El oc¨¦ano desde una galer¨ªa

Situado frente a la Capitan¨ªa General, el parador de Ferrol impone su formalismo castrense sobre el resto de los edificios que delinean el cogollo hist¨®rico de la ciudad. Sus galer¨ªas acristaladas de aire oce¨¢nico y sus interiores atestados de cuadritos marineros, mapamundis, portulanos, catalejos e instrumentos de navegaci¨®n varios han acogido durante d¨¦cadas a lo m¨¢s granado de la Armada espa?ola, enardecida con las vistas que sus habitaciones regalaban sobre los parterres de la plaza del Almirante Fern¨¢ndez Mart¨ªn, a¨²n hoy condecorada con un ancla gigante y los ca?ones que anta?o guardaban el puerto ferrolano. Un retablo n¨¢utico cuya vigencia se explica como reflejo de un tiempo guardado en la memoria y rescatado s¨®lo a efectos decorativos por anticuarios y ac¨®litos a la moda vintage.

El parador renov¨® su imagen hace cuatro a?os, sin renunciar del todo a lo que ha sido, y por un deseo de mantenerse a flote en esta Galicia pujante del textil, el dise?o y los pazos con encanto. Sus salones y rellanos respiran ahora mejor con la luz enxebre que entra por sus amplios ventanales enmarcados en piedra. Abierta m¨¢s al vest¨ªbulo, la recepci¨®n ha dejado de ser una garita de vigilancia. Y los suelos de parqu¨¦, en parte alfombrados, resuenan menos al paso de los hu¨¦spedes. En la escalera principal reluce con mayor elegancia un fanal copia de aquel que ?lvaro de Baz¨¢n llev¨® en su galera durante la batalla de Lepanto.

Tambi¨¦n las habitaciones parecen ahora m¨¢s amplias y despejadas, guarnecidas de cortinajes en tonos ocres y colchas a juego, l¨¢mparas de perfil actual y muebles retapizados, seg¨²n el gusto ecl¨¦ctico com¨²n a muchos paradores. Se han cambiado las puertas por otras m¨¢s modernas y, gracias a la televisi¨®n interactiva, se pueden consultar las previsiones meteorol¨®gicas para la jornada, revisar la factura e incluso entretenerse con un videojuego. La insonorizaci¨®n en ellas es deficiente, aunque el tr¨¢fico en esta zona de la ciudad no resulta agobiante. Menos expuestas a los ruidos son las estancias traseras y, sobre todo, aquellas que miran al mar y a los arsenales, con la n¨²mero 25 entre las especialmente recomendables.

El cap¨ªtulo gastron¨®mico, pese a los intentos de renovaci¨®n, no acaba de asentarse en una Galicia donde siempre hubo comedores de calidade. Infalible es el pulpo a la mugardesa, natural el rape a la coru?esa y aceptable la tarta t¨ªpica ferrolana, de casta?as. Mientras que los desayunos solventan, sin desmayos ni zumos naturales, la primera ingesti¨®n de saudade que depara la jornada a este extremo de la r¨ªa.