Los viajeros ocultos de la obesidad
Las dietas ricas en grasas contienen contaminantes ambientales que contribuyen a causar diabetes
En una reciente visita a la Universidad de Carolina del Norte, un colega epidemi¨®logo, Matthew Longnecker, me ense?a unos resultados reci¨¦n salidos de su ordenador. Quiere saber qu¨¦ me parecen. Los datos son sencillos y di¨¢fanos, impresionantes y muy delicados: el riesgo de tener diabetes de tipo 2 se triplica si uno tiene concentraciones elevadas del PCB 153. La diabetes de tipo 2 es la que tradicionalmente se llamaba del adulto, pero actualmente afecta tambi¨¦n a numerosos j¨®venes y adolescentes.
El PCB 153 es uno de los policlorobifenilos (PCB) que con m¨¢s frecuencia hallamos en la sangre, la grasa y diversos ¨®rganos del ser humano. De ah¨ª lo impresionante y delicado del resultado: si un contaminante aumenta el riesgo de una enfermedad pero pocas personas est¨¢n expuestas a ¨¦l, las consecuencias sociales son reducidas; pero como los PCB se encuentran en dosis bajas en la pr¨¢ctica totalidad de seres humanos, el hallazgo de Matt Longnecker sugiere que estos contaminantes pueden estar causando una parte importante de la diabetes que sufrimos en nuestras poblaciones: el n¨²mero de enfermos resulta de multiplicar el riesgo individual por el n¨²mero de personas expuestas a PCB.
Algunos contaminantes que tomamos disueltos en grasas favorecen la tendencia a la obesidad
Los alimentos ricos en grasas animales tienen las concentraciones m¨¢s altas de organoclorados
El hallazgo de Matt Longnecker no es totalmente nuevo: durante a?os otros estudios han encontrado relaciones similares entre el riesgo de diabetes y la cantidad de compuestos organoclorados como los PCB, las dioxinas o el pesticida DDT. Lo que ¨¦l y sus compa?eros han hecho ha sido analizar informaci¨®n de 3.727 norteamericanos (una cifra muy respetable) de ambos sexos y de diversas razas, seleccionados de modo que el grupo fuese representativo de la poblaci¨®n general de EE UU. A continuaci¨®n, se basaron en una entrevista a cada persona para determinar si sufr¨ªan alguna enfermedad, como la diabetes. Adem¨¢s, a cada persona se le extrajo sangre, y en ella se analizaron los PCB y otros agentes qu¨ªmicos ambientales.
La cifra concreta de riesgo de diabetes que muestra Longnecker es 3,8: el riesgo de tener diabetes si uno tiene concentraciones altas del PCB 153 se multiplica por 3,8. O sea, que m¨¢s que triplicarse, el riesgo casi se cuadriplica. Pero en realidad esa cifra se queda corta, es una subestimaci¨®n; el riesgo es bastante m¨¢s alto. ?Qu¨¦ ha ocurrido? Lo siguiente: en los an¨¢lisis estad¨ªsticos que han dado el resultado de 3,8 el epidemi¨®logo ha tenido en cuenta la influencia simult¨¢nea de diversos otros factores, ha restado de la cifra de riesgo que realmente observ¨® el efecto de otras variables: las que van asociadas o mezcladas con la exposici¨®n al PCB 153 y que, a la vez, tambi¨¦n aumentan el riesgo de diabetes. En concreto, la cifra de 3,8 est¨¢ ajustada nada menos que por edad, sexo, raza, consumo de tabaco y de alcohol, sedentarismo, ¨ªndice de masa corporal (la conocida medida de obesidad), di¨¢metro de la cintura, y concentraciones sangu¨ªneas de colesterol y de triglic¨¦ridos. Este ajuste estad¨ªstico es muy exigente, "resta" mucho efecto al PCB. Pero no es incorrecto si lo que queremos es aislar el efecto m¨¢s espec¨ªfico del PCB 153; si no queremos mezclarlo con el efecto de la obesidad, por ejemplo.
Justamente, las personas obesas suelen tener concentraciones m¨¢s altas de PCB, y a su vez la obesidad aumenta por s¨ª misma el riesgo de diabetes. No es pues err¨®neo ajustar por obesidad para obtener el riesgo debido al PCB. En este sentido, el riesgo de diabetes atribuible estad¨ªsticamente a tener concentraciones altas del PCB 153 s¨ª es s¨®lo de 3,8. De todos modos, esta cifra es impresionante.
Por otra parte, est¨¢ sobradamente demostrado que los alimentos m¨¢s ricos en grasas de origen animal tienen m¨¢s contaminantes organoclorados; y as¨ª, no es de extra?ar que las dietas m¨¢s ricas en grasas sean la gran v¨ªa de entrada en nuestro organismo de contaminantes persistentes. Si las grasas son la principal fuente de contaminantes organoclorados, y si una ingesta elevada de grasas es la principal raz¨®n de la obesidad ?no ser¨¢ pasarse, ajustar por obesidad? En un momento volvemos a esta pregunta.
