13 expertos acusan al Banco Mundial de falsear su ayuda contra la malaria
Los especialistas sostienen que el organismo altera datos y financia campa?as ineficaces
"Si un m¨¦dico se hubiera comportado como el Banco Mundial, habr¨ªa sido condenado por mala pr¨¢ctica". ?sta es una de las conclusiones del art¨ªculo publicado en The Lancet por 13 importantes especialistas en malaria que acusan a la instituci¨®n de haber desembolsado s¨®lo una cuarta parte de los 325 millones de euros prometidos en cinco a?os en la lucha contra la enfermedad, de alterar para su beneficio los resultados de sus iniciativas e incluso de promover campa?as basadas en tratamientos ineficaces. El Banco Mundial niega las acusaciones y atribuye los posibles errores a los pa¨ªses.
La malaria afecta a 300 millones de personas al a?o, y est¨¢ presente en pa¨ªses donde vive la mitad de la poblaci¨®n del planeta. Es end¨¦mica en muchas zonas africanas, donde es la primera causa de muerte infantil, incluso por delante del sida. Por eso en 1998 se estableci¨® una iniciativa, llamada Roll Back Malaria (RBM, Hacer Retroceder el Paludismo) cuyo objetivo era reducir a la mitad la incidencia de la enfermedad hasta 2010.
Un grupo de expertos encabezados por Amir Attaran, del Instituto de Salud P¨²blica de la Universidad de Ottawa (Canad¨¢), public¨® ayer en The Lancet, coincidiendo con el d¨ªa mundial contra la enfermedad, un informe en el que destaca el incumplimiento de estos objetivos. Los autores del trabajo cargan las culpas sobre el Banco Mundial. Este organismo, encargado por la ONU de promover el desarrollo en los pa¨ªses m¨¢s pobres, deber¨ªa ser el mayor financiador de los programas para erradicar la malaria. Pero, siempre seg¨²n los autores del estudio, no lo ha hecho.
Los 13 investigadores, algunos de instituciones tan prestigiosas como la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres o las universidades de Oxford y Harvard, destacan que en 2000 el Banco Mundial prometi¨® ayudas de entre 240 millones y 400 millones de euros en cinco a?os -"realmente, pr¨¦stamos"-. Esta cantidad fue reducida en 2002 a 160 millones de euros. Para el periodo entre 2004 y 2005, la aportaci¨®n hab¨ªa bajado a unos 100 millones de euros.
Falta de transparencia
Pero las cr¨ªticas no se refieren s¨®lo a la cantidad. Los autores tambi¨¦n destacan "la falta de transparencia en el reparto de estos fondos", y que el equipo encargado de estudiar las solicitudes hab¨ªa pasado de tener siete personas en 2002 a cero. "Con ning¨²n trabajador dedicado, el programa para la malaria pod¨ªa hacer muy poco", apuntan.
Otro aspecto que critican es que en lugar de financiar los tratamientos m¨¢s modernos (una terapia combinada que usa un extracto vegetal, la artemisinina), los programas del Banco Mundial insistieron en recomendar el uso de la cloroquina. Este medicamento -heredero de la quinina de hace m¨¢s de cien a?os-, ha ido perdiendo eficacia a medida que el microorganismo que causa la enfermedad se ha ido haciendo resistente. "Si un m¨¦dico o un farmac¨¦utico se hubiera comportado como el banco, habr¨ªa sido condenado por mala pr¨¢ctica m¨¦dica", dicen los autores del trabajo.
Los expertos estudian los casos de dos pa¨ªses especialmente importantes. El Banco Mundial se atribuye ¨¦xitos en Brasil y la India que los investigadores no han podido comprobar. "El Banco se adjudica haber evitado dos millones de casos y 231.000 muertes en Brasil", lo que seg¨²n los cient¨ªficos es falso. En la India, las recomendaciones de programas con cloroquina pod¨ªan haber extendido la resistencia de la malaria, insisten. Como conclusi¨®n, proponen que el Banco Mundial cierre sus programas y empiece de cero.
The Lancet recoge tambi¨¦n un art¨ªculo del Banco Mundial que rechaza estas cr¨ªticas. Sus autores s¨®lo coinciden con los del otro articulo en el "drama" que supone la malaria. Pero defienden sus actuaciones alegando que gran parte de los fondos que no se recogen est¨¢n dedicados a programas a largo plazo.
Adem¨¢s, indican que en algunos casos los fondos no han sido reclamados, o que los programas presentados no ofrec¨ªan garant¨ªas. Tambi¨¦n recuerdan que en las 13 oficinas para ?frica del Banco Mundial hay personas dedicadas al desarrollo de estos pa¨ªses, y que, por lo tanto, tambi¨¦n llevan proyectos de control de la malaria.
Seg¨²n su presidente, Paul Wolkowitz, el personal dedicado a estos programas ha pasado de 57 a 63 personas, aunque no se trate de t¨¦cnicos que trabajen en exclusiva, sino dentro de programas m¨¢s amplios para el desarrollo de los pa¨ªses m¨¢s pobres.
De la mosquitera a la vacuna
La malaria es una enfermedad causada por un microorganismo (el Plasmodium falciparum) que mata a un mill¨®n de personas cada a?o, la mayor¨ªa ni?os africanos de menos de cinco a?os. Est¨¢ presente en todos los pa¨ªses que se encuentran entre los dos tr¨®picos -justo los m¨¢s pobres del planeta-, donde habita el mosquito Anopheles, cuya hembra la transmite.
En los ¨²ltimos a?os se han descrito casos fuera de este entorno debidos a la facilidad en los viajes y tambi¨¦n al calentamiento, que facilita la reproducci¨®n de los insectos m¨¢s al norte.
La primera medida de protecci¨®n, y la m¨¢s barata, consiste en evitar las picaduras de la hembra del Anopheles. Como se trata de un animal nocturno, las mosquiteras impregnadas de insecticida son una herramienta fundamental. Tambi¨¦n la fumigaci¨®n de las zonas h¨²medas donde cr¨ªa.
Pero tambi¨¦n hay remedios m¨¦dicos para combatir la infecci¨®n. El m¨¢s antiguo y conocido es la quinina, la corteza de un ¨¢rbol cuyo uso por los descubridores ingleses, que lo aprendieron de los indios, dio lugar a un refresco, la t¨®nica. Pero la quinina, y otras formas m¨¢s modernas, como la cloroquina, han ido perdiendo eficacia al hacerse resistente el microorganismo que causa la malaria. Por eso desde hace unos a?os la OMS recomienda los tratamientos combinados con artemisinina, un extracto de una planta china, que se usaba desde hace siglos como remedio para las fiebres.
Como en todas las enfermedades infecciosas, estos remedios no son m¨¢s que parches a la espera de uno definitivo: la vacuna. La Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates ha aportado casi 200 millones para conseguirla. El prototipo probado por el m¨¦dico espa?ol Pedro Alonso en Mozambique en 2005 es la primera demostraci¨®n de que esta vacuna es posible.
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