"Mi libro es ¨²til para saber c¨®mo se reacciona en una dictadura"
Argentina es un pa¨ªs de paradojas. Ello explica -o sirve de excusa para no buscar m¨¢s explicaciones- por qu¨¦ los recuerdos personales de un argentino, hijo de escoc¨¦s e irlandesa, escritos para la prensa inglesa hace casi treinta a?os siguen despertando inter¨¦s en todo el mundo y constituyen una visi¨®n fresca y de primera mano sobre la dictadura argentina (1976-1983). Andrew Graham-Yooll (Buenos Aires, 1944), director del Buenos Aires Herald y con 40 a?os de profesi¨®n en la prensa brit¨¢nica y argentina a sus espaldas, acoge entre la sorpresa y la satisfacci¨®n la publicaci¨®n en Espa?a de Memoria del miedo (Libros del Asteroide). Seg¨²n el veterano periodista, el terror de algunas situaciones supera cualquier barrera a la hora de llegar al lector de todo lugar y ¨¦poca.
PREGUNTA. ?Qu¨¦ le parece que una serie de art¨ªculos escritos en 1978 y 1979 para un peri¨®dico -una de las cosas m¨¢s ef¨ªmeras que existen- sigan generando inter¨¦s?
RESPUESTA. A m¨ª me sorprende. Quiz¨¢ es porque escrib¨ª con el beneficio de la distancia f¨ªsica. Estaba bien tranquilo en Inglaterra y escrib¨ª mucho antes que muchos otros. Algunos escritores estuvieron detenidos y tardaron muchos a?os en volver a escribir. Yo tengo doble nacionalidad [brit¨¢nica y argentina] y Francia me dio asilo, por una negociaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional (AI). Sal¨ª en 1976 de Argentina. El Buenos Aires Herald hab¨ªa sido allanado y yo estaba siendo procesado por entrevistar a la plana mayor del Ej¨¦rcito Revolucionario del Pueblo (ERP). Pero la gota que colm¨® el vaso fue que una ma?ana me llamaron desde Londres y me dijeron que me fuera, que el juez no me iba a sobreseer y eso era equivalente a una sentencia de muerte. Yo ten¨ªa tres hijos y AI negoci¨® toda nuestra salida.
P. ?Su libro humaniza a las v¨ªctimas y a los torturadores?
R. Son todos seres humanos. Todos tuvieron padres que les acariciaban la cabeza. Creo que cito a los psic¨®logos que tuvieron que contratar para ayudar a esta gente. Yo viv¨ªa en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde hay barrios poco elegantes, y mucha de la gente que yo conoc¨ªa entr¨® en Montoneros, pero tambi¨¦n en la Guardia de Hierro (y ten¨ªan t¨ªtulos rid¨ªculos como Brigadas de Estrangulaci¨®n, era algo nefasto). Es mi generaci¨®n, negarla ser¨ªa una cobard¨ªa. Hay gente que ha cruzado la calle para no saludarme y tambi¨¦n personas como una se?ora de la alta sociedad quien, despu¨¦s de no saludarme, un d¨ªa me dijo, "me puedes saludar Andrew aunque seas comunista". Tampoco he intentado una definici¨®n de la maldad, yo no escribo novelas.
P. Muchos lectores de las nuevas ediciones, por edad, no han vivido las cosas que usted describe. ?Cree que hay que explicar m¨¢s lo que se cuenta?
R. No, la primera vez que se escribi¨® esto fue en Londres, en una revista, en 1978 o 1979, y se explicaban algunas cosas, pero para un p¨²blico ingl¨¦s...
P. Pero ahora se va a vender en Espa?a en 2006...
R. En esa ¨¦poca y hasta la guerra de las Malvinas [1982], en el Reino Unido se sab¨ªa muy poco del lo que pasaba en Argentina, hab¨ªa tres o cuatro chilenos, brasile?os y argentinos en el exilio. Tuve la suerte de que lo que aparece en este libro, hab¨ªa aparecido en revistas importantes en Inglaterra y Escocia. Entonces hab¨ªa que procesar lo que se contaba y no simplemente vomitar informaci¨®n. Un ingl¨¦s, con su frialdad natural, me dijo una vez que no era tan importante lo que contaba, simplemente me hab¨ªa asustado, pero que no sucedi¨® nada. Hab¨ªa que explicar para esa misma gente que estas cosas fueron importantes para m¨ª.
