?Cu¨¢l es la bandera espa?ola?
Cuando muchos espa?oles procedentes de otras partes de Espa?a visitan Catalu?a, se extra?an por la escasa visibilidad que tiene en nuestra comunidad auton¨®ma la bandera borb¨®nica que la Constituci¨®n de 1978 defini¨® como la espa?ola. Frecuentemente interpretan tal escasa visibilidad como prueba de una falta de identificaci¨®n y deseo de pertenencia a Espa?a por parte de la mayor¨ªa de los catalanes. Tal interpretaci¨®n choca, sin embargo, con la realidad documentada en muchas encuestas que se?alan que la mayor¨ªa de los catalanes nos definimos y nos sentimos espa?oles, adem¨¢s de catalanes. Muchos de nosotros tenemos familiares que proceden de otras partes de Espa?a, habiendo luchado durante la dictadura tanto por la identidad catalana como por la libertad de toda Espa?a. Miles y miles de catalanes (muchos familiares m¨ªos) que perdieron la mal llamada Guerra Civil pagaron un coste personal elevado (prisi¨®n, campos de concentraci¨®n en Espa?a y en la Alemania nazi, y exilio) por su compromiso con las clases populares no s¨®lo de Catalu?a, sino de toda Espa?a. Y cuando muchos de nosotros iniciamos en Catalu?a la resistencia no armada antifascista en los a?os cincuenta, lo hicimos para alcanzar la libertad, no s¨®lo de Catalu?a, sino de toda Espa?a. Creo dif¨ªcil con estos antecedentes que se pueda dudar de nuestra dedicaci¨®n a Espa?a. Y sin embargo, ninguno de mis familiares (ni de millones de catalanes y espa?oles) se siente identificado con la bandera borb¨®nica, que para muchos espa?oles fue (junto con los s¨ªmbolos fascistas a?adidos a esta bandera borb¨®nica) la bandera de los vencedores de la Guerra Civil y de la dictadura. Creerse que la mera eliminaci¨®n de los s¨ªmbolos fascistas (menos del 5% del espacio que ocupa la bandera) es suficiente para que nos identifiquemos con ella es creerse que la historia de Espa?a comienza en 1978.
Para millones de catalanes y de espa?oles la bandera bajo la cual catalanes, vascos, gallegos, andaluces, castellanos, extreme?os, valencianos y muchos otros lucharon por la libertad y la justicia social y por el respeto a la pluralidad de las naciones y de los pueblos de Espa?a es la bandera republicana, que lleg¨® incluso a prohibirse cuando se aprob¨® la bandera borb¨®nica como la bandera espa?ola. La falta de identificaci¨®n con la bandera borb¨®nica (y la falta de identificaci¨®n con la Marcha real, que se convirti¨® en 1978 en himno de Espa?a) no puede ni debe interpretarse como falta de identificaci¨®n y compromiso con Espa?a, sino como falta de identificaci¨®n con la Espa?a vencedora, con la cual millones de catalanes y espa?oles no podemos identificarnos por mucho que lo diga la Constituci¨®n de 1978. La Espa?a con la que nos identificamos es la Espa?a que luch¨® por la libertad, por la justicia social y por la plurinacionalidad del Estado espa?ol, es decir, la Espa?a republicana reflejada en su bandera. De ah¨ª que animar¨ªa a las fuerzas democr¨¢ticas que se sienten catalanas y espa?olas a que muestren su identificaci¨®n con la Espa?a de la que procedemos y de la que nos sentimos herederos, mostrando la bandera republicana, recuperando tambi¨¦n as¨ª nuestra historia. Una cosa, por lo tanto, es acatar la Constituci¨®n y su bandera, y otra sentirnos identificados con ella y sus s¨ªmbolos.
Tal desconocimiento de nuestra historia es tambi¨¦n, por cierto, lo que da lugar a la definici¨®n de las fuerzas armadas espa?olas como unas fuerzas democr¨¢ticas dentro de un Estado democr¨¢tico, definici¨®n que aparece de nuevo en la Constituci¨®n de 1978 y que se ha repetido ad n¨¢useam para reasegurar a la ciudadan¨ªa que el Ej¨¦rcito es democr¨¢tico, ignorando indicador tras indicador que cuestionan tal supuesto. En realidad, ser¨ªa f¨¢cil demostrar que tal Ej¨¦rcito es democr¨¢tico si condenara el golpe militar del Ej¨¦rcito que traicion¨® a un Gobierno democr¨¢ticamente elegido, el de la Rep¨²blica; si homenajeara a los militares asesinados por los golpistas y a los pocos militares que durante la dictadura lucharon por un Ej¨¦rcito y un Estado democr¨¢ticos; si eliminara todos los s¨ªmbolos del r¨¦gimen anterior y prohibiera la alabanza a aquel r¨¦gimen; si expulsara y no promocionara a los militares que han participado en los intentos golpistas ocurridos durante el periodo democr¨¢tico, entre otras muchas posibilidades. Pues bien, ninguna de estas acciones ha ocurrido o est¨¢ ocurriendo. Si ustedes van al paseo de Colom en Barcelona, ver¨¢n el s¨ªmbolo fascista a la entrada del cuartel del Ej¨¦rcito; muchos militares golpistas han sido promocionados; los militares que lucharon por la democracia contin¨²an expulsados del Ej¨¦rcito, y un largo etc¨¦tera. Y nunca olvidemos que cuando los militares frustraron el golpe militar de 1981 lo hicieron no por su lealtad a la Constituci¨®n, sino por seguir las ¨®rdenes de Franco, que les exigi¨® obedecer al Rey. Ante esta evidencia, considero equivocado ocultar esta realidad.
Pero lo que encuentro profundamente err¨®neo es la definici¨®n de lo que se considera "amor patri¨®tico" en amplios sectores del Ej¨¦rcito. Amor patri¨®tico debe ser amor al pueblo espa?ol, cuyas clases populares son la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. El golpe militar de 1936 y la dictadura que impuso tuvieron un impacto enormemente negativo en el desarrollo econ¨®mico, pol¨ªtico, cultural y social de las clases populares de Espa?a. Y los datos hablan por s¨ª mismos (El subdesarrollo social de Espa?a, 2006). Cuando el golpe militar ocurri¨® en el a?o 1936, Espa?a ten¨ªa el mismo nivel de riqueza que Italia. Cuando el dictador muri¨®, Espa?a ten¨ªa s¨®lo el 68% del nivel de riqueza de Italia. Espa?a estaba a la cola de Europa junto con Grecia y Portugal, que padecieron reg¨ªmenes semejantes. ?C¨®mo puede llamarse "amor patri¨®tico" a lo que implic¨® tanto da?o para las clases populares no s¨®lo de Catalu?a, sino de toda Espa?a?
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universidad Pompeu Fabra.
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