El mundo ¨¢cido de Richard Thompson
Imposible sospecharlo. Ni esa sonrisa jovial, ni su fren¨¦tico ritmo de trabajo, ni el pulso firme e inconfundible de la guitarra el¨¦ctrica permiten imaginar que nos encontramos ante un artista de casi 57 primaveras, cuatro d¨¦cadas de fecunda actividad y credenciales m¨¢s que suficientes para ser considerado uno de los mayores referentes vivos en la historia del folk-rock. Richard Thompson (Londres, 1949) ha grabado tres docenas largas de discos en solitario, con su ex mujer -Richard & Linda Thompson- o en los a?os ¨¦picos de Fairport Convention, pero es precisamente ahora, cerca ya de la condici¨®n de sexagenario, cuando da muestras de una creatividad m¨¢s efervescente. Su nueva demostraci¨®n de sabidur¨ªa musical, el austero pero muy intenso Front parlour ballads (Cooking Vinyl/Discmedi), coincide en el tiempo con la publicaci¨®n de su concierto para el programa Austin City Limits de la televisi¨®n estadounidense (New West/Dock) y con una apabullante caja retrospectiva de cinco discos, RT: The life and music of Richard Thompson, a¨²n pendiente de distribuci¨®n espa?ola.
"Front parlour ballads es el
t¨ªpico disco que ninguna multinacional habr¨ªa sabido colocar en el mercado", proclama Thompson desde su residencia londinense. "Ahora me siento m¨¢s libre de lo que nunca he sido en estos 40 a?os. Es asombroso: la combinaci¨®n de una discogr¨¢fica peque?a y de Internet me est¨¢n permitiendo llegar a m¨¢s oyentes de los que he conocido en toda mi carrera". Se refiere as¨ª a su apuesta de editar trabajos paralelos que s¨®lo se pueden encontrar en su web (como 1,000 years of popular music, sus ins¨®litas versiones de "las mejores canciones del milenio") y de confiar su cat¨¢logo a un sello independiente. "En los tiempos de Fairport Convention nos llev¨® 15 a?os ver el primer penique de Island, y eso que eran amigos", rememora. Ahora, qu¨¦ cosas, el material descatalogado o dif¨ªcil de localizar de los Fairport figura entre los t¨ªtulos m¨¢s demandados en los portales de descargas legales. Para regocijo de Thompson: "En estos tiempos en que disponemos de la tecnolog¨ªa id¨®nea, ?por qu¨¦ no aprovecharnos de ella?".
En las 13 canciones de Front parlour ballads hay voz, guitarras casi siempre ac¨²sticas, mandolinas, alguna percusi¨®n ocasional... y poco m¨¢s. Se trata del disco m¨¢s ¨ªntimo y solitario de su autor desde Strict tempo! (1981), justo un a?o antes de aquel Shoot out the lights, a¨²n con Linda Thompson, que la revista Rolling Stone seleccion¨® entre los 10 mejores t¨ªtulos de la d¨¦cada. "Este a?o ca¨ª de pronto en la cuenta de que ten¨ªa un pu?ado de canciones reflexivas y meditabundas, que precisaban un tratamiento m¨¢s bien ac¨²stico. Acababa de instalar mi estudio casero, as¨ª que consider¨¦ llegado el momento de probar qu¨¦ tal funcionaba...".
Quienes deseen escuchar los vibrantes solos de guitarra de Thompson -al que todas las encuestas siempre destacan entre los 50 mejores instrumentistas en la historia del rock- deber¨¢n, por tanto, esperar a una mejor ocasi¨®n. "Un solo debe prolongar la emoci¨®n de una canci¨®n, nunca partirla por la mitad. Con estas piezas tan calladas e introspectivas no parec¨ªa el recurso m¨¢s propicio. Creo que los sentimientos que mejor puedo expresar con mis solos son los de frenes¨ª y desesperaci¨®n", argumenta.
En cambio, la calidez mel¨®dica y la intensidad po¨¦tica despuntan en estas Baladas del sal¨®n principal como en las mejores ocasiones.
T¨ªtulos como A solitary life ("A veces anhelo la vida solitaria / sin padres, ni?os ni esposa / con la hermana en alg¨²n lugar de Australia / y en el sexo, no m¨¢s de hola-qu¨¦-tal") o When we were boys at school constituyen maravillosos ejemplos de su fascinaci¨®n por los personajes marginales, hostiles o ermita?os. "Como artista, me interesa en particular la gente que vive en el filo de la sociedad", corrobora, "porque su visi¨®n del mundo es la m¨¢s l¨²cida. El mejor reflejo del hombre, o el m¨¢s crudo, se encuentra en las situaciones desesperadas. Ese muchacho cruel y da?ino que protagoniza When we were... es un chaval con el que coincid¨ª en la escuela, cuando ten¨ªamos 11 o 12 a?os. Siempre me inquiet¨® su mente oscura y a menudo me pregunto qu¨¦ habr¨¢ sido de ¨¦l".
En contraste con esos hom
bres atormentados, el animoso tema que abre el disco, Let it blow, proclama: "Los peque?os traumas de la vida me recuerdan la felicidad de estar a¨²n vivo". "Eh, nadie ha dicho que esa canci¨®n sea sobre m¨ª", refuta su compositor entre risas. "Pero yo tambi¨¦n sufro peque?os y medianos traumas, como cualquiera. Lo que m¨¢s me irrita en el mundo, ahora mismo, son los pol¨ªticos. Ellos se las han bastado para convertir este planeta en un lugar cada vez m¨¢s insano".
Est¨¢ claro, 38 a?os despu¨¦s del primer disco de Fairport Convention, su ¨¢cido guitarrista fundador sigue con muchas ganas de guerra.
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