C¨®mo ser hoy profesor universitario
Hace ya m¨¢s de cuatro a?os que la Ley de Reforma Universitaria (LRU) fue substituida por la actual Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU). Con la antigua LRU, un profesor no funcionario manten¨ªa siempre una cierta inseguridad laboral, pues cada a?o la Universidad pod¨ªa reconsiderar su contrato en funci¨®n de las necesidades docentes; pero exist¨ªa la posibilidad de pr¨®rroga autom¨¢tica de forma indefinida, en algunos casos con independencia de las capacidades, el esfuerzo y el rendimiento demostrados por el profesor en cuesti¨®n. Para solventar este problema, la LOU cre¨® nuevas figuras de docentes universitarios (Ayudante, Ayudante doctor, Profesor Colaborador, Profesor Contratado Doctor,...) con la intenci¨®n de articular una carrera donde ¨²nicamente los m¨¦ritos y la capacidad deb¨ªan determinar la continuidad de un profesor en su cargo, as¨ª como su posibilidad de promoci¨®n. De la misma forma, el paso de una figura a otra deb¨ªa realizarse previo proceso de evaluaci¨®n y acreditaci¨®n de los m¨¦ritos docentes e investigadores del profesor por parte de unas agencias de calidad externas a la Universidad (de ¨¢mbito nacional o auton¨®mico), que fueron creadas a partir de la entrada en vigor de la propia LOU.
Aunque en aquel momento tal reforma era ciertamente necesaria, la no articulaci¨®n de pasarelas entre las distintas figuras constituy¨® un defecto de base de la nueva ley: seg¨²n la LOU, un Ayudante que, tras haber superado un concurso de m¨¦ritos, acaba sus cuatro a?os improrrogables de contrato, va sin excepci¨®n al paro. En caso de haber obtenido durante ese tiempo una acreditaci¨®n de calidad, y siempre que se oferte una nueva plaza de Ayudante Doctor, puede competir por ella en un nuevo concurso. Caso de ganar este segundo concurso, firmar¨ªa un nuevo contrato, una vez m¨¢s improrrogable de cuatro a?os, tras los cuales habr¨ªa de repetir el mismo proceso (paro, acreditaci¨®n de calidad y concurso) para intentar conseguir un contrato indefinido. Es decir: el candidato ha de pasar por tres concursos para alcanzar un puesto estable como profesor contratado (a¨²n no como Profesor Titular funcionario) en el que cobrar¨ªa, dicho sea de paso, un salario inferior al de un profesor de Educaci¨®n Secundaria.
Cuando el anterior Gobierno propuso esta reforma de ley, el profesorado universitario organiz¨® una contundente cadena de protestas que, en lugar de conseguir una racionalizaci¨®n de la reforma, obtuvo como ¨²nica respuesta el establecimiento de medidas transitorias relativamente favorables para el profesorado ya contratado bajo la antigua LRU, permiti¨¦ndole en un amplio plazo de tiempo adaptarse al nuevo sistema. En cambio, el profesorado en formaci¨®n contratado desde la entrada en vigor de la LOU, que a¨²n no estaba all¨ª para protestar, ha sufrido desde entonces la aplicaci¨®n de un modelo de carrera docente basado en la precariedad indiscriminada, donde el profesor sabe a ciencia cierta que el paro le espera peri¨®dicamente, con independencia de la calidad de su trabajo.
En estos momentos, y tras la presentaci¨®n por parte del Ministerio de Educaci¨®n de un primer borrador, nos encontramos en pleno proceso de reforma de la LOU. Ante el asombro de toda la comunidad universitaria, las figuras de contrataci¨®n estables (Contratado Doctor y Colaborador) desaparecen en dicho borrador, quedando al arbitrio de las comunidades aut¨®nomas mantenerlas o crear otras nuevas que podr¨ªan no tener car¨¢cter indefinido. De llevarse a cabo la reforma en estos t¨¦rminos, las perspectivas laborales de toda una generaci¨®n de docentes quedar¨ªan, por lo tanto, a la espera de la regulaci¨®n de nuevas figuras a nivel auton¨®mico.
Cabe esperar del Gobierno que, en lugar de tirar la toalla, asuma el reto de reformar la carrera docente de un modo coherente y justo. En primer lugar, manteniendo las figuras estables a nivel nacional, evitando una desvertebraci¨®n del sistema universitario nacional que parece dif¨ªcilmente compatible con la integraci¨®n en el Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior. En segundo lugar, unificando las figuras de Ayudante y Ayudante doctor en una sola, de ocho a?os de duraci¨®n, que evite la ruptura del periodo de formaci¨®n con la interposici¨®n de un concurso. Y, en tercer lugar, estableciendo pasarelas entre las distintas figuras docentes, de modo que el profesorado vea recompensados sus logros, convenientemente acreditados por las Agencias externas de evaluaci¨®n de la calidad, con estabilidad y promoci¨®n laboral.
En definitiva, se impone la necesidad de redefinir una carrera docente que ha extendido la inestabilidad laboral m¨¢s all¨¢ de los cuarenta a?os, y que est¨¢ teniendo como palpables consecuencias el desgaste del profesorado en formaci¨®n y la p¨¦rdida de inter¨¦s de los j¨®venes licenciados por semejante carrera de obst¨¢culos.
Jes¨²s Navarro y V¨ªctor M. Molina son profesores ayudantes de Filosof¨ªa y Qu¨ªmica, respectivamente, en la Universidad de Sevilla y representantes en el claustro de la misma.
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