Patolog¨ªa de la memoria
Bajo el t¨ªtulo de Memoria rota de los jud¨ªos del norte de Marruecos (EL PA?S, 29-03-06) y con motivo del cincuentenario de la independencia de Marruecos, la escritora Esther Bendah¨¢n realiza un an¨¢lisis pretendidamente hist¨®rico sobre los jud¨ªos del norte de Marruecos. Sigamos su recorrido, que nos conduce a un juicio inapelable, resumido en esta f¨®rmula lapidaria: "De los jud¨ªos que all¨ª vivieron durante siglos, s¨®lo queda la memoria rota". He aqu¨ª una extra?a patolog¨ªa de la memoria que deja perplejo. Pero veamos las cosas de cerca. En su obra de obligada referencia, Une histoire de famille, Joseph Toledano desvela que Dahan o Bendah¨¢n es un patron¨ªmico de origen ¨¢rabe, relativo al oficio de pintor, barnizador, un apellido muy com¨²n compartido por jud¨ªos y musulmanes.
Por otro lado, la escritora es originaria de Tetu¨¢n (salvo error por mi parte), una ciudad heredera de la cultura andalus¨ª, dif¨ªcil de presentar en fragmentos, pues introducir¨ªa separaciones en esa cultura real, s¨®lidamente asentada desde siglos, en la que se manifiestan las aportaciones jud¨ªa, andalus¨ª, ¨¢rabe, bereber o castellana, en un entramado complejo de enorme creatividad.
Continuemos. S¨ªrvanos por el momento una informaci¨®n muy significativa: Esther Bendah¨¢n usa como argumento, ya en las primeras l¨ªneas de su art¨ªculo, el reciente viaje efectuado a esa ciudad, probablemente en 2005, por unas trescientas personas que visitaron lo que queda de la juder¨ªa y del cementerio. Precisa que esta visita se hizo bajo la protecci¨®n de la Polic¨ªa y del Ej¨¦rcito, ?nada menos! Pero no menciona que ese cementerio, que tras tantos a?os no ha sido abandonado ni saqueado, es el testimonio vivo de una presencia milenaria en esta tierra. Sus tumbas son sencillas l¨¢pidas cubiertas por dibujos antropom¨®rficos, s¨ªmbolos enigm¨¢ticos de una cultura extraordinariamente original. Olvida que con el aval del Estado de Israel, los activistas sionistas, para borrar toda huella de la presencia jud¨ªa en Marruecos, como en otros pa¨ªses, se dedicaron a desenterrar los restos de los rabinos para transferirlos a Israel. ?Qui¨¦n entonces se afana en eliminar y destruir el testimonio de esa presencia milenaria jud¨ªa, parte integrante de la realidad del pa¨ªs?
Quiz¨¢ por la misma ¨¦poca de la visita escenificada por la escritora como llena de peligros, para se?alar que ah¨ª yac¨ªa "esa memoria rota", ten¨ªa lugar en Tetu¨¢n una manifestaci¨®n muy significativa. La Fundaci¨®n Edmond Amran el Maleh acababa de organizar, el 2 de junio de 2005, un coloquio sobre el patrimonio musical andalus¨ª y la contribuci¨®n de los m¨²sicos jud¨ªos marroqu¨ªes. Las sesiones se desarrollaron en un ambiente festivo en la Delegaci¨®n Provincial del ministerio de Cultura, clausur¨¢ndose con un emocionante concierto interpretado por la orquesta del Conservatorio, que permiti¨® a los asistentes disfrutar por primera vez de algunas composiciones de esos mismos m¨²sicos jud¨ªos, herederos de la tradici¨®n judeo-andalus¨ª. El acontecimiento fue ampliamente recogido por la prensa nacional, y no es necesario extenderse m¨¢s para convencerse, contrariamente a las aseveraciones fantasm¨¢ticas que expone la escritora, de que no hay nada que pueda testimoniar de esa "memoria rota"... Dicho de otro modo, nada que permita afirmar la destrucci¨®n de las huellas de la memoria de la presencia jud¨ªa como elemento constitutivo del pa¨ªs.