Porque adem¨¢s -y esto tambi¨¦n es fundamental desde una perspectiva social- una cosa es el riesgo individual de tener diabetes debido espec¨ªficamente al PCB 153 y otra lo que ocurre en una poblaci¨®n real de personas. En este segundo caso, la pregunta m¨¢s relevante es: ?cu¨¢ntas veces m¨¢s frecuente es la diabetes en los grupos con concentraciones altas del PCB que en los grupos con menos? Respuesta: en la realidad encontramos que la frecuencia de diabetes en los grupos con concentraciones altas de este y otros contaminantes parecidos es -seg¨²n las poblaciones- seis, ocho o m¨¢s veces superior a la frecuencia de diabetes en los grupos con las concentraciones m¨¢s bajas del PCB.
Esta cifra se debe en parte al PCB, pero en parte tambi¨¦n a los factores que "van juntos" o "mezclados" con los PCB (las grasas, el sedentarismo, la obesidad), y quiz¨¢ tambi¨¦n a otros factores relacionados pero cuya influencia real no est¨¢ todav¨ªa clara. Por ejemplo, tras demostrarse que algunos contaminantes ambientales son disruptores endocrinos (sustancias que alteran el equilibrio de los sistemas hormonal e inmunol¨®gico), diversos investigadores han planteado la hip¨®tesis de que tales sustancias favorecen la acumulaci¨®n de grasas en nuestro cuerpo (t¨¦cnicamente, que son adipog¨¦nicos).
De confirmarse esas hip¨®tesis, las grasas animales no s¨®lo ser¨ªan el veh¨ªculo en el que los contaminantes entran disueltos en nuestro organismo (de esto no hay duda), sino que a su vez algunos de estos contaminantes favorecer¨ªan una mayor acumulaci¨®n de grasas. Un c¨ªrculo en verdad vicioso con repercusiones individuales y sociales de gran calado. Tanto una consecuencia de la ingesta de grasas (entrada de PCB) como la otra (aumento de la obesidad) contribuir¨ªan a causar diabetes y parte de los otros efectos perniciosos que las grasas y sus viajeros o c¨®mplices ocultos tienen sobre enfermedades cardiovasculares, neurol¨®gicas y c¨¢nceres.
Preocupante, ?verdad? Los investigadores reclamamos m¨¢s espacios para debatir las implicaciones socioculturales de nuestros hallazgos no s¨®lo porque somos conscientes de nuestras limitaciones, y no s¨®lo por el peso de los intereses en juego, sino quiz¨¢ tambi¨¦n para sacarnos un peso emocional de encima.
Miquel Porta es catedr¨¢tico de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y de la Universidad de Carolina del Norte e investigador del Instituto Municipal de Investigaci¨®n M¨¦dica de Barcelona.
?Qu¨¦ precio es aceptable pagar?
En Espa?a sufre diabetes mellitus de tipo 2 o del adulto entre el 4,8% y el 18,7% de la poblaci¨®n, seg¨²n las zonas. La diabetes de tipo 1, m¨¢s grave, la padece entre el 0,1% y el 0,2% de la poblaci¨®n.
Las causas de la diabetes son de tres tipos: desconocidas, conocidas pero no modificables (por ejemplo, la edad) y conocidas y modificables (por ejemplo, la obesidad). Las medidas para disminuir el riesgo de diabetes son tanto individuales como sociales. Entre las causas conocidas pero menos reconocidas de la diabetes est¨¢n algunos t¨®xicos ambientales como los PCB, las dioxinas, el hexaclorobenceno y el ars¨¦nico. As¨ª lo indican m¨²ltiples estudios cient¨ªficos, aunque no todos los investigadores est¨¢n de acuerdo en esta relaci¨®n causal.
Este tipo de discrepancias son habituales en ciencia, pues a menudo las cosas no est¨¢n "absolutamente demostradas". Adem¨¢s, nadie ha podido calcular todav¨ªa qu¨¦ proporci¨®n de diabetes se debe a t¨®xicos ambientales como los PCB. De aqu¨ª surgen dos preguntas dif¨ªciles. Primera: ?para atajar el problema con decisi¨®n cu¨¢nta certeza queremos tener sobre la relaci¨®n causal entre los contaminantes y las enfermedades? A menudo los conocimientos son abundantes, y en cambio apenas les prestamos atenci¨®n. Segunda: ?qu¨¦ proporci¨®n de diabetes inducida por contaminantes ambientales nos parece aceptable? ?El 7%, el 17%, el 27%...? O lo que es lo mismo: ?qu¨¦ cambios estamos dispuestos a hacer en nuestro modo de vida (impuestos, transportes que utilizamos, precios de los alimentos...) para reducir nuestra exposici¨®n a los contaminantes ambientales y prevenir as¨ª una buena parte del sufrimiento que causan enfermedades como la diabetes?
Ning¨²n investigador u organizaci¨®n cient¨ªfica pueden responder por s¨ª solo a preguntas como ¨¦sas. Por eso, muchos reclamamos m¨¢s espacios para debatir con calma las causas e implicaciones socioculturales de estos problemas.
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