Chern¨®bil, un punto de inflexi¨®n hist¨®rica
El accidente nuclear en Chern¨®bil, del que este mes se cumplen 20 a?os, fue tal vez -incluso m¨¢s que la perestroika iniciada por mi gobierno- la verdadera causa del colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. De hecho, la cat¨¢strofe de Chern¨®bil fue un punto de inflexi¨®n hist¨®rica que marc¨® una era anterior y una posterior al desastre.
La misma ma?ana de la explosi¨®n en el centro nuclear de Chern¨®bil el 26 de abril de 1986, el Politbur¨® se reuni¨® para analizar la situaci¨®n y, a continuaci¨®n, organiz¨® una comisi¨®n de gobierno para hacer frente a las consecuencias. La comisi¨®n deb¨ªa controlar la situaci¨®n y asegurarse de que se tomasen medidas serias, particularmente en cuanto a la salud de las personas en la zona del desastre. M¨¢s a¨²n, la Academia de Ciencias design¨® un grupo de destacados cient¨ªficos que fue enviado de inmediato a la regi¨®n de Chern¨®bil.
El Politbur¨® no tuvo de manera inmediata informaci¨®n apropiada y completa que reflejara la situaci¨®n posterior a la explosi¨®n. Sin embargo, hab¨ªa en su interior un consenso general de que deb¨ªamos entregar la informaci¨®n de manera transparente tras recibirla. Eso estar¨ªa dentro del esp¨ªritu de la pol¨ªtica de gl¨¢snost que para entonces ya estaba bien establecida en la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Por ello, las acusaciones de que el Politbur¨® ocult¨® informaci¨®n sobre el desastre est¨¢n alejadas de la verdad. Una raz¨®n por la que creo que no hubo un enga?o deliberado es que, cuando la comisi¨®n gubernamental visit¨® el lugar de los hechos justo despu¨¦s del desastre y pernoct¨® en Polesie, cerca de Chern¨®bil, todos sus miembros cenaron con comida y agua regulares del lugar, y anduvieron todo el tiempo sin respiradores, al igual que el resto de las personas que trabajaban all¨ª. Si la administraci¨®n local o los cient¨ªficos hubieran sabido la verdadera magnitud del desastre, no se habr¨ªan arriesgado a eso.
De hecho, nadie sab¨ªa la verdad, y por esta raz¨®n fueron en vano todos nuestros intentos por recibir informaci¨®n completa sobre la dimensi¨®n del desastre. Al principio pensamos que las consecuencias de la explosi¨®n se ver¨ªan principalmente en Ucrania, pero Bielorrusia, al noroeste, fue afectada de manera mucho peor, y luego Polonia y Suecia sufrieron los efectos.
Por supuesto, el mundo supo primero del desastre de Chern¨®bil a trav¨¦s de cient¨ªficos suecos, creando la impresi¨®n de que est¨¢bamos escondiendo algo. Sin embargo, la verdad es que no ten¨ªamos nada que esconder, ya que sencillamente carecimos de informaci¨®n durante un d¨ªa y medio. S¨®lo unos pocos d¨ªas despu¨¦s, supimos que lo que hab¨ªa ocurrido no era un simple accidente, sino una genuina cat¨¢strofe nuclear: una explosi¨®n en el cuarto reactor de Chern¨®bil.
Aunque el primer informe sobre Chern¨®bil apareci¨® en Pravda el 28 de abril, la situaci¨®n distaba mucho de ser clara. Por ejemplo, cuando el reactor explot¨®, primero se intent¨® apagar el incendio con agua, lo que no hizo m¨¢s que empeorar la situaci¨®n, ya que esto comenz¨® a dispersar part¨ªculas nucleares por la atm¨®sfera. Mientras tanto, aun as¨ª pod¨ªamos adoptar medidas para ayudar a la gente de la zona del desastre, que fue evacuada, y m¨¢s de 200 organizaciones m¨¦dicas tomaron parte en las pruebas realizadas a la poblaci¨®n para detectar signos de intoxicaci¨®n por la radiaci¨®n.
