El Museo Barbier-Mueller confronta a Picasso con el arte antiguo tribal y cl¨¢sico
El coleccionista firm¨® ayer el acuerdo de pr¨®rroga hasta 2015 con el Ayuntamiento
"Es conocida la influencia que ejercieron las culturas antiguas en la obra de Picasso, as¨ª como su pasi¨®n por el arte tribal. Sin embargo, ¨¦l no coleccionaba objetos, sino ideas". Lo afirm¨® el coleccionista suizo Jean Paul Barbier-Mueller en la presentaci¨®n de la exposici¨®n Picasso, el hombre de las mil m¨¢scaras, abierta en el Museo Barbier-Mueller de Arte Precolombino (Montcada, 14) hasta el 3 de septiembre. Barbier-Mueller ha prorrogado su acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona, por lo que su colecci¨®n de arte precolombino se quedar¨¢ en la ciudad hasta 2015.
La exhibici¨®n, que forma parte del programa Picasso 2006 BCN, que conmemora el centenario del regreso del artista a la capital catalana, establece un fascinante di¨¢logo entre 23 obras de Picasso y 62 esculturas antiguas, africanas, precolombinas, griegas e ib¨¦ricas. En total se exhiben 85 piezas, incluida la tela homenaje de Andy Warhol Cabeza seg¨²n Picasso n? 1, que proceden de colecciones tan prestigiosas como las del galerista Jan Krugier, Marina Picasso, la Fondation Beyeler y los museos Picasso de Par¨ªs y Barcelona, adem¨¢s del Museo Barbier-Mueller de Ginebra.
Por primera vez se exponen en Espa?a un rostro en madera esculpido por Picasso en 1907 y la cabeza ib¨¦rica que lo inspir¨®, que hab¨ªa sido regalada al artista malague?o por G¨¦ry Pi¨¦ret, secretario del poeta Guillaume Apollinaire. Desgraciadamente, la hermosa escultura en piedra calc¨¢rea, que tambi¨¦n influy¨® en los rostros de Les demoiselles d'Avignon, hab¨ªa sido robada en el Museo del Louvre y cuatro a?os m¨¢s tarde, cuando Pi¨¦ret confes¨® sus robos, tanto Picasso como Apollinaire fueron investigados y el poeta tuvo que pasar unos d¨ªas en la c¨¢rcel, antes de ser exculpado.
"La influencia del arte ib¨¦rico es evidente en las se?oritas de la izquierda, mientras que las de la derecha tienen rostros salvajes y feroces, m¨¢s relacionados con el arte tribal africano", explic¨® Barbier-Mueller, indicando la m¨¢scara congole?a que Alfred Barr, director del MOMA de Nueva York, compr¨® en 1937 poco despu¨¦s de adquirir Les demoiselles, convencido de estaban directamente relacionadas. Al descubrir que la m¨¢scara lleg¨® a Europa a?os despu¨¦s de que Picasso pintara la escena de prost¨ªbulo m¨¢s c¨¦lebre de la historia, el MOMA la puso a subasta y acab¨® en la colecci¨®n Barbier-Mueller.
Cada pieza tiene una historia m¨¢s o menos rocambolesca y todas contribuyen a dibujar un recorrido in¨¦dito por la trayectoria de Picasso. "?l no compraba las obras para coleccionarlas, sino para encontrar nuevas soluciones pl¨¢sticas", afirm¨® el coleccionista. Como ejemplo cit¨® la m¨¢scara grebo, que el pintor y Bracque compraron en Marsella en 1912, fuente de inspiraci¨®n de la Guitarra de chapa, considerada la escultura m¨¢s importante del cubismo, propiedad del MOMA. Tambi¨¦n resulta ejemplar en este proceso una gran m¨¢scara nimba de nariz ganchuda, procedente de Guinea, que se expone junto a una fotograf¨ªa de Picasso con otro ejemplar casi id¨¦ntico. Esta m¨¢scara inspir¨® las cabezas de yeso de Marie-Th¨¦r¨¨se Walter, una de las cuales aparece pintada en una gran tela de 1929, procedente de una colecci¨®n privada.
Tambi¨¦n se exhibe una m¨¢scara ritual del culto goli de Costa de Marfil que perteneci¨® al propio Picasso y una m¨¢scara de Gab¨®n en forma de coraz¨®n del poeta surrealista Tristan Tzara. Las acompa?a la c¨¦lebre m¨¢scara Derain, que, tras pertenecer al pintor fundador del fauvismo, fue adquirida por Josef Mueller, padre de la esposa del coleccionista e iniciador de la colecci¨®n.
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