Cr¨ªmenes excelentes
El crimen, seg¨²n P. D. James (Oxford, 1920), es tambi¨¦n una relaci¨®n sentimental. En una isla en la costa de Cornualles, en octubre de 2004, sucede un asesinato, o un suicidio: aparece un ahorcado en lo alto de un faro. Es un muerto honorable, porque la isla refugia a abrumadas eminencias que buscan soledad y paz temporal, servidores del Estado, escritores c¨¦lebres, distinguidos cient¨ªficos. La muerte re¨²ne a polic¨ªas y sospechosos en un espacio cerrado, como Agatha Christie los somet¨ªa a la claustrofobia familiar de una casa de campo o un tren. La isla de El faro (The Lighthouse, 2005) es una cripta para la muerte, aunque evoque tesoros de la infancia.
Es excelente la decimotercera aventura de Adam Dalgliesh, el polic¨ªa poeta de P. D. James, enamorado ahora, preocupado por la pervivencia de su amor y de su don po¨¦tico porque, sinti¨¦ndose cada d¨ªa menos investigador que bur¨®crata, sabe que su poes¨ªa se nutre de asesinatos, del juego de la conjetura y el peligro, del horror y la compasi¨®n ante las vidas estropeadas. Dalgliesh tiene "un coraz¨®n de tienda de trapero", o as¨ª se ve, citando a Yeats. Protege su intimidad, pero vive de violar la intimidad de los muertos y los vivos, v¨ªctimas y verdugos. Posee las cualidades que valora en un detective: inteligencia, valor, sentido com¨²n y, lo m¨¢s dif¨ªcil, humanidad. Se podr¨ªa decir que ¨¦stas son las virtudes de P. D. James, magistral autora de novelas de cr¨ªmenes.
EL FARO
P. D. JAMES
TRADUCCI?N DE FRANCISCO RODR?GUEZ DE LECEABRUGUERA.
BARCELONA
528 P?GINAS. 17 EUROS
James escribe misterios morosos. Empleamos cien p¨¢ginas en adivinar qui¨¦n es el asesinado. Los sospechosos son gente que viene a refugiarse en la isla y, dentro de la isla, a¨²n buscan escondites m¨¢s hondos: abogados cobardes, m¨¦dicos que no curaron y provocaron dolor, sacerdotes sin fe, criaturas acomodadas que se sienten inc¨®modas. Aqu¨ª todo el mundo es culpable de algo que merece reserva, y el lector, como si fuera un c¨®mplice, est¨¢ en el secreto de las mentiras que alg¨²n sospechoso cuenta a la polic¨ªa. P. D. James es capaz de mostrar, al mismo tiempo, dos y tres puntos de vista sobre un mismo personaje, incluida la visi¨®n que el personaje tiene de las cosas.
La desgracia cae en torno a un escritor viejo, nuevo Henry James, que va perdiendo talento y esperanza, ni bienvenido ni agradable en ninguna parte y honrado por todos, y la muerte es un asunto de hace cincuenta, treinta o veinte a?os: una cuenta pendiente. El principal rasgo caracterol¨®gico de cada individuo es su pasado, y el trabajo del polic¨ªa es remover el pasado, examinando m¨®viles y pistas, interrogando a los que no han muerto, como si sobrevivir fuera sospechoso. La clave del crimen ser¨¢ una emoci¨®n fuerte, como dec¨ªa George Orwell, recordado por P. D. James: la lujuria y el lucro, el odio y el amor, aunque sea amor propio u odio a uno mismo.
Dalgliesh, el polic¨ªa poeta, domestica a la muerte: explica la muerte inexplicable, soluciona por un momento el misterio de la muerte total. La novela policiaca tiene algo de consolaci¨®n religiosa. P. D. James, observadora clarividente de sus personajes, escribe, seg¨²n apunta una de sus criaturas, sobre la distancia entre lo que sentimos y lo que deber¨ªamos sentir. La muerte, imprudente abridora de cajones cerrados mucho tiempo, reveladora del pasado, tambi¨¦n hace ver por primera vez el papel pintado que llevaba a?os ante ti sin ser visto, los muebles familiares aborrecibles. P. D. James ense?a a mirar.
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