Una promesa en la sepultura 42
La familia de un fusilado en la posguerra denuncia las trabas para recuperar sus restos en el cementerio de C¨¢diz
Juan P¨¦rez Dom¨ªnguez est¨¢ enterrado en el cementerio de C¨¢diz. En el patio cuarto, sepultura 42, fila primera, lugar segundo en la l¨ªnea este. Su hija Rosario trata de recuperar los restos de su padre para enterrarle, ahora junto a los suyos, en su pueblo, Setenil de las Bodegas. A pesar de la detallada localizaci¨®n del cuerpo, Cemabasa, la empresa que gestiona el camposanto gaditano, descarta exhumar los restos por las dificultades que entra?ar¨ªan los trabajos. Rosario y su hija Inmaculada Aguilar se empe?an en dar a Juan su ¨²ltima y definitiva sepultura.
A Juan se lo llevaron, mientras trabajaba de arriero cerca de Setenil, en 1942, cuando ten¨ªa 35 a?os. Dos a?os m¨¢s tarde fue condenado a pena de muerte por un delito consumado de adhesi¨®n a la rebeli¨®n militar y a 20 a?os de reclusi¨®n menor por un robo a mano armada. El 18 de diciembre de 1944 fue fusilado en el castillo de San Sebasti¨¢n. A las 8:00, seg¨²n la documentaci¨®n que ha recabado su familia. Expedientes donde consta que Juan fue condenado por rumores. Pero la lucha de su hija y su nieta va m¨¢s all¨¢ de denunciar la injusticia que se cometi¨®. Ahora su batalla es conseguir que las autoridades accedan a exhumar los restos para homenajear a Juan en un nuevo entierro en su pueblo.
Durante muchos a?os, Rosario no supo d¨®nde estaba el cuerpo de su padre. Desde Francia, donde entonces viv¨ªa, un abogado le notific¨® hace m¨¢s de veinte a?os el lugar exacto donde se encuentra Juan. All¨ª ha dejado muchas flores. Tambi¨¦n la promesa de que alg¨²n d¨ªa lo llevar¨ªa a Setenil. Fue a partir del a?o 2000, al saber que el camposanto gaditano, declarado en ruina, iba a ser cerrado, cuando intensific¨® su esfuerzo.
Las esperanzas de Rosario y su hija aumentaron despu¨¦s de que el a?o pasado el Ayuntamiento apoyara una moci¨®n de Izquierda Unida para que familiares de fusilados pudiesen recuperar los restos de sus seres queridos. Su ¨²ltima gesti¨®n ha tenido como respuesta un informe de la direcci¨®n del cementerio. En dos p¨¢ginas, exponen cuatro dificultades fundamentales: que los restos de Juan pueden estar mezclados con los de otras personas; que al haberse demolido gran parte de los nichos no es segura la localizaci¨®n del lugar exacto donde est¨¢ la sepultura 42; que sobre Juan existen otros dos cad¨¢veres m¨¢s que habr¨ªa que exhumar tambi¨¦n sin conocer si sus familiares lo autorizan o no; y que, al tratarse de una fosa com¨²n, los restos han podido moverse al ceder el terreno. Cemabasa detalla adem¨¢s que, de los 294.505 entierros a lo largo de la historia del cementerio gaditano, 182.882 fueron inhumados en fosa. De ah¨ª que se considere "totalmente desmesurado" entrar en esa labor.
Estas trabas no convencen ni a Rosario ni a Inmaculada. Cuentan con un informe del equipo de arque¨®logos de la asociaci¨®n Foro por la Memoria que rebate punto por punto las dificultades planteadas. Seg¨²n este informe, que los nichos hayan sido demolidos no impide la localizaci¨®n exacta. Desmiente que los restos tengan necesariamente que estar mezclados. Considera factible la "individualizaci¨®n" de los esqueletos. El Foro se compromete a volver a enterrar los restos de los dos cuerpos que est¨¢n sobre el de Juan y asume el coste de la operaci¨®n.
El camposanto tiene previsto cerrar a finales de a?o. Todos los restos ser¨¢n trasladados al mancomunado de Chiclana. Una pir¨¢mide recordar¨¢ los nombres de cada uno de ellos. Pero Rosario e Inmaculada quieren que el nombre de Juan P¨¦rez Dom¨ªnguez tenga su propia l¨¢pida en Setenil. Tras informar de su caso al Defensor del Pueblo, est¨¢n dispuestas a acudir a la justicia, aunque no tienen ganas de m¨¢s batallas. "?Es que no han tenido suficiente?", se pregunta Rosario. Ella s¨®lo quiere cumplir la promesa hecha a su padre. La que tantas veces le ha repetido en la sepultura 42 del patio cuarto del cementerio de C¨¢diz.
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