Hab¨ªa un serio peligro de que el contenido del reactor nuclear escurriera por el suelo y alcanzara el r¨ªo Dni¨¦per, poniendo en peligro a la poblaci¨®n de Kiev y otras ciudades a lo largo de las riberas. En consecuencia, comenzamos el trabajo de protecci¨®n de las zonas colindantes con el r¨ªo, partiendo con la desactivaci¨®n total de la planta de Chern¨®bil. Los recursos de un inmenso pa¨ªs se movilizaron para controlar la devastaci¨®n, incluido el trabajo de preparaci¨®n del sarc¨®fago que aislar¨ªa el cuarto reactor.
M¨¢s que ning¨²n otro factor, el desastre de Chern¨®bil abri¨® la posibilidad de una mucho mayor libertad de expresi¨®n, hasta el punto de que el sistema no pudo continuar tal como lo conoc¨ªamos. Dej¨¦ absolutamente claro lo importante que era proseguir con la pol¨ªtica de gl¨¢snost, y debo decir que empec¨¦ a ver el tiempo en t¨¦rminos de un antes y un despu¨¦s de Chern¨®bil.
El precio de la cat¨¢strofe de Chern¨®bil fue abrumador, no s¨®lo en t¨¦rminos humanos, sino tambi¨¦n econ¨®micos. Incluso hoy las consecuencias de Chern¨®bil afectan las econom¨ªas de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Algunos hasta sugieren que el precio econ¨®mico para la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue tan alto que detuvo la carrera armamentista, ya que no pod¨ªa seguir construyendo armas y, al mismo tiempo, pagar la limpieza y el manejo del desastre.
Eso es incorrecto: mi declaraci¨®n del 15 de enero de 1986 es bien conocida en todo el mundo. En ella, abord¨¦ el tema de la reducci¨®n del armamento, incluidas las armas nucleares, y propuse que para el a?o 2000 ning¨²n pa¨ªs las tuviera. Sent¨ªa en lo personal una responsabilidad moral con respecto al t¨¦rmino de la carrera armamentista. Pero Chern¨®bil me abri¨® los ojos como ninguna otra cosa lo hab¨ªa hecho: mostr¨® las horribles consecuencias de la energ¨ªa nuclear, incluso si se utiliza para fines no militares. Ahora uno puede imaginarse mucho m¨¢s claramente lo que habr¨ªa pasado si hubiera explotado una bomba nuclear. Seg¨²n los expertos cient¨ªficos, un cohete SS-18 podr¨ªa contener cien Chern¨®bils.
Lamentablemente, el problema de las armas nucleares sigue siendo muy serio en la actualidad. Los pa¨ªses que las tienen (los miembros del as¨ª llamado "club nuclear") no tienen apuro por deshacerse de ellas. Por el contrario, siguen perfeccionando sus arsenales, mientras los pa¨ªses sin armas nucleares las desean, creyendo que el monopolio del club nuclear es una amenaza para la paz mundial.
El vig¨¦simo aniversario de la cat¨¢strofe de Chern¨®bil nos recuerda que no debemos olvidar la terrible lecci¨®n que el mundo recibi¨® en 1986. Debemos hacer todo lo que est¨¦ en nuestro poder para mantener seguras y sin riesgos las instalaciones nucleares. Tambi¨¦n deber¨ªamos comenzar a trabajar seriamente para producir fuentes alternativas de energ¨ªa.
El hecho de que los l¨ªderes mundiales est¨¦n hablando cada vez m¨¢s sobre este imperativo sugiere que la lecci¨®n de Chern¨®bil finalmente se est¨¢ comprendiendo.
Mija¨ªl Gorbachov, ¨²ltimo presidente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, es presidente de la Fundaci¨®n Gorbachov en Mosc¨² y jefe de la Cruz Verde Internacional. ? Project Syndicate, 2006. Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen.
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