De la mina a?eja al imperio del ladrillo
Marbella ha experimentado en las ¨²ltimas d¨¦cadas la mayor metamorfosis del paisaje andaluz
La mutaci¨®n sufrida por el pueblecito llamado Marbella, dedicado a mediados de siglo al cultivo de frutas y hortalizas y con tradici¨®n minera hasta las primeras d¨¦cadas del XX, es la hip¨¦rbole m¨¢s clara del radical cambio en el paisaje costero mediterr¨¢neo. Hasta convertirse en la tercera ciudad con m¨¢s actividad econ¨®mica de Andaluc¨ªa tras Sevilla y M¨¢laga, ese pueblo se ha transformado en un espejo econ¨®mico y tur¨ªstico para unos y un s¨ªmbolo de la corrupci¨®n urban¨ªstica para otros.
El pr¨ªncipe Alfonso de Hohenlohe se fij¨® en 1954 en un puerto desconocido pero con mejor clima que San Sebasti¨¢n y Cannes, considerados entre los m¨¢s chic de Europa. El joven pr¨ªncipe adquiri¨® una finca que nadie quer¨ªa y la convirti¨® en el Marbella Club, un hotelito muy exclusivo que fue el germen de m¨¢s y m¨¢s casitas blancas rodeadas de palmeras que brotaron como la semilla del ulterior desarrollismo.
Comenz¨® entonces una ¨¦poca floreciente y sostenible para un turismo selecto con la expansi¨®n de los hoteles de cinco estrellas y los primeros campos de golf. Personajes como Jaime de Mora, Pitita Ridruejo y la famosa jet sedujeron a parte de la burgues¨ªa banquera nacional y la aristocracia centroeuropea, que fij¨® en Marbella su lugar de vacaciones.
La ciudad prosigui¨® su desarrollo en los ochenta para comenzar una etapa en la que se internacionaliz¨® a¨²n m¨¢s y los jeques ¨¢rabes, provenientes en su mayor¨ªa del Golfo P¨¦rsico, se enamoraron de su destino. El rey Fahd de Arabia decidi¨® instalar uno de sus palacios en una colina y construir uno al estilo americano que consigui¨® generar una golosa actividad econ¨®mica y cuantiosas plusval¨ªas a partir de gastos desorbitados.
"Hay dos Marbellas que siempre han ido por separado y a veces se han tratado: la tur¨ªstica de los visitantes, y la real de la gente que trabaja", define el historiador Javier Moreno. Durante esos a?os, la expansi¨®n urban¨ªstica comenz¨® a preocupar levemente al gobierno local socialista y comenzaron las primeras restricciones a las nuevas construcciones. Es ah¨ª cuando el constructor Jes¨²s Gil entiende que sus proyectos urban¨ªsticos no reciben el apoyo necesario, y con la crisis de comienzos de los noventa, encontr¨® en Marbella un terreno abonado para su aventura pol¨ªtica. Porque tampoco disimul¨® sus intenciones. "Yo he venido a vender mis pisos", confes¨® sin tapujos en su d¨ªa el fallecido alcalde.
El primer abrazo fotografiado de Gil tras su victoria fue la felicitaci¨®n de Adnan Kasogui, el mayor traficante de armas del mundo. El electorado se dej¨® seducir por su propuesta de seguridad, empleo y transformaci¨®n de la fisonom¨ªa urbana. Pero con Gil triunf¨® tambi¨¦n una denominada "cultura de la impunidad" que justificaba el delito de guante blanco, siempre que fuera en beneficio de los ciudadanos. "La gente ve¨ªa bien que se robara si serv¨ªa para crecer", a?ade Moreno.
"?ste roba, pero por lo menos hace cosas", era el comentario m¨¢s o¨ªdo esos a?os. Gil convirti¨® el Club Financiero Inmobiliario, su sede electoral, en lugar de peregrinaje de miles de marbell¨ªes. A ¨¦l acudieron tanto promotores acaudalados con proyectos urban¨ªsticos bajo el brazo como parados en busca de empleo. La explosi¨®n vivida por la construcci¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada encontr¨® en el Ayuntamiento de Marbella una pol¨ªtica urban¨ªstica que le catapult¨®. Gil comenz¨® a firmar convenios urban¨ªsticos que superaron el medio millar, y que en su mayor parte contemplaban actuaciones sin cobertura legal en el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana (PGOU) de 1986, a¨²n vigente, y a los que incluy¨® en el documento redactado en 1998 y que la Junta de Andaluc¨ªa rechaz¨® hasta en tres ocasiones. Tras la moci¨®n de censura que derroc¨® a Juli¨¢n Mu?oz en 2003, la rotundidad de la primera teniente alcalde, Isabel Garc¨ªa Marcos, ahora encarcelada, se convirti¨® en papel mojado en pocos d¨ªas. "No vamos a conceder ninguna licencia de obras contraria al PGOU vigente", afirm¨®.
El incremento medio del n¨²mero de viviendas en los ¨²ltimos diez a?os ha superado el 30%, mientras que el censo de poblaci¨®n ha subido algo m¨¢s de un 25%. La ciudad cuenta en la actualidad con unas 30.000 viviendas irregulares impugnadas en los tribunales. Desde que Marisol Yag¨¹e ascendi¨® a la alcald¨ªa, y a pesar del descenso en el ritmo del ladrillo, la construcci¨®n y el turismo permanecen como los grandes motores econ¨®micos.
La ciudad dispone de m¨¢s de 20.000 plazas hoteleras, mayoritariamente de cuatro y cinco estrellas. Hay censados m¨¢s de 3.000 establecimientos comerciales y Marbella permanece como la tercera ciudad espa?ola, tras Madrid y Barcelona, con m¨¢s coches de lujo. En 1991, ten¨ªa censadas 49.000 viviendas. A finales de 2002 ya hab¨ªa 127.000 y la previsi¨®n era llegar a 170.000 en 2012.
Seg¨²n el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos, M¨¢laga es la provincia espa?ola con m¨¢s viviendas en construcci¨®n, por encima de Madrid y Barcelona, y Marbella ha acaparado casi la tercera parte de la actividad, aunque en los ¨²ltimos tres a?os el ritmo ha descendido. En 20 a?os, la poblaci¨®n se increment¨® de forma notable, de 70.000 a 125.000 censados, aunque estimaciones de organismos oficiales fijan una poblaci¨®n flotante superior a los 200.000 habitantes. La renta media ronda los 12.000 euros y hay nada menos que 157 oficinas bancarias.
Pero estas cifras de v¨¦rtigo no consiguen ocultar una intrahistoria lacerante. "Ha habido una huida hacia delante destructiva, y en el camino se han perdido valores culturales y democr¨¢ticos, todos esenciales", resume con tristeza Moreno.
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