Para bot¨®n, basta la muestra de las actividades que desarrolla la Biblioteca General de esa ciudad. Su director, Abdelaziz Achahbar, tenaz investigador, lleva un combate incesante por la salvaguardia del patrimonio judeo-andalus¨ª, custodiado en un fondo que, adem¨¢s de su Cuadernos y otros valiosos manuscritos, cuenta con monograf¨ªas eruditas sobre poes¨ªa, romanceros o composiciones musicales. Recientemente ha publicado un texto, con reportaje fotogr¨¢fico incluido, en el que demuestra que el Mellah de Tetu¨¢n, su juder¨ªa, caballo de batalla de la argumentaci¨®n de la se?ora Bendah¨¢n, nunca fue un gueto de reclusi¨®n, sino unos barrios en el seno mismo de la medina, abiertos a la circulaci¨®n y al intercambio. Incluso viv¨ªan en ¨¦l familias musulmanas. ?Qu¨¦ ha conducido a la escritora, a trav¨¦s de ese gesto, que casi podr¨ªamos calificar de autodestructivo, a esa suerte de negaci¨®n de una cultura de la que, sin embargo, es heredera? Se advierten a lo largo de su an¨¢lisis, contradicciones involuntarias que demuestran la confusi¨®n y la falta de fundamento de un escrito que, por desgracia, se asemeja mucho a toda una corriente de literatura que lleva el mismo sello: una negaci¨®n de nuevo cu?o cuyo origen puede situarse en la matriz de la ideolog¨ªa sionista. Se manifiesta en un comercio floreciente de libelos y otros escritos empe?ados en querer presentar a Marruecos como un infierno para los jud¨ªos, que se sentir¨ªan aqu¨ª como un cuerpo extra?o esperando ser liberados.
No est¨¢ en mi ¨¢nimo iniciar una pol¨¦mica in¨²til que ir¨ªa en contra de la preocupaci¨®n por preservar cierta verdad. Pero es forzoso constatar que cuando la se?ora Bendah¨¢n aborda la cuesti¨®n de la emigraci¨®n masiva de jud¨ªos marroqu¨ªes, verdadera tragedia que comenz¨® en 1948 con la proclamaci¨®n del Estado de Israel, guarda silencio sobre las responsabilidades determinantes de ¨¦ste y de sus organizaciones sionistas, que emprendieron un intenso trabajo de propaganda y obra de zapa en ciudades y entre las comunidades bereberes del Alto Atlas, sembrando el p¨¢nico y obligando a salir del pa¨ªs a poblaciones enteras. De esta tragedia, Esther Bendah¨¢n s¨®lo se acuerda del naufragio del Piscis en aguas de Alhucemas, el 11 de enero de 1961, en el que pereci¨® casi la totalidad de los emigrantes clandestinos jud¨ªos marroqu¨ªes que en ¨¦l viajaban. Presenta y califica textualmente el acontecimiento de tragedia que "marca profundamente a los jud¨ªos marroqu¨ªes y en Israel son los h¨¦roes de esta comunidad", en la misma l¨ªnea de los c¨ªrculos dirigentes israel¨ªes y sionistas que quisieron convertir el naufragio del Piscis-Ergos en el s¨ªmbolo que sell¨® un momento crucial en la historia de los jud¨ªos marroqu¨ªes. Despu¨¦s de este suceso, las salidas masivas del pa¨ªs pudieron realizarse con el consentimiento t¨¢cito de las autoridades. Habr¨¢ que decidirse un d¨ªa a denunciar los s¨®rdidos regateos que permitieron cerrar los ojos ante ese ¨¦xodo, contrario a los intereses del pa¨ªs y a la justa causa del pueblo palestino, al suministrar al Estado de Israel hombres y mujeres que dieran consistencia a su ocupaci¨®n colonial, adem¨¢s de una fuente de mano de obra barata.
La se?ora Bendah¨¢n concluye por un reto: "Que sean los ciudadanos marroqu¨ªes (...) quienes sepan distinguir el conflicto con Israel de la violencia antisemita en contra del pueblo jud¨ªo y se enfrenten por propia iniciativa y con vigor a las atrocidades cometidas por los fanatismos". Puede estar segura de que Marruecos, desde el pueblo colectivamente hasta su m¨¢s alta autoridad, Mohamed VI, nunca ha cedido a ninguna tentaci¨®n de mezclar su apoyo sin fisuras a la causa del pueblo palestino con cualquier forma de antisemitismo. Fue la naci¨®n en su unanimidad la que se levant¨® sin distinci¨®n ninguna en mayo de 2003 para condenar los atentados terroristas de Casablanca, y ello a pesar de la virulencia de las pr¨¦dicas extremistas. ?D¨®nde est¨¢ pues ese fanatismo que quita el sue?o a Esther Bendah¨¢n?
Edmond Amran el Maleh (Safi, 1917) es novelista y ensayista marroqu¨ª. Es autor de Recorrido inm¨®vil (Ediciones Libertarias-Prodhuf¨ª).
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