Marienbad
Marienbad es un balneario situado en Bohemia, al noroeste de Chekia, a 170 kil¨®metros de Praga. Para llegar hasta all¨ª el camino discurre entre las suaves colinas de la regi¨®n de los Sudetes, que en este tiempo estaban nevadas, pero en medio de la pureza profunda de la nieve se pod¨ªan ver todav¨ªa los nidos de ametralladoras y otras oscuras fortificaciones alemanas de la II Guerra Mundial. Los Sudetes fueron la primera carnaza que Francia e Inglaterra ofrecieron a Hitler en el Pacto de M¨²nich, en 1938, para ver si se calmaba su voracidad. No fue as¨ª. Al final de la contienda Chekia se convirti¨® en un sat¨¦lite de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y con ello se esfum¨® el esplendor burgu¨¦s de Marienbad cuyos fastuosos y vac¨ªos hoteles quedaron a merced de aquellos felices fantasmas de entreguerras, que discurr¨ªan por los salones con trajes muy abotonados, cuello de porcelana y sombrero blanco llevando del brazo a damas con pamelas de frutas a trav¨¦s de una galer¨ªa de infinitas filigranas de hierro colado. Aquella belleza se ha restaurado y ahora la nieve cristalizaba las volutas doradas del hotel Esplanade donde se rod¨® "El a?o pasado en Marienbad", de Alain Resnais, una pel¨ªcula cuya fascinaci¨®n consist¨ªa en que no se entend¨ªa nada, salvo el poder magn¨¦tico que desprend¨ªan las im¨¢genes. El otro d¨ªa, mientras tomaba un oporto en el bar de ese hotel, recordaba aquel tiempo en que era obligado que nos gustara esa pel¨ªcula precisamente por ser incomprensible. Ahora los mismos espejos devolv¨ªan multiplicados fragmentos de columnas, cortinajes y artesonados y a trav¨¦s del ventanal ve¨ªa las fuentes y estatuas del jard¨ªn nevadas, los abetos blancos. La belleza no tiene sentido si no alienta debajo de ella un fondo moral. El esplendor de este paisaje, pens¨¦ con la copa en la mano, s¨®lo podr¨ªa adquirir un destino si una voz te murmurara en el o¨ªdo las ¨²nicas palabras que quisieras o¨ªr: te amo. O, como en la Monta?a M¨¢gica, esta belleza fuera la puerta de la muerte. En ese momento vibr¨® el tel¨¦fono movil en mi bolsillo. Desde Madrid una voz familiar me dio la noticia: la ETA ha declarado el alto el fuego permanente. De pronto, la belleza que me rodeaba adquiri¨® una fascinaci¨®n moral. Los espejos fragmentaban el tiempo hasta el infinito junto con todos los m¨¢rmoles y setos nevados, los destellos de los cristales se confund¨ªan con el hielo irisado de las cornisas y en ese instante, despu¨¦s de tantos a?os, me fue revelado finalmente el significado de El a?o pasado en Marienbad.
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