P. Despu¨¦s de todo lo escrito y publicado durante tres d¨¦cadas sobre la dictadura argentina, ?qu¨¦ aporta Memoria del miedo a un lector espa?ol?
R. Hay gente ah¨ª fuera a la que interesan este tipo de cosas, no s¨¦ muy bien por qu¨¦. Mi visi¨®n personal y ego¨ªsta es que a m¨ª me sirvi¨® como terapia o catarsis. Hay pasajes ¨²tiles, no sobre pol¨ªtica, sino de c¨®mo uno reacciona, de la supervivencia. Pasajes que son universales, que pueden ser aplicables o revivibles fuera del contexto pol¨ªtico. Espa?a ha vivido muchas guerras. Son vivencias que son compartidas, nadie tiene un copyright sobre esas vivencias. Graham Greene me dio un gran espaldarazo cuando sali¨® el libro porque dijo que era el libro del a?o, que nunca hab¨ªa vivido tanto miedo como al leer algunos de los pasajes. Luego me escribi¨® y me dijo que mientras lo le¨ªa por primera vez cerr¨® el pestillo del ba?o, algo que uno nunca hace viviendo solo.
P. ?Le parece que la sociedad occidental est¨¢ perdiendo un poco la memoria producto de la inmediatez que genera la sociedad de la informaci¨®n?
R. S¨ª, pero por suerte siempre hay gente que nos recuerda todo lo horrible que vino antes. Creo que hay un deseo personal frente a un programa corporativo de ir anulando la memoria.
P. No es lo mismo el olvido terap¨¦utico que la desmemoria. ?Piensa viendo a gente de 20 o 25 a?os que no hay conciencia del pasado, ni de lo bueno ni de lo malo?
R. En algunos casos s¨ª, y en Europa quiz¨¢ por la sociedad de consumo que ha habido tal vez s¨ª puede ser. Pero creo que en esa gente sus propias circunstancias los obligan a recordar. Por ejemplo en el Reino Unido, con el conflicto de las Malvinas. No en todos los sectores obviamente, pero en muchos, se record¨® lo que hab¨ªa sido vivir en la guerra con una cierta solidaridad, con una sensaci¨®n de respeto para el combatiente mientras est¨¢ combatiendo, ni se critica al Gobierno mientras se est¨¢ combatiendo. Hay una conciencia que mueve la memoria. Francia y el Reino Unido est¨¢n escribiendo al d¨ªa de hoy documentos sobre la Primera Guerra Mundial. Documentos familiares de una riqueza tremenda.
P. Usted dirige un peri¨®dico y tiene m¨¢s de 20 libros publicados. ?La avalancha de periodistas que se dedican actualmente a sacar libros al mercado responde a una cuesti¨®n t¨¦cnica -es m¨¢s f¨¢cil publicar ahora que antes- o algo est¨¢ sucediendo en la profesi¨®n?
R. Puede ser una posici¨®n o puede ser que no est¨¢n demasiado dedicados al oficio de la redacci¨®n. Y tambi¨¦n es mucho m¨¢s f¨¢cil publicar un libro ahora que cuando yo empec¨¦. Creo que hay much¨ªsima informaci¨®n y el periodista est¨¢ constantemente recibiendo, asimilando y guardando mucha m¨¢s informaci¨®n de la que puede trasladar al diario. No le veo contradicci¨®n al periodista que escribe libros.
![El periodista brit¨¢nico-argentino Andrew Graham-Yooll.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5HQD6VFFLGL6EJI7ZQDXHUITQQ.jpg?auth=6decd5beccb112d4e252bcb72f5e43c317172d525ef02d534111b568f3074d2f&width=414)
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