Malec¨®n intentaba defender a unos acompa?antes del ataque de unos delincuentes, sufri¨® lesiones grav¨ªsimas que lo han tenido dos meses en la cama hasta matarlo. Era un hombre grande, espectacular en todos los sentidos, y por eso mismo d¨¦bil, fr¨¢gil y desorientado. Cuando se fue de aqu¨ª todos pensamos que volv¨ªa a un mundo en el que tendr¨ªa que valerse por s¨ª mismo, y que a ¨¦l eso no le resultaba f¨¢cil: la semilla que vuela, el sue?o que corre, el agua dulce de la vida obedecen a una l¨®gica inocente que es muy f¨¢cil de quebrar.
Lo vi por primera vez en el Palacio de los Deportes de Granada: hab¨ªa llegado a la ciudad el mismo d¨ªa en que Bob Dylan daba un concierto organizado por la Huerta de San Vicente. Pasamos juntos muchas horas de preparaci¨®n de cada programa de Imaginaria. Nunca se conform¨® con mi incapacidad absoluta para bailar. Tampoco era capaz de aceptar otras limitaciones, propias y ajenas. Y era pura alegr¨ªa.
Esa es la historia de hoy. Harold (se llamaba as¨ª porque su madre adoraba a Harold Lloyd) estuvo aqu¨ª, hizo su trabajo, entr¨® a formar parte de nuestras vidas, se fue, ha muerto. Bendito sea. No fue una estrella de la televisi¨®n, desde luego. Pero es un buen ejemplo de una norma no escrita que deber¨ªa estar en el c¨®digo ¨¦tico de quienes hacen televisi¨®n: s¨®lo debe salir a antena lo que merece estar y quedar ante los ojos de los dem¨¢s. Y las im¨¢genes que son hoy el recuerdo de Harold tienen ese aura especial que nos hace retenerlas como un talism¨¢n. Como la cinta roja que me regal¨® y en la que me pon¨ªa bajo la protecci¨®n de Chang¨®, un santo que ha vuelto a equivocarse.
Pronto habr¨¢ una p¨¢gina web en la que podr¨¢n recordarlo o conocerlo. Yo les aviso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.